Las redes sociales ardieron, e incluso algunos de los diarios digitales nacionales más reputados se hicieron eco de la noticia: Leticia Sabater vuelve a ser virgen tras pasar por quirófano para que le realicen una reconstrucción de himen. La presentadora ha declarado que «se siente diferente, a estrenar», y que es para alguien especial, puesto que «nadie espera que seas virgen a los 48 años».
Prensa del corazón aparte, las cirugías de reconstrucción del himen son una realidad que está al alcance de cualquier mujer que desee volver a unir esta membrana y que pueda hacer frente a los 2.000 euros que ronda la operación. Las himenoplastias se encuentran solicitadas sobre todo por mujeres que se están obligadas culturalmente a permanecer vírgenes para su marido, como es el caso de la etnia gitana o la religión musulmana, y que tienen miedo del rechazo social o del castigo que puedan recibir -en algunos casos se llega a lapidaciones- por no tener himen. No obstante, es una de esas operaciones estéticas que ha tenido una buena acogida entre las celebrities.
El himen, cuya única función es la de proteger los genitales femeninos infantiles de infecciones, pierde toda su utilidad cuando el cuerpo genera en la pubertad otros mecanismos de defensa, como es el caso flora antigérmenes. Además, esta membrana destaca por su fragilidad, por lo que es muy probable que se rompa practicando deporte, durante la masturbación o incluso al introducir un tampón, muchas veces sin que la mujer se percate de ello.
Una vez roto, existen varias técnicas que permiten reconstruir el himen. Las más utilizada y simple consiste en la unión de los restos de membrana que puedan quedar. Pero esta intervención consigue una tela frágil, por lo que debe hacerse con poca antelación -entre tres días y una semana- antes de mantener la relación sexual para la que se quiera simular ser virgen. También existe la opción de simular el himen utilizando un material desgarrable llamado ‘Alloplant’.
Por último, se puede practicar una cirugía plástica vaginal, una intervención de mayores dimensiones que consiste en la realización de dos incisiones en el epitelio vaginal para unir las dos partes entre sí. Esta operación es más aparatosa y, a diferencia de las dos anteriores, requiere de un tiempo de reposo para que cure la herida.
Opciones hay muchas y muy variadas, sin embargo, el 44% de las mujeres no sangra la primera vez que mantiene una relación sexual con penetración, lo que para muchas culturas significa igualmente una deshonra. Por eso, antes de someterse a una intervención es muy importante sopesar sus pros y contras, puesto que, aunque se trata de cirugías menores, toda operación conlleva unos riesgos.
Imagen de portada: revoluciontrespuntocero.com