Burlas, insultos, empujones, puñetazos, patadas… cada semana una nueva agresión a personas LGTB, especialmente en Madrid, pero también en el resto de España.
¿Por qué? ¿Qué está pasando? ¿Qué nos está pasando? ¿Estaremos siendo víctimas de una LGTBfobia que agoniza pero se niega a morir y persiste imponiendo su reino del miedo y del odio? ¿Estaremos siendo víctimas de una política que se olvida de nuestra existencia, de nuestros problemas?
¿Estaremos siendo víctimas de unas fuerzas de seguridad que no toman las medidas suficientes para parar a aquellos que, impunemente, siguen agrediéndonos cada día? ¿Se ha olvidado la sociedad española de que existimos? Muchas preguntas que juntas forman el origen de nuestro problema, solo falta encontrar la solución.
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Quizás podríamos empezar por la escuela, reivindicando a nuestros gobiernos y a nuestros centros escolares medidas para concienciar al alumnado y parar de una vez el acoso escolar LGTBfobo, castigando como debe ser las burlas a las que se ven sometidos nuestros alumnos con una opción sexual diferente y crear campañas para detectar a ese tipo de alumnado y trabajar por su igualdad.
También podríamos reivindicar a nuestros gobiernos campañas a pie de calle igual que se hacen contra la violencia machista o contra la pobreza para visibilizar estas agresiones de las que somos víctimas. Asimismo para concienciar sobre la desigualdad de la que aún hoy en día somos víctimas, ya que la concienciación es la base para que la gente entienda que aún en el siglo XXI seguimos siendo ciudadanos de segunda en muchos aspectos.
Sí, se podría hacer todo eso y más, mucho más, pequeños granitos de arena que juntos pueden formar el camino hacia la igualdad. Solo hace falta voluntad.
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La LGTBfobia está destinada a extinguirse, no le queda otra, especialmente en España donde cada vez la aceptación hacia el colectivo LGTB es mayor, incluso en los ámbitos más conservadores. Cierto es que habrán países que aún tardarán unos años más, quizás unas décadas, pero es solo cuestión de tiempo y de voluntad para acelerarlo.
No creo que España sea un país LGTBfobo, para nada, simplemente hay un diminuto sector que se niega a aceptar la realidad y que, en vez de aceptar cada vez un poquito más al colectivo LGTB, se va haciendo más y más violento, de ahí ese auge de las agresiones LGTBfobas, y continúa ignorante, imponiendo su reino del odio. Pero ese sector está solo y solo morirá, porque no le queda otra opción.
Desgraciadamente si seguimos así, sin tomar medidas, tendremos que seguir siendo testigos de estas nuevas agresiones semanales, aunque siempre podemos aceptar que la LGTBfobia es un grave cáncer en nuestra sociedad, al igual que lo es el racismo, el machismo, la aporofobia, la serofobia y tantas otras formas de odio y de ignorancia que hay que extirpar para que así todos podamos convivir en paz sin que un amor valga más que el otro, sin que haya ciudadanos de primera y de segunda.
Hasta entonces seguiremos recordando que la LGTBfobia mata, nos mata.
Ninguna agresión sin respuesta, ¡basta de LGTBfobia!
Autor: @franpardo_. Activista LGTB.