Al igual que en el caso de los animales, para los seres humanos el deseo sexual surge como un instinto biológico cuya única función -a priori- es dar continuidad a la especie. Sin embargo, en el caso de las personas, el sexo se concibe de forma muy cercana a otras necesidades fisiológicas como el hambre o el sueño y, como toda necesidad, para el organismo es importante saciarla.
A pesar de estos instintos propios del ser natural, muchos humanos deciden practicar la abstinencia sexual en base a valores religiosos, morales o culturales pero, ¿qué pasa cuando esta falta de sexo no es voluntaria? Según avalan diversos estudios científicos, entre ellos una investigación del Royal Infirmary de Edimburgo, esta ausencia de relaciones no deseada puede acarrear diversos problemas de salud.
En primer lugar, está demostrado que permanecer más de diez días consecutivos sin mantener relaciones sexuales puede desencadenar en una baja movilidad de los espermatozoides. Sin embargo, las consecuencias más importantes de esta abstinencia se producen a nivel psicológico.
Según los expertos, las personas que quieren practicar sexo con otros y no pueden, e incluso los jóvenes que aún no han tenido su primera experiencia sexual y que se encuentran entre los 20 y los 30 años, son propensas a desarrollar trastornos como la depresión y episodios de falta de autoestima, pérdida de confianza o frustración, problemas, todos ellos, que pueden repercutir de forma negativa en el desarrollo de la vida cotidiana.
La autoestima puede resultar dañada, sobre todo, cuando se produce un rechazo por parte de la pareja a la hora de mantener relaciones. Además, tras largos períodos de abstinencia, tanto hombres como mujeres comienzan a dudar de la eficacia de sus capacidades sexuales, sentimiento que puede conducir a miedos e inseguridades a la hora de practicar sexo en pareja en el futuro.
Sin embargo, los científicos también señalan que cuando la abstinencia se produce de forma voluntaria no tiene ningún efecto negativo para la salud. En el caso de que se trate de un ‘quiero y no puedo‘, la única alternativa es la masturbación, un remedio a medias puesto que, tal y como indican los expertos, únicamente reportaría los mismos beneficios que el sexo compartido en lo que a fisiología se refiere.
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Muy buen artículo, no tenía ni idea, ya se otro motivo que dar si me dicen que no xD
¡Si es que ya es por salud! Gracias por tu participación, un saludo 🙂