Esta primera línea ha sido borrada ya en varias ocasiones. Todos los comienzos son difíciles, eso dicen, pero más que empezar, lo que realmente cuesta es terminar algo. Rematar un artículo tiene su dificultad, si nos lo llevamos al terreno periodístico, que es el nuestro; pero por supuesto también cuesta dejar atrás una relación, poner el broche de oro a un polvo y mirar con melancolía a un año que, dentro de unas horas, nos dirá adiós y pasará a ocupar una cifra más en nuestra memoria.
He tenido la suerte de poder escribir la última entrada de este 2015 que tantas alegrías ha supuesto para El Sexo Mandamiento y rematar la faena de 365 días de una carrera de fondo haciendo lo que más nos gusta, por supuesto, con alguna que otra piedra en el camino.
Me gustaría decir tantas cosas que probablemente no las leeríais todas. En primer lugar, darte las gracias a ti -permíteme que te tutee, somos ya casi viejos conocidos- que un día más has entrado a leer lo que estos periodistas apenas graduados tienen que contarte. Acabamos de conseguir el título, pero de ilusión vamos sobrados. En 2015 hemos crecido mucho. Cada día nos leéis más y eso nos hace profundamente felices y nos anima a seguir trabajando duro para ofreceros informaciones de calidad en un área tan poco trabajada como es la educación sexual.
Sin duda, el hito de este año que ya se nos escurre de entre los dedos es que nos escuchéis. Nuevamente de la ilusión conseguimos crear un programa de radio modesto pero coqueto que llega a más personas de las que podíamos incluso soñar en un primer momento. Y, por si fuera poco, La Ser y Es Radio Castilla y León nos cedieron sus ondas para hablar un poquito de lo nuestro. Vuestros ojos y vuestros oídos nos hacen felices, amigos.
Qué balance de Nochevieja tan positivo. Pero, aunque suene a tópico, lo que más nos importa en El Sexo Mandamiento no son los números, sino las personas, y si de algo vamos sobrados en esta familia es de eso, de calidad humana. Este proyecto nació de tres pares de manos, pero pronto el trabajo nos desbordó; fue ese el momento en el que acudieron amigos y amigas a ayudarnos a seguir cuidando de nuestro pequeño retoño. Y voilá, la unión hizo la fuerza.
Juan, Janire, sin vosotros no existiría tinta con la que escribir estas líneas. Formamos equipo en busca de un aprobado y acabamos con un sobresaliente y algo sobre lo que volcar nuestras ganas de comernos el mundo poniendo letras sobre papel. Gracias por vuestra ilusión, por seguir creyendo y por soñar juntos que algún día podremos vivir de esto.
Los refuerzos llegaron con Paula y Sergio, ya ausentes en este proyecto. Sin ellos los meses duros podrían haberse transformado en un punto y final, pero juntos resurgimos de nuestras cenizas cual ave fénix. Fer puso, y pone, toda su alma cada semana en una mesa técnica para salvar los kilómetros de distancia que separan nuestros cuerpos, pero que jamás separarán nuestros corazones. Jimmy Redhoe, la voz y la pluma más pícara que han pasado por aquí, nos dio una lección de prosa, de amistad y, porque no decirlo, de seducción. Gracias por seguir a nuestro lado cuando las cosas se tuercen un poco.
Cleto, Álex y Raquel, con vuestras voces nos habéis dado esperanza y ganas de continuar creciendo pasito a pasito en este proyecto. No hay palabras que puedan compensar el esfuerzo que invertís en hacer algo bonito cada semana. Y gracias, por supuesto, a todos nuestros colaboradores externos; a quienes nos envían relatos, vivencias personales o reportajes: sin vosotros esto se quedaría como nos gusta aquí: en bragas. En el mismo estado nos encontraríamos sin la ayuda de Mario, nuestro ingeniero y webmaster gracias al que esta página continúa existiendo.
Pero, sobre todo, gracias Alicia por convertirte en el referente docente, emprendedor e incluso periodístico que tanto necesitábamos. De tus magistrales clases nació esta idea, y a día de hoy no has parado de ayudarnos.
Este artículo, amigos y amigas, es una oda al placer, pero desde un punto de vista muy distinto al que os tenemos acostumbrados. Es una reivindicación del derecho a dedicarnos a algo que nos guste y nos llene como personas, a recibir placer de nuestra profesión. Ese gozo, junto con el amor y la ilusión son los pilares que nos mantienen aún en este proyecto y el salario que recibimos cada mes por dedicarnos a él. Quizá algún día veamos recompensas económicas pero, como os decía, los números por ahora no nos importan.
Aunque, no nos engañemos, hay una cifra que hoy está de moda, y es el 2016. Huele a incertidumbre, deseos, promesas y propósitos. Quién sabe dónde estaremos todos dentro de un año, lo importante es disfrutar el presente y, para El Sexo Mandamiento, el presente sois vosotros. Gracias por tanto.
Efectivamente, es más duro terminar algo que comenzarlo. Feliz -y sexual- año nuevo, nos leemos.
Imagen de portada: Wikipedia.org.
Un comentario en «Y nos dieron las uvas»
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