Hace un par de meses os hablábamos del caso del prelado que salió del armario. La Iglesia Católica, escandalizada, le expulsó de la curia y le depuso de desarrollar cualquier actividad docente de las que dirigía en el seno del Vaticano.
La noticia se difundió como la pólvora por todos los medios en cuestión de horas y amenazó con denostar los preceptos del cristianismo, ya denostados por los múltiples casos de pedofilia que han lastrado en los últimos años a la institución religiosa. Esta vez es un caso de heterosexualidad el que salta a la palestra, y no de cualquier curilla, sino de la figura en relieve de la Iglesia: el Papa.
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Pero tampoco se trata de cualquier Papa. Juan Pablo II es, a todas luces, el más querido por jóvenes y no tan jóvenes. Varias generaciones vieron en él el paradigma de humildad, paz y espiritualidad que predica el cristianismo y que pocas veces logra cumplir. Karol Wojtyla (1920-2005) se fue tan silencioso como vino, sin crear ningún escándalo, sin una declaración controvertida, sin una sombra en una intachable trayectoria eclesiástica.
Once años después de su fallecimiento han salido a la luz una serie de cartas que relacionan al máximo pontífice con una filósofa de origen polaco, con la que mantenía una «intensa amistad». Según documentos gráficos, Anna Teresa Tymieniecka estaba enamorada de Wojtyla, con el que se llegó a citar en el propio Vaticano y en varias ocasiones fuera del Estado Pontificio, en excursiones a las montañas o a practicar esquí.
Este no es el único devaneo, si así se le puede llamar, de Juan Pablo II. Wanda Poltawska, psiquiatra, esposa y madre de seis niñas. Su relación duró más de 50 años y era sabida por toda la familia. Él le llamaba ‘hermanita’ y las hijas de su supuesta ‘amante’ le mentaban como ‘tío Karol’. No eran poco frecuentes escapadas durante varios días a la montañas de Cracovia, como explica el periódico El País.
Asimismo tuvo varios escarceos antes de su proclamación como religioso. De muy joven se le relacionó con una vecina de Wadowice, su ciudad natal, y más tarde, cuando trabajaba como obrero en la empresa química Soda Solvay se enamoró de Irka Dabrowska, hija de uno de los directores de la fábrica.
El Papa tuvo varios idilios antes de ser ordenado sacerdote
Si Anna fue su gran amor, como así expresan sus cartas; y Wanda fue una gran amiga, Halina Królikiewicz fue su primera novia formal, como apuntan varios medios. Halina era la llamada ‘novia del Papa’, una mujer de belleza arrebatadora, actriz del grupo Rapsódico de Cracovia y compañera de escenarios de Wojtyla.
Todos somos humanos, interceda o no Dios en nuestro día a día. Krzystof Charamsa dio el primer paso abriendo la puerta a los homosexuales reprimidos dentro del Vaticano y ahora, aunque de forma póstuma e indirecta, es Juan Pablo II quien da una lección de sensatez. La carne es humana y nadie se puede casar con alguien tan etéreo como Dios. El ‘Papa bueno’ no deja de ser bueno por sus affaires con mujeres, solamente se convierte en ‘Papa bueno y más humano’.