No, no es una frase hecha; después de leer la siguiente información no volverás a mirar a los bastoncillos de los oídos de la misma forma. Que el sexo no se basa únicamente en el binomio pene-vagina es un secreto a voces en la sociedad actual, de hecho, el anal está rompiendo fronteras y dejando de ser uno de los grandes tabúes de la sexualidad. Pero tampoco resulta novedoso afirmar que al ser humano le encanta explorar lo desconocido. Quizá por ello los términos sexuales terminen llegando a otros orificios menos comunes, como es el caso de las orejas.
Los oídos pueden incorporarse a los preliminares o incluso durante toda la relación como un punto de excitación a través de la palabra, al igual que la parte externa de la oreja es una zona erógena que puede dar mucho placer al chuparla o mordisquearla. Pero ahora la zona auditiva del cuerpo humano da un paso más en el terreno sexual mediante ¡el ‘orejasmo’!
Llegar al orgasmo a través de la estimulación de los oídos parece posible, o eso es lo que defienden los vietnamitas, quienes se encargaron de acuñar este término. El ‘orejasmo’ consiste en alcanzar el clímax del placer auricular y, tal es su auge en el continente asiático, que en algunos países se han abierto ya spas y peluquerías dedicados únicamente a la limpieza de los oídos con el objetivo de producir sensaciones tan placenteras como podría serlo un encuentro sexual.
Efectivamente, la ciencia comparte la opinión de los vietnamitas y asegura que es posible llegar al clímax a través de las orejas. La explicación es muy sencilla: la piel del interior de los oídos es tan fina que los nervios situados en esa zona resultan muy sensitivos.
Así que si sois de esos a los que hurgaros con bastoncillos os da cierto gustirrinin, quizá sea momento de ir más allá y pensar en introducir otro tipo de palos y de orificios en los juegos sexuales. Que no se diga que el misionero es la única postura, ni la vagina y el pene las únicas vías para llegar al orgasmo.
