La sexualidad y las afinidades sexuales no entienden de límites, fronteras ni normas establecidas. La libertad sexual simplemente se acata en los márgenes de la legalidad y el consenso y, una vez cumplidos estos requisitos, abre multitud de vías en las que el destino es el disfrute y el placer. Por tanto, hay vida más allá de los genitales. De hecho, el fetichismo de pies es una de las afinidades sexuales poco habituales más interesantes, puesto que ofrece muchas certezas y otros tantos interrogantes.
También conocido como podofilia, el fetichismo de pies es una afinidad sexual en la que esta parte del cuerpo se convierte en objeto de deseo para muchas personas. La excitación puede llegar tanto a través de su visualización, la interacción con ellos o incluso tras tocarlos y lamerlos. Son los hombres los habituales fetichistas de pies en forma de devoción hacia los femeninos, aunque esta tendencia también se puede encontrar en el plano homosexual masculino.
En España, Arola Poch, psicóloga, comunicadora y sex blogger, es una de las voces más autorizadas sobre este fetiche sexual. Junto con Sergio Martín dirige la Spanish Foot Fetish, un evento señalado en los calendarios de estos fetichistas y de una alta comunidad relacionada con el mundo del sexo. Para Poch, esta filia es la excitación sexual producida por los pies, simplemente por esta parte del cuerpo (al verlos, acariciarlos, olerlos, besarlos…).
Desde el Salón Erótico de Barcelona Apricots (SEB), Claudia Simón es la responsable de eventos y de espacios tan particulares como el que aborda el fetichismo de pies. El abanico de posibilidades es amplio, y en muchas ocasiones es la imaginación la que manda y ordena: «las más habituales son los masajes, los besos y chuparlos. Para mí las más extrañas son las cosquillas (tickling) en aparatos medievales donde los pies se inmovilizan en cepos donde el que recibe las cosquillas no puede moverlos».
Basta con indagar ligeramente entre los principales sitios porno internacionales para percatarse de que la podofilia tiene una alta cantidad de adeptos. Los vídeos que combinan pornografía con la parte final de las extremidades inferiores reúnen lametones, masturbación con los pies, sumisión, tacones y encuentros lésbicos donde los pies son los principales protagonistas, aunque suelen servir como introducción al clásico desarrollo de estas escenas.
Pornhub, el sitio web especializado en porno más popular en el mundo, acoge hasta 155 vídeos en su canal de pies y la friolera de 9.201 usuarios suscritos a las actualizaciones. Estos contenidos alcanzan un total de 14.833.332 reproducciones a la realización de este reportaje, una muestra de que el fetichismo de pies cuenta con muchos simpatizantes internacionales. En Redtube, casa muy popular en el mundo del onanismo, el canal Foot fetish alberga un total de 101 vídeos y cuenta actualmente con 207.323 vistas y 392 fieles suscriptores pendientes de nuevas publicaciones.
El fetichismo de pies, desde dentro
En una red social como Twitter, foro de encuentro para toda clase de afición, existe una comunidad importante de usuarios que disfrutan de este fetiche. Basta con rastrear la etiqueta #footfetish para encontrar tanto difusores como consumidores de toda clase de pies, tanto en contenidos audiovisuales pornográficos como en imágenes estáticas.
El tuitero @crazyforfeet señala que fue ya en la infancia, con unos 10 años, cuando le gustaba ver los pies a sus tías. Con este usuario se cumple la máxima de que son los femeninos los que más atraen la atención, y es que «me encanta ver los pies de una mujer» cuando está manteniendo relaciones sexuales. No obstante, destaca que además de los pies también encuentra excitantes los pechos femeninos, ya que no se cierra exclusivamente a esa parte.
A su vez, con respecto al consumo de pornografía, la persona que utiliza esta cuenta disfruta de esta clase de contenidos: «me encanta todo el porno pero si puedo ver pies me hace más feliz, amo cualquier tipo de pie». Esta afinidad sexual, pues, es amplia pero no excluyente.
