No es la primera vez que se aborda un tema cuyo núcleo central reside en las redes sociales. La World Wide Web ha abierto una especie de «vecindario» con estas plataformas en las que todo se democratiza, y todo es todo, hasta el sexo. Cada social network tiene unas características propias que la diferencian de las demás y le permiten triunfar: Instagram se adueñó de la foto y del #postureo; Facebook permite hablar en tiempo real con los contactos, compartir contenido de interés -aunque muchas veces ese interés es cuestionable- y contar la vida de uno mismo en el muro; Snapchat se está intentando abrir un hueco con aquello de la temporalidad de la información… Y luego está Twitter.
La red social del pajarito azul cuenta, en muchas ocasiones, qué está ocurriendo en el mundo antes de que los medios de comunicación se hayan enterado siquiera. Pero, además, juega con otra baza. Mientras Facebook e Instagram prohíben contenidos en los que se muestren los pezones de la mujer, Twitter apuesta por la no censura. Esta característica hace que entre millones de usuarios, tweets y hashtags se produzca el caldo de cultivo idóneo para que surjan modas y movimientos vinculados al sexo.
Por eso mismo, no es extraño ver usuarios con un +18 detrás del nombre o encontrarse con webcamers y estrellas del porno que muestran píldoras de su trabajo en imágenes y un máximo de 140 caracteres y, de paso, suben la temperatura de la plataforma. Sin embargo, a veces el movimiento sexual por Twitter va más allá y acaba generando comunidades entorno a una etiqueta. Un ejemplo más que significativo de ello es #pajarenfe.
Este hashtag fue iniciado por Carolina Abril cuando, en uno de sus múltiples viajes en AVE, la actriz porno decidió caldear el ambiente de la red de microblogging subiendo una foto en los servicios del tren en los que, supuestamente, se había masturbado. Y voilà, se creó una etiqueta que rápidamente se extendió por los resquicios de Twitter.
Desde ese dos de junio del pasado año todo tipo de usuarios se han unido a la moda iniciada por Carolina Abril subiendo imágenes y posteando tweets de sus #pajarenfe. Tanto es así, que a día de hoy se pueden encontrar mensajes que continúan abogando por la masturbación en los trenes:
Buenos días!!!! A Valencia en AVE…#pajarenfe alguna mujer o pareja para jugar?
— chico_parejas (@xicomad38) noviembre 9, 2015
#PajaRenfe para quitarme el stress!! llegando tarde para sesión de fotos con @Mayahomerton para @gorkinha 😑😑😑 pic.twitter.com/GqfnaCAnMv — Irina Vega (+18) (@irinavega) octubre 21, 2015
Hoy toca #pajarenfe en honor a @Carolina_Abril_pic.twitter.com/9yNnK7O98E — alex_bcnbcn (@alex_bcnbcn) septiembre 17, 2015
Quién sabe si #pajarenfe abrirá una vía de ligoteo sobre raíles, tal y como plantea el primero de estos ejemplos. Lo que sí está claro es que el impacto que ha tenido la etiqueta es muy importante numérica y temporalmente. Cosas de las redes sociales, que tan pronto informan sobre catástrofes naturales, como hacen más amenos los trayectos en tren. Visto de esta manera, que tiemblen los medios de comunicación porque, si Twitter ya informa y entretiene, solo le queda formar a la sociedad.