Cuentan que tras la llegada del alcalde Óscar Puente (Valladolid, 1968) al despacho consistorial de Valladolid se retiraron unas cortinas negras que hacían oscura una sala desde la que se domina la plaza Mayor de la ciudad porque el anterior alcalde, Javier León de la Riva, no quería que se le viera desde fuera. Esta apertura luminosa se ha extendido a un ayuntamiento que en una soleada mañana de febrero alberga una entrevista poco común en materia política en la que el sexo es la protagonista.
Óscar Puente, acompañado de su inseparable jefa de prensa, Franca Velasco, se sienta con nosotros para hablar de sexo sin pelos en la lengua. Durante treinta minutos distendidos, solo interrumpidos por alguna carcajada y el resonar del reloj, Puente nos atiende a Estefanía Chamorro, plumilla en ciernes, y a mí con un lenguaje no verbal que se revela que no le importa hablar de sexo, sobre todo cuando pasan los minutos y se va soltando en sus respuestas.
Dicen que los de Valladolid somos fríos y aquí está su alcalde hablando de sexo en una entrevista. Cómo hemos cambiado.
La verdad es que nunca me lo había planteado, algunas cosas las estamos cambiando. Valladolid es una ciudad víctima de los clichés, no creo que seamos tan fríos, hay de todo, como en todos los sitios. Ahora el gobierno municipal tiene otro marchasmo, un toque más dinámico y más moderno. Vamos a meternos en harina.
Rara vez un político se anima a hablar de sexo. ¿Le falta mojarse a la clase política?
Hay demasiados políticos prefabricados y acartonados, con demasiados miedos. Hay que tener miedo a hacer las cosas mal, somos humanos y el ciudadano entiende mejor que el político sea natural a que meta la mano en la caja o haga ilegalidades. Hay que tener menos miedo a expresarse y más a hacer las cosas mal o como no es debido.
Aunque en los últimos tiempos se está humanizando a la clase política, ¿cree usted que la sociedad ve a los políticos como los ángeles, sin sexo?
Quizá en eso este país separa mucho lo personal de lo político, es posible que se le vea al político como un ser asexuado. También es verdad, como contrapartida positiva, que somos una sociedad que no juzga mucho la vida privada, es un valor importante. La sociedad americana me parece que tiene una gran hipocresía porque entra en un territorio que nada tiene que ver con lo público. Su vida privada es suya, siempre que no incida en su trabajo, y hay que respetarla. Esta sociedad la respeta.
¿Usted cree que una vida sexual sana, buena, en un político repercute positivamente a la hora de hacer su trabajo de cara a la sociedad?
Creo que influye en cualquiera, cualquiera que tenga que hacer un trabajo, y más si es un trabajo de responsabilidad. Es una parte de la salud, si estás sano y tienes una vida saludable y plena acaba siendo positivo para tu trabajo.
¿Cree que un político que hable más de sexo beneficia a su imagen?
No lo sé, no me planteo las cosas en esos términos. Trato de ser lo que soy porque es la forma más cómoda de vivir. Si te pasas la vida fingiendo formas parte de una imagen distorsionada y alimentas una mentira, no sería cómodo para mí.
Yo trato de mostrarme como soy, si gusta, pues bien y si no, qué le vamos a hacer. Hasta aquí hemos llegado siendo fiel a ese planteamiento, si ha funcionado ¿por qué cambiar? Y si no funciona qué le vamos a hacer. Igual que yo en Twitter llevo mi cuenta y a veces soy heterodoxo, no quiero tampoco engañar a nadie.
No pretendo que en mi cuenta de Twitter se vea que soy un político perfecto, un tipo inmaculado que no se calienta, que no da alguna mala contestación. El ciudadano no se va a llevar a engaños, el que siga mi cuenta sabe lo que hay. Y si vota sabe a lo que se atiene, no se va a llevar una sorpresa luego. No va a decir «este tío me ha engañado, pensé que era más correcto y resulta que es un broncas», yo creo que es lo más honesto.
Quizá se vea a los políticos como seres asexuados, pero somos una sociedad que no juzga la vida privada
Habla usted de las redes sociales y la exposición que generan ante el electorado. ¿Piensa que a la política le ha faltado desnudarse más ante el votante?
Le ha faltado y le sigue faltando, hay una obsesión por lo políticamente correcto y mantener una determinada imagen. Es una obsesión por hacer creer al ciudadano que somos de una determinada manera cuando somos personas como los demás. Es mucho mejor mostrarse como uno es.