Por su parte, estas pautas son muy similares con otra persona fetichista de pies, Al M. Serrato, autor de la novela Los pies descalzos de Laura. Sus inicios en esta atracción brotaron a los 13 años y también ve irresistibles los pies femeninos y ver a mujeres descalzas. En cuanto a las prácticas sexuales, «me encanta el dangling (ver el pie en tacones) y un buen footjob (masturbación con los pies) siempre es excitante«. Son los pies descalzos los que más le gustan, si acaso cubiertos por medias de nylon y a poder ser estrechos y delgados, aunque no demasiado, mientras que su consumo de pornografía no incluye fetichismo de pies.
Otro de los adeptos a la podofilia es el usuario @cerdolamepies, que ya indica su afinidad en el nombre de la cuenta. Sus inicios son ligeramente posteriores, hacia los 16 años, con Internet como fuente. Asimismo, solo se ve excitado por los pies femeninos y cuenta con una gran experiencia en juegos relacionados con los pies: «con los años he conocido cientos de juegos y variantes en los que intervengan los pies y complementos como calcetines o calzado. He probado muchos y uno de los que más me gustan es jugar con un poco de humillación jugando con pies sudados y sucios».
«La mayoría de la pornografía que consumo está relacionada con este fetichismo, aunque de vez en cuando veo otros contenidos», señala esta persona. En cuanto a los pies que más disfruta, la clave la tienen las plantas: «hay complementos (uñas pintadas, anillos, tobilleras, algunos calzados o calcetines…) que ayudan a que unos pies me gusten, pero tengo que ver y me tienen que gustar las plantas de los pies».
Tal y como señala Poch, las palabras de estos usuarios se acogen a lo habitual en este fetichismo: «la mayoría de fetichistas son hombres, que pueden sentirse atraídos por pies femeninos o masculinos, pues hay bastante fetichismo en el mundo homosexual«. No obstante, no hay un porqué acerca de esta situación.
De acuerdo a esta especialista y con respecto a la procedencia de esta atracción, las teorías giran en torno a una vinculación entre los pies y el erotismo, mientras que otras señalan que los genitales y los pies ocupan zonas contiguas en el cerebro y que se crean enlaces entre sí. Muchos fetichistas, en palabras de Arola Poch, inician esta atracción desde su infancia y es en la adolescencia cuando aportan una connotación sexual.
Dado que hay una latente demanda de estos contenidos, la oferta no se hace esperar y hay actrices y trabajadores sexuales que tienen en esta parte del cuerpo una especialidad a la hora de proporcionar placer. La poseedora de unos de los pies más ambicionados y seguidos del panorama foot fetish es Talia Mint, modelo erótico que tiene en los pies una de los grandes atractivos para su nada escaso público.
Para Mint, que acumula más de 27.000 usuarios de Twitter pendientes de sus actualizaciones y de sus fotografías, donde sus pies tienen un peso específico, además de las explicaciones de las dos expertas anteriores, añade que hay un componente de dominación y sumisión muy importante: «se trata del deseo de servir y estar a los pies de alguien. De hecho, chupar pies ajenos puede verse como satisfacer a un maestro superior y admitir la inferioridad. Verse atraído hacia esta idea puede ser el primer paso para descubrir nuestra versión sumisa».
El consumidor del fetichismo de pies
Dado que esta afinidad sexual no es solo cosa de unos pocos, sino que se trata de una comunidad en expansión, los salones eróticos y los eventos específicamente dedicados al mundo del sexo acogen de muy buen grado a este colectivo. Si hay en España, e incluso en Europa, un acontecimiento en el que la sexualidad sea máxima protagonista, ese es el Salón Erótico de Barcelona Apricots (SEB).
En el SEB, el rincón foot fetish lleva haciendo las delicias de los máximos aficionados a los pies desde 2015. Allí, Arola Poch y Sergy Martín tienen un papel decisivo para complacer a los asistentes regulares, que saben lo que buscan, e iniciar a los inexpertos, «que acuden por curiosidad y salen entusiasmados», según afirma Claudia Simón.
