El que dijo que la Biblia es aburrida y no vale para nada está más que equivocado. En ocasiones, tiene cosas de lo más curiosas, e incluso alguna picante o subidilla de tono. Solo es necesario prestar atención a la lectura para descubrir que el sexo está muy presente en la Biblia.
Un ejemplo de ello es el origen de la palabra onanismo. Para los más despistadillos, practicar el onanismo es realizar el acto de la masturbación. Esta práctica siempre ha estado relacionada con el pecado para la Iglesia y sus practicantes. Por eso, en algún punto de la Biblia había que recoger y explicar por qué “está mal” darse placer a uno mismo.
Efectivamente, la terminología onanismo viene de Onán, personaje que aparece en un pasaje de las sagradas escrituras. No perdáis detalle a los siguientes cuatro versículos (sí, vais a leer un breve fragmento de la Biblia) que no se tratan de un sermón, sino de un dato curioso y sutil de cómo hablar del sexo.
«7 Y Er, el primogénito de Judá, fué malo á los ojos de Jehová, y quitóle Jehová la vida. 8 Entonces Judá dijo á Onán: Entra á la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y suscita simiente á tu hermano. 9 Y sabiendo Onán que la simiente no había de ser suya, sucedía que cuando entraba á la mujer de su hermano vertía en tierra, por no dar simiente á su hermano. 10 Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y también quitó á él la vida.» (Génesis 38:7-10 RVA)
Bastante claro, ¿no creéis? Para los que no lo hayáis entendido, se trata de un personaje, Onán, que se ve obligado a desposar a la mujer de su hermano. Como los hijos entre ambos serían del hermano difunto (según la tradición judía) la intención de Onán es la de no inseminar a la mujer.
Aquí es donde entra en juego el debate de la famosa frase ‘verter en tierra’. La primera teoría del significado de esta expresión sería la de la marcha atrás. Es decir, la de extraer el pene en el momento previo al clímax.
Onán, para no inseminar a la mujer de su hermano, utilizaría esta técnica milenaria para eyacular “en tierra” desechando así su semen. Esta podría ser la teoría más acertada.
Sin embargo, la teoría de la masturbación es la que finalmente ha tenido más peso al dar nombre a la práctica (onanismo, la práctica de Onán). De esta forma, Onán recurriría a la masturbación para evitar en la relación sexual posterior dejar embarazada a la mujer de su hermano.
Al final, el objetivo es el mismo, evitar la eyaculación dentro de la mujer para eludir embarazos no deseados. Lástima que la Biblia no tenga actualizaciones ya que resultaría curioso ver cómo explica (o prohíbe) los gustos sexuales del siglo XXI.
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