El año que viene en verano tocan elecciones municipales y su estrés, presión, responsabilidad… ¿Cómo puede ayudar una vida sexual activa en un momento tan complicado a nivel de actividad personal?
La cuestión es más bien, en esos momentos, cómo te afecta a tu vida sexual normal. Hay temporadas que manejas muchísimas preocupaciones, estrés y eso afecta a tu vida normal y diaria. ¿Cómo hacer para que la campaña sea mejor? Es que la campaña y el estrés inciden en lo otro y te resta, tu cabeza está en otras cosas y tu vida no es la normal, la habitual.
Henry Kissinger decía que el poder era el mayor de los afrodisíacos. En apenas unos años, usted ha pasado de cierto anonimato a ser un nombre conocido en el escenario político municipal y nacional. ¿Llevaba razón Kissinger?
Me he hecho esa pregunta, sí que es verdad que notas que hay una atención completamente diferente a la anterior. No sé si es el poder o la fama. Creo que la gente está más pendiente de la fama, bien porque sea político, televisivo… Creo que a la gente le chifla el famoso, no tanto el poder.
(Piensa) Salvo que alguien buscara que a través del sexo o de las relaciones con un poderoso obtener algún rédito, salvo eso, y eso es algo imposible que se vea en algo cotidiano en una persona que acabas de conocer, yo creo que no se plantea que tú le puedas beneficiar del poder que tienes. Tiene un punto incluso de fetichismo, a mucha gente le pone el decir que ha estado con un famoso, creo que es más eso que el propio poder.
¿A usted le pone ser alcalde?
A mí me pone ser alcalde (risas de Franca). Es lo que he querido ser toda mi vida, desde que tengo uso de razón, estoy haciendo el trabajo que me gusta. A cualquiera le pone disfrutar con lo que hace, y yo disfruto mucho con mi trabajo.
Para Giovanni Sartori, uno de los grandes especialistas en comunicación política de esta época, vivimos en la videocracia y del poder de la imagen del candidato sobre el programa y las ideas. Usted es portavoz y compañero de uno de los políticos más atractivos del momento, Pedro Sánchez. ¿Cree que Sánchez ha ganado votos por ser atractivo?
La imagen es importante, claro, cómo no, y está estudiado. Hay quien dice que tener menos pelo, y lo he leído, inspira menos confianza. La imagen del líder tiene un componente físico, y es algo que se ve. Ves a Vladimir Putin enseñando el torso, bañándose, montando a caballo… hay un componente físico en el liderazgo. Y si tienes un buen físico es algo que puede ayudar. Pero la imagen es algo más que el físico, la imagen es también el discurso, la personalidad, desde mi punto de vista.
El físico ayuda, pero si no hay un programa detrás, ¿cree que no sirve para nada tener una imagen atractiva?
Bueno, a Putin le ha servido en Rusia, eso y controlar Rusia hasta llevarla a ser una pseudodemocracia. Se habla mucho de otros países, pero hay miedo a meterle mano y hablar claramente de países como Rusia y su democracia dudosa, bastante precaria. Hace falta más, a uno no le votan por ser guapo, hacen falta más cosas.
Entonces, ¿qué cosas le hacen falta a Pedro Sánchez para ser más atractivo hacia su electorado, así en confianza?
Creo que Pedro es un líder que se está forjando. Tiene todavía una mochila que rellenar, la ha rellenado mucho en el último tiempo con elementos como la credibilidad en las decisiones que tomó el año pasado y la valentía que mostró, la está rellenando con discurso político y un proyecto. Como líder que se está forjando necesita rellenar su mochila, no es un líder hecho como Rajoy y sus carencias y virtudes, pero que ya es un hombre que ya está hecho. Pedro va en la dirección adecuada, está haciendo el trabajo que tiene que hacer y, si tiene margen y tiempo, desde mi punto de vista tiene las cualidades y madera para ser el líder que España necesita.
¿Piensa que a Pedro Sánchez el tópico de que es un político guapo y atractivo, de lo que tanto se ha hablado, le ha podido perjudicar a nivel del mensaje político que proyecta o perder seriedad?
Al principio pienso que fue así, pero a medida que crece y llena esa mochila eso ha pasado a segundo plano. Al principio se hacían bromas con ‘Guapemos’, eso ha pasado a la historia, él se ha ganado el respeto de mucha gente y en la línea en la que está el físico ya es segundo plano.
