Uno de los objetivos de El Sexo Mandamiento es que los lectores disfruten de nuevas experiencias en el dormitorio y que nada reviente esa pequeña burbuja de felicidad o, en este caso, esa goma. Al año se utilizan más de 5.000 millones de preservativos, es uno de los métodos más populares para protegerse de ITS y embarazos no deseados. Y no es para menos, la efectividad del condón es del 97 % como contraceptivo y del 95 % como escudo frente a las enfermedades.
Como todo, puede haber casos en los que falle y, muy a menudo, es culpa de los amantes. Abrir un profiláctico con las uñas, los dientes o las tijeras presa de la urgencia por salir al ruedo puede provocar microroturas en la goma. Es aconsejable tomarse las cosas con calma y utilizar el abrefácil antes de provocar daños en ese fiel amigo que es el condón. Las prisas no son buenas en ningún caso y mucho menos en la cama.
Pese a su gran resistencia (pueden soportar hasta cuatro litros de líquido), hay otros errores que pueden provocar su ruptura. Es normal que se reseque si la relación sexual se prolonga, que no esté correctamente lubricado hace que la superficie pueda rasgarse. Hablando del líquido elemento; usar vaselinas, aceites o lubricantes con base oleosa degradan el látex. Es recomendable que el lubrificante sea a base de agua o, en caso de duda, consultar las instrucciones del envase.
Sin prisa al poner el condón
Las prisas también pueden hacer que los intrépidos amantes coloquen mal el condón. Al sacarlo del envase no se debe tirar de él demasiado y cuando se coloque sobre nuestro fálico amigo hay que asegurarse de apretar el reservorio. Dejar mucho aire entre el pene y la goma hará que este explote y se rompa.
La vida que ha llevado este pequeño gran trozo de látex antes de salir del envoltorio también es importante. Hay que cerciorarse de que la fecha de caducidad no se ha pasado, tampoco hay que apurar hasta el último momento para usarlo. Si faltan pocos meses para que pase la fecha es mejor tirarlo a la basura y comprar un paquete nuevo. Por otro lado, hay que evitar exponerlo demasiado al sol, a la luz y a ambientes con temperaturas extremas que puedan dañarlo. Llevarlo en un bolso o en la cartera es la mejor manera de no olvidarse de él pero también es la mejor manera de desgastarlo o perforarlo. Es preferible llevarlo en una funda especial o en su caja original.
Elegir la talla correcta es fundamental. Una talla de condón demasiado grande hará que se deslice sobre el pene e incluso que se quede dentro de la vagina. Una talla pequeña no solo provocará molestias en el caballero que lo use, sino que puede hacer que reviente. Usar dos condones a la vez tampoco asegura doble protección, de hecho, la presión y fricción desgatarán ambos preservativos. Ni que decir tiene que un condón no se puede usar dos veces, no solo es antihigiénico sino que reduce su efectividad.
Aunque puedan parecer apuntes básicos o un poco tediosos hay que tenerlos siempre en cuenta, ser precavidos puede ahorrar disgustos en el futuro. O en el presente.