Si se considera a la marcha atrás como una leyenda en esto de la profilaxis, hay otros métodos que podrían calificarse más bien como ‘rumores’. Son aquellas formas que podrían o no funcionar, es decir, el control de su correcta protección contra un posible embarazo no está cien por ciento asegurada, pero muchas veces cumplen su función -eso sí, dejan la puerta abierta a todas las enfermedades de trasmisión sexual-.
No son otros que los conocidos como anticonceptivos naturales. Las personas que decidan basar su protección sexual en estos métodos deben recordar principalmente tres cosas: el ya mencionado riesgo de contagio de ETS, que ‘antes de llover, chispea‘, y que el cuerpo humano es una máquina imperfecta que puede sufrir desajustes por razones tan extendidas como, por ejemplo, el padecimiento de estrés.
Hay cuatro formas de profilaxis natural, y su correcto funcionamiento exige, en todos los casos, un conocimiento exhaustivo y milimétrico del propio cuerpo. El primero de ellos es la lactancia materna. La lactancia, por supuesto, no es ningún método anticonceptivo, pero existe la creencia generalizada de que, durante este periodo, la mujer no tiene la menstruación. Lo que no se suele tener en cuenta es la posibilidad de una ovulación espontánea, en cuyo caso se puede desembocar en un embarazo no deseado.
Es una forma de protección similar a la práctica de sexo durante la regla, momento en el que también hay pocas posibilidades de fecundación pero, como las meigas gallegas, haberlas, haylas. En caso de apostar por este método anticonceptivo, también conocido como LAM (amenorrea por lactancia) es importante saber que su duración máxima -asumiendo los riesgos ya mencionados- es de seis meses tras el parto.
Otra forma natural de prevenir embarazos no deseados es el método Ogino-Knaus. Las parejas que utilizan este anticonceptivo mantienen una abstinencia sexual durante los días más fértiles de la mujer, es decir, durante la etapa de ovulación. En chicas que tienen un ciclo regular, este método puede ser efectivo, sin embargo, muchas mujeres sufren menstruaciones irregulares en las que resulta muy complejo determinar con exactitud cuáles son las jornadas de mayor fertilidad. En cualquier caso, incluso las reglas más regulares pueden verse alteradas por diversos motivos, de forma que el método ogino perdería su eficacia.
La temperatura basal, otro conocido profiláctico natural, bien podría utilizarse para complementar al ogino. No obstante, también puede dar algún que otro quebradero de cabeza. Este método se basa en las variaciones de la temperatura corporal de la mujer durante el ciclo menstrual y exige que la regla tenga una gran regularidad, además de una gran constancia para ponerse cada mañana a la misma hora el termómetro y anotar los resultados. Por supuesto, el periodo no es el único motivo de variación de la temperatura del cuerpo, el estrés, estar enfermo, ingerir alcohol o dormir poco son también causas que pueden alterar el mercurio.
En cualquier caso, se debe tener en cuenta que la temperatura es más baja al inicio del periodo menstrual y se eleva tras la ovulación. Esto quiere decir que si se sigue este método ni siquiera se puede prever con exactitud cuándo tendrá lugar el momento de mayor fertilidad, únicamente se constatará si ha habido ovulación o no.
En la línea de estos dos últimos anticonceptivos naturales se encuentra el método Billings. Ya no sería la temperatura lo que habría que controlar religiosamente cada mañana, sino que habría que vigilar los cambios en el moco cervical para determinar los días fértiles. Durante estas jornadas el flujo adquiere la llamada apariencia de ‘clara de huevo’, es decir, presenta un aspecto viscoso y elástico.
En el resto del periodo la vagina se caracterizará por una mayor sequedad y un moco cervical más denso y pegajoso. No obstante hay que tener en cuenta que, como en todos los ejemplos anteriormente citados, hay causas excepcionales -como la ingesta de algunos fármacos- que pueden alterar la apariencia del flujo vaginal dando lugar a una confusión en los días del ciclo menstrual.
Los anticonceptivos naturales, por tanto, exigen constancia, regularidad y un amplio conocimiento del cuerpo de la mujer y, ni siquiera así se puede asegurar una efectividad completa. Por supuesto, el riesgo contra ETS está implícito en todos los casos, ya que únicamente los preservativos masculino y femenino protegen la salud durante las relaciones sexuales. Puestos a follar, follemos bien.