A mí me pone mucho mi trabajo, a cualquiera le pone disfrutar con lo que hace, y yo disfruto mucho
De vuelta a los cambios a nivel de popularidad al llegar a la esfera política, ¿la exposición de ocupar un alto cargo impide alguna locura sexual más viable como miembro anónimo de las bases de un partido?
(Risas). Solo por el nivel de observación que tiene uno como alcalde de una ciudad como Valladolid, a cualquiera se le ocurre un desliz, se enteraría todo el mundo.
¿Hasta qué punto juega el factor ideológico para hacer más atractiva a una persona hacia otra, hacia verse atraído hacia personas afines ideológicamente?
Yo creo que eso tiene más que ver hacia una relación más duradera, porque ese tipo de afinidades al final afloran y dificultan una relación. Me resultaría complicado tener una relación estable con una persona que tuviera claras diferencias ideológicas conmigo, que viera las cosas de una manera muy distinta. Creo que el amor no da para tanto, a pesar de lo que digan, pero para una cuestión sexual esporádica creo que no importa tanto, desde mi punto de vista.
Tania Sánchez, Pablo Iglesias, Irene Montero… son solo algunos casos de recientes relaciones entre políticos de un partido. ¿Pasar tanto tiempo con tus compañeros de formación, lista o escaño puede crear tensión sexual resuelta o no resuelta?
Es evidente que cuando uno convive mucho tiempo con la misma gente, está comprobado que entre los compañeros de trabajo suele haber rollos, evidentemente es consecuencia del contacto. Es un tema que me ha generado siempre mucho… no diré rechazo, pero sí cierta prevención. En la carrera llevé a rajatabla no tener relaciones con nadie del entorno de los estudios, entendía que interfería en mi objetivo.
Con el tema del trabajo siempre he sido muy estricto, nunca he tenido ninguna veleidad con compañeras de trabajo, no me lo he permitido. El refrán este que no voy a citar (risas) es bastante sabio, mezclar estas cosas al final distorsiona el propio trabajo, hay que ser serio. Es verdad que hay gente que no lo podrá evitar o no tiene esa fuerza de voluntad, pero yo siempre he creído que el trabajo va por un lado y hay espacio suficiente para buscarse la vida en otros sitios.
Habla usted de un refrán que va sobre ollas.
Efectivamente.
Hace no mucho vimos besos en el Congreso y se formó cierto escándalo pese a la homosexualidad de figuras visibles en el escenario político español como Maroto o Iceta. ¿Estaríamos preparados para que un presidente del Gobierno español saliera del armario?
Absolutamente. En eso somos un país ejemplar, aunque sigue habiendo cierta homofobia en ciertas partes de la sociedad. Es sobre todo hacia los fenómenos más evidentes de la homosexualidad, por ejemplo, hay cierta homofobia con la transexualidad todavía. Creo que la homosexualidad en España en general está integrada y aceptada, no creo que hubiera ningún problema por tener un presidente homosexual.
Hasta hace bien poco, aunque lamentablemente las elecciones no apuntaron en esa dirección, había una expectativa de que Iceta podía ser presidente de la Generalitat y nadie habló de que su condición sexual lo perjudicara, creo que en ningún caso estuvo en la mente del votante. España está preparada para tener un presidente gay o lesbiana.
En el caso de Valladolid, más local, ¿cree que los vallisoletanos también son así?
Absolutamente. Valladolid es una ciudad abierta y tolerante, se pone la bandera del Orgullo gay y no hay problemas, encabecé la manifestación y no pasó nada. Somos mucho más abiertos de lo que se nos pinta. Pero bueno, es mi opinión.
Pablo Iglesias dijo en 2015 que le iban a dar «sexo y látigo» a Artur Mas. Albert Rivera se despelotó hace unos años. ¿Es más golfa la nueva política?
(Piensa). Sí que es verdad que tienen a lo mejor más frescura y están menos encorsetados en algunas cosas, es posible, es posible. Lo que no quiere decir que esté de acuerdo con todo lo que hacen en ese aspecto, hay cosas que particularmente me chirrían un poco. Vienen, eso es verdad, con menos miedos, a lo mejor ahora se van reconvirtiendo e imitan al comportamiento de lo que llaman viejos políticos, se está viendo en algunas cosas. Creo que han venido con más frescura y un poco más abiertos.
La nueva política viene menos encorsetada y con menos miedos
En las pasadas elecciones generales se habló mucho del posible sorpasso, del adelantamiento de la nueva política hacia los partidos clásico como el PP o el PSOE, pero el bipartidismo, con cierta amenaza, se ha mantenido vigente. ¿Cree que al electorado español, tanto en derecha como en izquierda, le gustan mayores?
