Día «x» de cualquier mes, llega el periodo, te pones una compresa, la tiras, te pones un tampón lo tiras o usas la copa menstrual, la vacías y la limpias en un bucle que dura alrededor de una semana. ¿Has pensado en darle alguna utilidad a tu regla? Probablemente no, pero muchas mujeres un día decidieron que por qué no crear arte con ella.
Analicemos las ventajas: la materia prima es a coste cero, el flujo menstrual se puede utilizar como un óleo en un tapiz, es natural, no contaminante y se puede obtener durante años y años. Aunque la cantidad varía mucho de una mujer a otra, lo normal es que cada mes se pierdan alrededor de 100 mililitros, unos 28 litros a lo largo de toda la vida fértil.
La idea de la chilena Carina Úbeda surgió a raíz de que ella era alérgica a las compresas y se pasó a los paños de tela que usaban las abuelas, cada mes pensaba en cómo en cada menstruación el óvulo se perdía al no ser fecundado y organizó “Paños” (2013) una exhibición donde se podían ver 90 de las telas donde depositó durante cinco años su sangre. Al lado de cada paño colgó un fruto que simbolizaba la vagina.
Ingrid Berthon-Moine propuso un proyecto no apto para escrupulosas, convenció a varias mujeres para que utilizasen su regla como pintalabios. De ahí nació Red is the colour (2009), una serie de 12 retratos a los que les asignó un nombre como las cosméticas hacen con sus productos.
Menstrala es un término acuñado por Vanessa Tiegs para definir su colección de pinturas realizadas con su sangre menstrual y del que espera que «Quizás la palabra Menstrala se convierta en universal, como nuestros ciclos». En su web explica como a través de su obra quiere reafirmar el ciclo de renovación de la sangre prohibida y abrazar las maravillas de la feminidad ya que es una parte de la vida que se mantiene oculta pese a las íntimas conexiones cíclicas de las mujeres con el cosmos.
Ha donado los beneficios de la venta de los cuadros al Centro de Investigación sobre la Ovulación y el Ciclo Menstrual de la Universidad de Columbia Británica.
Cada uno reaccionará de manera diferente ante estas obras, pero para eso está el arte para no dejar indiferente, para provocar desprecio, para despertar emociones, para romper tabúes y para que nuestros ojos vean el mundo a través de la mirada de otros. ¿Ya has pensado cómo utilizar la tuya?
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