La vida en pareja no siempre es tarea sencilla. Menos aún, si una de las personas se dedica profesionalmente a la prostitución. Este argumento bien podría resumir la exitosa película cómica de Billy Wilder Irma la Dulce.

La acción ocurre en la romántica ciudad de París, pero en un escenario mucho menos encantador, los corruptos suburbios, donde los trabajadores del mercado, las prostitutas y los proxenetas conviven en armonía. Nestor, un agente de policía honrado (interpretado por Jack Lemmon) comienza a trabajar en esta pintoresca calle, y pronto, su sentido del deber le meterá en problemas.

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Irma la dulce (Shirley MacLaine), la chica más deseada de las que hacen la calle, alegre, dicharachera y de enorme corazón, se enamora de nuestro policía y este la corresponde. El problema son los celos que a Nestor le despierta el oficio de Irma. Por ello, tendrá que hacer lo imposible para conservar a su amor. A ella y a su inseparable perrita.

En esta película, son las prostitutas, las mujeres, y no los hombres, quienes tienen el control. A pesar de tener proxenetas y clientes, ellas llevan los mandos. Así se lo dice Irma a Nestor: «Yo soy la que trae dinero a casa. Y soy la mejor, pregúntale a quien quieras». La vida profesional de una prostituta no es fácil, es un trabajo como cualquier otro.

Basada en un musical de 1959 y estrenada en 1963, esta obra se llevó uno de los Óscar a los que fue nominada y no es para menos. No esperéis la típica comedia de amor, pues Billy Wilder, director de clásicos como Con faldas y a lo loco, tiene su propio y alocado estilo. Lo que sí podemos asegurar es que os hará reír y os hará reflexionar sobre las convenciones existentes en el amor y en las relaciones de pareja.

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