Para muchos hombres las mujeres son una verdadera incógnita. Son la personificación del misterio humano, con una mente prodigiosa que, de vez en cuando, consigue confundirlos y les trae algún que otro quebradero de cabeza con los síes que se refieren a noes y los ‘no me pasa nada’. Pero basta de topicazos, por favor. Ni ellos son tan simples, ni ellas tan enrevesadas.

Lo que sí puede resultar complejo de entender para aquel que no lo sufre en sus propias carnes es el ciclo menstrual. Aunque parezca mentira en pleno siglo XXI, para muchos hombres, e incluso para algunas mujeres,  la regla continúa siendo esa semana en la que se vuelve complicado practicar sexo. Sin embargo, hay muchas opciones y la abstinencia no tiene por qué ser una de ellas. Es cierto que hay muchos rumores que pueden causar confusión, como la típica creencia de que las mujeres no pueden quedarse embarazadas durante la menstruación. Error. Así que ya va siendo hora de que tanto ellos como ellas sepan cómo funciona cada engranaje de esa compleja máquina que es el organismo femenino.

En primer lugar hay que tener en cuenta la duración del ciclo. Muchas mujeres tienen menstruaciones irregulares, por lo que lo habitual es que el periodo completo se extienda de entre 23 a 35 días, aunque generalmente se habla de 28 jornadas como medida temporal estándar. Una vez se produce el sangrado, lo usual -aunque no tiene por qué cumplirse a rajatabla, cada mujer es un mundo- es que dure entre tres y siete días. Pero entonces, ¿qué pasa con las tres semanas restantes?

Generalmente el ciclo menstrual dura entre 23 y 35 días. | Fuente: Wikipedia.org.

El inicio del ciclo –día 1– se contabiliza a partir de la primera jornada de sangrado menstrual. En estos días iniciales es normal que las mujeres experimenten dolores producto de las contracciones del útero, ya que lo que se expulsa durante esta  semana es el endometrio, una capa que recubre la matriz y que se ha ido engrosando durante los días anteriores para prepararse ante una posible fecundación.

Existe la creencia popular de que durante los días de sangrado es imposible que la mujer se quede embarazada. Como se apuntaba anteriormente, esta afirmación es un error. Desde luego las posibilidades de fecundación disminuyen notablemente pero, aunque mínimas, las continúa habiendo. En los días de regla los ovarios no deberían liberar ningún óvulo, sin embargo, debido a que algunas mujeres tienen ciclos irregulares o simplemente más cortos, a veces es difícil determinar con exactitud el momento en que se producirá la ovulación. Además, factores externos, como el estrés, pueden alterar el ciclo, y con él todas las fechas asociadas a cada fase.

Si a esta cuestión se le une el hecho de que los espermatozoides pueden permanecer dentro del aparato reproductor femenino de tres a cuatro días, queda claro que hay probabilidades de embarazo. Son mucho menores que durante otras jornadas del ciclo, sí, pero lo recomendable es que se tomen precauciones si la pareja no se encuentra en busca de la paternidad.

La maquinaria se pone en marcha

A partir del mencionado día 1, los ovarios comienzan un nuevo proceso para generar un nuevo óvulo fértil y, con el, se aumenta la segregación de estrógenos, hormonas sexuales encargadas de que se forme el endometrio. Esta primera fase se extiende más o menos hasta la mitad del ciclo menstrual, que en ese idioma temporal estandarizado se correspondería con el día 14.

La fecundación puede producirse también durante el sangrado menstrual. | Fuente: Flickr.com.

Durante esa jornada de mitad de ciclo se produce la ovulación. Los ovarios expulsarían el óvulo fértil en ese día 14, y este se desplazaría por las trompas de Falopio hasta el útero para poder ser fecundado. Por tanto, se considera que los días de mayor fertilidad de una mujer se corresponden con las tres o cuatro jornadas anteriores y posteriores al día 14.

En esta semana, aproximadamente, es cuando las probabilidades de embarazo se disparan, sobre todo durante el día de la ovulación. Si se mantienen relaciones sexuales sin protección, se produce la fecundación y el óvulo consigue adherirse a las paredes uterinas, lo normal es que nueve meses más tarde nazca un bebé. De lo contrario, comenzará la segunda fase del ciclo menstrual.

Del subidón de los estrógenos, al bajón de la progesterona

Los días posteriores a la jornada 15 se caracterizan por el aumento de los niveles de progesterona, otra hormona sexual que suele venir acompañada de sensación de debilidad, piel reseca y continuas ganas de comer. Si no se produce la fecundación, el óvulo fértil se descompone y los niveles de las hormonas sexuales caen de forma abrupta. Esta fase debe durar entre diez y 16 días.

En la cuarta semana se produce el llamado síndrome premenstrual, que suele producir sensaciones poco placenteras, tales como angustia, decaimiento físico, retención de líquidos, aumento de peso, náuseas o estreñimiento. Finalmente, el día 28 -que como se apuntaba al inicio puede ser del 23 al 35, según el cuerpo de cada mujer- termina el ciclo y comienza una nueva semana de sangrado menstrual.

Aunque teóricamente los calendarios de fertilidad e infertilidad son sencillos de interpretar, cabe la posibilidad de que los ovarios desprendan un nuevo óvulo en cualquier momento, así que siempre es mejor prevenir que curar. Lo más aconsejable es anotar regularmente los días en los que comienza la menstruación para tener un control sobre la duración general de los ciclos y conocer mejor el cuerpo de cada una.

Imagen de portada: lacopamenstrual.es.

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