A su vez, considera que «hay una expansión del fetichismo de pies en España, cada vez son más las personas que entienden que los pies son una extremidad de placer único«. Como en cualquier práctica sexual, el catálogo disponible es bastante amplio y son los intervinientes los que se encargan de acotar las reglas y el terreno del juego: «básicamente, es o tocar o que te toquen los pies, zapatos (tacones), tobillos con las manos, con la lengua… lo importante es que las partes se pongan de acuerdo«.
Imágenes cedidas por Talia Mint y disponibles en su página web.
Los fetichistas de pies se dividen en dos sectores, según relata la experiencia de Talia Mint. Por un lado, cabe destacar a aquellos que piden vídeos para verla pintarse las uñas, echarse crema en los pies y las plantas o masajearlos. Los más activos quieren que se los ponga en el rostro, metérselos en la boca y todo aderezarlo con conversaciones donde verse humillados. Por tanto, ratifica la opinión de los fetichistas consultados, cuyas aficiones coinciden con el relato de esta modelo.
«Incluso me piden olerme los pies sucios y limpiarlos con su lengua para sentirse inferiores», destaca esta modelo estadounidense, a quien sorprende que otro grupo prefiere acariciarle los pies tras haber hecho ejercicio, y sospecha que esto se debe a «la cara de relajación, que puede ser muy sexual, de cuando me hacen estos masajes y los tengo cansados».
Los pies más deseados de España dependen, por tanto, del ojo que los mire, aunque los de las dos especialistas consultadas están muy cotizados cuando se celebran salones o convenciones en los que mucha atención recae de tobillo para abajo. Por lo tanto, este componente del erotismo tiene un peso importante, y es que «los pies son muy sensibles, como demuestra la ciencia de la reflexología. Dejar los pies fuera de nuestra sexualidad es olvidar algo que nos puede dar mucho placer», como afirma la especialista del SEB.
Por su parte, Talia Mint descubrió lo deseada que podría llegar a ser esta parte de su anatomía cuando en una sesión fotográfica ordinaria, sin desnudo mediante, el fotógrafo alabó las plantas de sus pies. No fue entonces cuando descubrió a los adeptos al fetichismo de pies, sino cuando se percató de que los suyos eran atractivos.
¿Y qué demanda un consumidor de esta afinidad sexual? Talia señala que no hace nada fuera de lo común, nada que no hiciera para mantener los pies cuidados: «no hace falta tenerlos perfectos, hay quien quiere verlos sucios, con ampollas o plantas dañadas, mientras que otros solicitan que lleven una buena pedicura o solo les interesa la forma del pie, sin importar su estado».
Dado que una parte considerable de estos fetichistas recurre a sus servicios a través de Internet, esta modelo se adapta a las demandas de cada uno de estos clientes. Ella apuesta por mantener los pies cuidados, pues «no me importa ensuciarlos en un momento si los piden así para un vídeo y lavarlos después para el siguiente». Lo mismo ocurre con el esmalte para las uñas, que va variando en función de lo que exija la persona al otro lado de la pantalla.
Como ocurre con cualquier afinidad o gusto, tanto sexual o de cualquier ámbito, no existen perfiles homogéneos de personas que sean fetichistas de pies. La sexualidad es libre, y Mint lo corrobora cuando señala qué tipo de consumidores quieren disfrutar de sus pies: «es difícil acotar un grupo, vienen de diferentes esferas y tienen distintas personalidades. Parte de mis fans son hombres bien colocados y en buena situación, otros quizá no puedan permitirse otras clases de fetiches».
Para todos aquellos que todavía crean que excitarse con los pies ajenos, incluso sucios o con ampollas, sea extraño y censurable, Talia Mint tiene una reflexión que se puede aplicar a cualquier área de nuestra personalidad: «nuestros gustos se construyen a partir de nuestras propias experiencias, así que varían mucho de persona a persona». Y el fetichismo de pies, como cualquier otra afición, no es excepción.
Me gustan, me encantan los pies bonitos de la mujer…