Garganta profunda: la revolución del porno

No es fácil poner fecha al inicio de una época, pero si tuviéramos que poner una a la última revolución sexual, bien podría ser la del estreno de la película ‘Garganta Profunda (‘Deep Throat’), 1972, que se convirtió en un verdadero icono de la liberación sexual y, con el tiempo, en el filme pornográfico más famoso de la historia.

Dirigida por Gerard Damian, pronto pasó de los cines “X” a todas las salas comerciales de Estados Unidos. Llegó a ser la película de mayor recaudación de la historia (se produjo con 25.000 dólares y recaudó más de 600 millones). No era habitual (¡ni lo es ahora!) que una película de este género fuera comercial. Y mucho menos que las mujeres vieran este tipo de cine.

El argumento (sí, es porno con una trama más o menos coherente) no tiene mucha miga, pero se las trae: Linda es una joven que no disfruta manteniendo relaciones sexuales, ya que no se siente satisfecha. Aconsejada por su madre, tiene una especie de casting de hombres que prueban por todos los medios (básicamente fornicando) complacerla, sin resultado.

Desesperada, visita a un sexólogo (Harry Reems), quien después de examinarla determina algo inesperado: la chica tiene el clítoris en el fondo de la garganta. La solución para sus problemas, concluye, es mantener relaciones sexuales empleando la técnica de la garganta profunda. (En la cual, la actriz era especialista).

Lo gracioso es que muchos de los espectadores no sabían con seguridad dónde estaba realmente el clítoris. Otros no tenían ni idea de que existiera algo llamado “orgasmo clitoriano”, ni que una mujer pudiera recibir tanto placer como un hombre en el sexo.

Lo interesante de ‘Garganta Profunda’ no es la película en sí, sino la repercusión que tuvo en la conservadora sociedad estadounidense de la época. Linda representaba el arquetipo de una mujer liberada sexualmente, que mantiene relaciones con quien quiere y se atreve a descubrir su propia sexualidad. Paradójicamente, la Linda real, la actriz, vivía sometida a su novio, como se refleja en el biopic ‘Lovelace.

No a todo el mundo le gustó esta película. En un país, en el que solo estaban permitidas las escenas de sexo “con fines educativos”, el gobierno de Nixon, comenzó una campaña de represión contra la cinta, que solo sirvió para que aumentara su popularidad. El actor Harry Reems fue condenado a cinco años de cárcel por participar en una película “obscena”, que finalmente no tuvo que cumplir.

En la actualidad el porno es solo una industria, un negocio más. Es burdo y sin argumento, no se pretende hacer arte ni contar una historia, solo satisfacer una demanda. Pero no hay que olvidar que gracias a películas como ‘Garganta Profunda’, comenzamos a perder los prejuicios y tabúes que aún perduran hoy en día.


Imágenes: Wikipedia. 

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