(Ríe a carcajadas). Esa canción se la he puesto de broma en el 50 cumpleaños de un amigo, se la pinché para que no se le bajara la moral. (Piensa). No lo sé, no lo sé… No sé, creo que hay gustos para todo, en la política y en la vida, como en el sexo, no hay reglas. Hay gente para todo, gustos para todos y ya está.
¿Cuál cree que es la postura sexual que se podría aplicar más en política?
(Ríe abiertamente con Franca). Seguro que el doggy-style es el que dirían los ciudadanos, que se sienten así yo creo. No lo sé, en política probablemente se pueda visualizar el kamasutra entero según la situación.
¿Por qué hay tantos divorcios entre los partidos de izquierda? ¿Por qué tantas idas y venidas y no se logra que se acuesten definitivamente?
Es una buena pregunta en una ciudad con un matrimonio de izquierdas bien avenido (el PSOE gobierna en coalición con Valladolid Toma la Palabra y Sí se puede). La izquierda, lo digo mucho, en este país tiene una historia de enfrentamiento y luchas cainitas de las que no acaba de desprenderse. Aquí hemos decidido que no, que nos tenemos que entender. ¿Por qué en otros sitios no se entiende y aquí sí?
Es fruto de mucha circunstancias, aquí venimos de 20 años de derecha con mucho hartazgo, mucha soberbia y mayorías absolutas muy apisonadoras y con cierta sensación de que la derecha aquí había arrollado y no había dejado un mínimo para la izquierda. Luego hay un proyecto de ciudad compartido, hay muchas similitudes y algunas diferencias. Lo que hemos decidido es poner sobre la mesa las similitudes y abandonar diferencias.
En el resto de España da la sensación de que no hemos tenido bastante Rajoy, en Valladolid tuvimos mucho León de la Riva y dijimos «hasta aquí hemos llegado». Parece que en España ponemos más sobre la mesa las diferencias que los puntos en común e impide que se consume el matrimonio.
¿Qué papel cree que debe tener la mujer en una sociedad como la actual a nivel de empoderamiento, en favor del feminismo que ya irriga la política?
La mujer lo que debe tener es igualdad de oportunidades con el hombre, como no la tiene estamos enmarcados en un proceso de discriminación positiva hasta que no haya esa igualdad, que habrá que forzarla, y en eso estamos. Estamos forzando listas cremallera, gobiernos paritarios… forzando cosas que deberían ser naturales, y hasta que no lo sean no queda otra, y el que no lo entienda no entiende la realidad.
La mitad de la población está infrarrepresentada y discriminada, y no por razones objetivas, hay tanta valía en el ámbito femenino como el masculino. La cuestión es que vivimos en un mundo que opera en torno a unas reglas claramente masculinas, tenemos que cambiarlo. Un ejemplo reciente es que hemos planteado que el candidato de España al consejo del BCE fuera una mujer, no la hemos puesto nombre pero hemos dicho que sea una mujer porque hay muchas mujeres igual o mejor preparadas que Luis de Guindos, pero el Gobierno ha preferido tirar con un hombre.
Hay mucha gente que no lo ha entendido y dice que estamos poniendo el género del candidato por delante antes que su cualificación, estamos diciendo que hay mujeres muy cualificadas para ocupar el puesto. Es un ramillete enorme, pero es impresentable que de 25 miembros haya solo dos mujeres, eso hay que decirlo porque no es la realidad en el mundo ni la que queremos.
¿Está España preparada para una mujer presidenta del Gobierno?
Creo que sí, ya hay muchos casos de presidentas autonómica, alcaldesas… ¿por qué no una presidenta del Gobierno? No ha sucedido porque de momento no ha habido una candidatura que haya concitado una mayoría, yo no veo ningún problema en que lo fuera.
Sin embargo, tenemos todavía a Mariano Rajoy, que pese a todos los problemas dura, y dura y dura y dura. ¿Cuál es el secreto de este conejito de Duracell con barba?
Pues que leyó y escuchó a Camilo José Cela decir que en este país el que resiste, gana, y se ha aplicado la máxima a rajatabla y se dedica a resistir, y resistiendo lo ha conseguido. Él gana pero el que pierde es el país, el país está necesitado de otro gobierno y de alguien que esté a la altura de la situación y las necesidades.
¿Y qué puede y debe hacer la izquierda para empujarlo de la cama?
Ponerse de acuerdo. Dejar a un lado los egos, poner encima las coincidencias y poner encima el país, eso es lo que debería hacer la izquierda.
