El placer obtenido por la masturbación es totalmente diferente al goce producto de relaciones sexuales con otra -u otras- personas. La autosatisfacción bien puede ser un sustituto del sexo en pareja en épocas de sequía, pero también debe entenderse como un complemento a este último, pues la exploración del propio cuerpo se vuelve imprescindible a la hora de comprobar qué es lo que más te excita.
Sin embargo, la masturbación puede volverse monótona, al igual que ocurre con los preliminares o la estructura de la relación sexual, que se tornan aburridos si siempre suceden de la misma forma. Por ello, tan importante es introducir novedades en el coito como en los juegos en solitario, para descubrir nuevas formas de excitación y, sobre todo, de placer.
Una buena opción es recurrir al uso de juguetes eróticos. Pero a veces, la urgencia del calentón o simplemente la economía hacen que no se pueda disponer en ese preciso momento de un vibrador o una vagina a medida, por ejemplo. No obstante, esto no implica que haya que limitarse al legendario, mítico e histórico movimiento de mano y dedos, porque con un poco de ingenio y con ayuda de objetos cotidianos se puede obtener mucho placer.
Vibraciones y baño para ellas
Aplicar un movimiento vibratorio sobre el clítoris hace las delicias de casi todas las mujeres. Tener un buen vibrador a mano puede ser una solución rápida para obtener placer de esta forma, pero también existen opciones alternativas. La lavadora es una de ellas. Este electrodoméstico ya está dotado de un cierto erotismo, puesto que, junto a la encimera, puede ser una buena opción para mantener relaciones del tipo ‘aquí te pillo, aquí te mato’ y, de paso, probar posturas nuevas.
Pero la lavadora también tiene usos sexuales en solitario, sobre todo si aún se está en posesión de un aparato antiguo que en el momento del centrifugado cobre vida propia. Existen varias posibilidades para aprovechar las vibraciones de la lavadora en beneficio del placer. La primera de ellas es sentarse sobre el electrodoméstico, de forma que los genitales tengan contacto con él y puedan beneficiarse de su movimiento.
Si además se tiene un vibrador sin pilas o un dildo, se puede introducir estando en la misma posición y automáticamente las vibraciones se extenderán hasta el juguete. Es una buena forma de proporcionar placer en el clítoris y en el interior de la vagina. Un uso similar tiene el cepillo de dientes eléctrico, con ayuda de este utensilio se pueden conseguir orgasmos magníficos. Además, tiene la ventaja de ser más manejable y poder ejercer un mayor control sobre él a la hora de aplicarlo sobre las zonas que más placer den.
Por si fuera poco, el cuarto de baño puede transformarse en un lugar idóneo para la masturbación. La utilización de la ducha para alcanzar el clímax es un ejemplo mítico de autosatisfacción femenina. Y no es para menos, el chorro a presión de agua caliente sobre la zona genital puede conseguir un placer diferente y muy intenso.
El momento del secado también puede ser óptimo para aliviarse. Si se utiliza crema corporal tras ducha, se puede aplicar una pequeña cantidad sobre el clítoris para masajearlo de forma más placentera. Otra opción es recurrir al uso de la toalla, ya que al introducirla sobre las piernas -tumbada sobre la cama, mejor- y frotar el pubis sobre la tela de felpa también se puede alcanzar un buen orgasmo.
Simulación de otra persona para ellos
La masturbación masculina quizá esté más atada al uso de las manos, pero esto no quiere decir que siempre haya que realizar el movimiento de la misma forma. Algunas de las opciones más conocidas por la sabiduría popular son o bien dormirse la mano que se va a utilizar, o directamente usar la contraria a la habitual -la izquierda si eres diestro, y viceversa-. Con estos ‘trucos’ supuestamente se consigue la sensación de que es otra persona la que da el placer.
Pero también se puede simular el sexo oral. Para ello es necesario utilizar lubricante y colocar la palma de la mano mirando hacia la cara mientras sostiene el pene. El miembro se introduce entre los dedos índice y corazón, que deben permanecer relajados a modo de labios, y se procede al típico movimiento de sube-baja en esta posición. Otra opción es imitar directamente la penetración de un vagina, algo tan sencillo como agarrarse el pene con ambas manos tumbado en la cama y realizar los movimientos con la pelvis y no como en una masturbación al uso.
Si se quieren utilizar otros objetos, se puede recurrir, por ejemplo, a una sábana de una tela suave, como puede ser la seda. Es tan sencillo como cubrir el pene con con ella y realizar la estimulación por fuera, de forma que el glande esté en continuo roce con la sábana. Este contacto ofrece una sensación y un placer completamente distintos.
Infinitas son las opciones e ilimitado es el ingenio humano cuando el calentón aprieta. No te conformes con las masturbación habitual y contempla nuevas opciones que puedan proporcionar placeres distintos. Eso sí, siempre con cuidado, que la autosatisfacción también tiene sus riesgos. Nada de introducir objetos peligrosos en la vagina -como botellas o vegetales- o meter el pene en lugares que puedan llevar a urgencias en lugar de al orgasmo. En la precaución también está el placer.
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¡Tenemos una nueva forma de masturbación! Y viene a cargo de uno de nuestros lectores, @luimome, que nos escribió al correo para felicitarnos por el artículo y contribuir a expandir el conocimiento de El Sexo Mandamiento. Chicos, coged lápiz y papel y apuntad otra manera de autoexplorar vuestro cuerpo y daros placer:
«Acostado boca abajo se mete el pene entre dos almohadas y se prensa con el mismo cuerpo de uno, puede colocársele una media de felpa al pene o un vibrador de masaje plano. Da unas muy buenas sensaciones y ¡¡simula una chica!! «
¡Muchísimas gracias, Luis, por ponerte en contacto con nosotros y ayudarnos a mejorar! El Sexo Mandamiento somos todos y nos encanta estar en contacto con nuestros lectores, así que si os apetece contribuir con alguno de nuestros artículos, no dudéis en escribirnos a elsexomandamiento@gmail.com.
Un comentario en «La excitación agudiza el ingenio»
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