En Estados Unidos, una de las democracias más antiguas del mundo, ha habido dos Impeachments (mociones de censuras) en 250 años de democracia y ambas han tenido relación con el sexo. Uno se debió a Garganta profunda, peli porno de la época; y otro a Clinton y su affaire con Lewinsky. ¿Debe acompañar la vida ejemplar del político a su esfera dentro de su mando o puede hacer lo que quiera?
A eso me refería antes, en España es inconcebible porque se respeta la privacidad. Somos una sociedad mucho menos hipócrita, siempre he creído que en la vida hay que ponerse las barreras justas pero no saltárselas. En América se ponen muchas barreras pero se saltan constantemente, se ponen la barrera de la fidelidad conyugal como algo sacrosanto y están todo el día de lío en lío.
Yo creo que eso aquí no sucede, la gente lo que quiere es que cumplan su trabajo y son exigentes, pero luego en su vida que hagan lo que quieran, no hay un juicio moralista de la vida privada de los políticos. Por eso en EEUU se pueden producir estas cosas, que un Impeachment aparezca porque un señor haya tenido un lío con una becaria, puede ser reprobable y quizá, como decía antes, el lugar de trabajo no es el lugar adecuado para eso.
En todo caso, con su trabajo como presidente, Clinton cumplió más que con nota, dejó un legado y lo hizo bien para su país, lo que haga de cintura para abajo a mí particularmente no me interesa nada, es su vida, siempre, claro, que sea consentido, que es otro territorio.
Bastante tendrá usted con su cintura para abajo. Siendo político, alcalde, algo que lleva 24 horas y no una jornada laboral, más sus redes sociales, más los jaleos de una ciudad como Valladolid, más la portavocía del PSOE, los líos internos del PSOE… y voy a parar porque podríamos estar largo rato.
¡Según lo has dicho he pensado «Dios mío, qué vida llevo»!
Y esa vida tan intensa que lleva usted, ¿la puede luego dejar a un lado, encerrarla en el armario y tener su vida íntima activa y una vida sexual sana, o se queda en la cabeza como un runrún?
Afecta, afecta (piensa). Cuando tienes tantas cosas en la cabeza no es tan fácil desconectar, aunque tampoco es invalidante, dificulta pero no invalida.
¿Algún truco para que no invalide?
Depende de los momentos, hay momentos más liberados y otros peores. Va en función de los días, no hay trucos, hay semanas tranquilas, algo raro, pero que todo fluye de repente y no te vas a casa con un peso encima de la hostia. Hay otras que te sale dermatitis, estrés… el estrés es terrible en este trabajo.
¿A usted qué le pone más, una victoria municipal en 2019 y un gobierno nacional dirigido por Sánchez o una noche a solas con su pareja?
Son cosas distintas. Desde el punto de vista sexual indudablemente una noche con mi pareja, pero lo otro tiene un morbo que no es estrictamente sexual, son cuatro años, y noches con una pareja puede haber más (ríe en alto), pero una noche de victoria electoral son palabras mayores.
¿Hay orgasmo comparable al de ganar unas elecciones?
Los orgasmos son mucho mejores que ganar unas elecciones. Las elecciones… (medita), hay quien cree que es una expresión, pero todo forma parte de un proceso. El orgasmo es una cosa momentánea, esto es algo que es más duradero, no es cuestión de una noche de alegría repentina.
Yo he vivido derrotas electorales muy duras y tienen una noche muy buena, pero cuando ganas esa misma noche de éxito empiezas a pensar que no es como ganar Operación Triunfo, esto es ahora una gran responsabilidad asumir determinadas limitaciones… Una victoria electoral tiene una doble cara, un orgasmo solo tiene una.
¿Le hubiera gustado leer estas preguntas a su antecesor en el cargo (Javier León de la Riva)?
Pues mi antecesor en el cargo era un tipo bastante sexual, por lo que uno sabe. El tema sexual le interesaba mucho, de hecho fue ginecólogo, era un hombre bastante abierto, al menos en el tema dialéctico, en el tema sexual. Era un tipo bastante locuaz, probablemente hubiera hecho una entrevista divertida.
Gracias por mojarse. ¿Quién le gustaría que se mojase con nosotros?
(Ríe) Espero que la gente que os sigue y está interesada en el trabajo que desarrolláis vosotros y se acerca al tema sexual con la mente abierta vea a un político natural. ¿Y a quién nominaría? A José Luis Ábalos, es un tío muy divertido.