Tú también puedes ser un listo que todo lo sabe de sexo

«No te irás a la cama sin saber una cosa nueva» no es un deber, es una responsabilidad. Con la cantidad de estímulos que hay a nuestro alrededor y las vías de acceso a información, tendría mucho delito no empaparnos a cada momento de todo lo que nos rodea. Bien lo sabe El listo que todo lo sabe, un Alfred López que se ha lanzado al campo del sexo para demostrar que es fácil aprender mucho más sobre el ámbito sexual.

Ya está el listo que todo lo sabe de sexo ya está en las librerías para confirmar que no hay ámbito de la cultura actual e histórica en la que lo sexual no tenga presencia. Desde el idioma hasta prácticas sexuales de hace siglos o milenios, todo regado con etimologías, curiosidades de personajes históricos o costumbres variopintas, López recopila 240 curiosidades que contextualizan cómo han cambiado sexualmente los tiempos.

La principal aportación de este manual no es solamente que el lector se convierte en un pequeño experto sobre el mundo del sexo, sino el mensaje que proyecta. Un repaso inicial por el índice y hojear tranquilamente el libro basta para constatar que hay información de la que aporta que bien podría estar en un libro de texto de las escuelas.

Como el propio autor indica, el sexo va más allá de lo reproductivo o de la salud que demanda para disfrutarlo totalmente. ¿Por qué no iban a saber los miembros de toda una generación que el rey Alfonso XIII era muy aficionado a la pornografía y pedía representaciones para su propio uso y disfrute en unos tiempos en los que el cine hacía sus primeros pinitos en España?

Este repaso por la cultura e historia del sexo bien merecen aquello de «El listo que todo lo sabe», pero hay que admitir que recopilar estos 240 episodios de la sexualidad no es algo sencillo. Alfred López es honesto con sus fuentes y señala de dónde viene su información, así que muestra un profundo rastreo por diccionarios de épocas pasadas en busca de conocer etimologías y evoluciones dentro de expresiones que están en boca de todos y que tienen siglos de uso.

Una de las principales ventajas de este libro amarillo tan bien ilustrado por Marta Contreras es la ligereza con la que se puede leer. Se trata de episodios con una mayor o menor longitud, pero siempre aptos para ir avanzando sobre ellos en ratos tontos. Además, juega con la ventaja de que el sexo es algo que se queda fácilmente adherido a nuestra memoria, así que difícilmente uno se olvida de dónde viene aquello de «El coño de la Bernarda» una vez conoce las explicaciones pertinentes.

Dicho sea de paso, este listo que todo lo sabe se esfuerza por tocar temáticas de todo tipo. No es sencillo ponerse a escribir y abordar temas tan distintos y sensibles como el de la salud sexual minutos después de haber narrado las andanzas sexuales del Papa fornicario. En ambos casos vuelve a conseguir captar la atención del lector y desarrollar sus conocimientos, que no es poco.

Sería curioso ver qué pasaría si a unos adolescentes de entre 13 y 16 años se les pusiera delante esta obra. Una juventud tantas veces criticada por no leer y por desarrollar una sexualidad arriesgada podría descubrir el sexo con normalidad, naturalidad y buen rollo. ¿Por qué no saber que la hija de un emperador romano era particularmente promiscua mientras aprenden sobre el desarrollo de una civilización que ha marcado la Historia?

Todos, especialmente los más jóvenes, necesitamos estímulos para aprender y formarnos como personas. En materia sexual no se produce excepción y son apuestas como las de este listo que todo lo sabe las que pueden conseguir acercar el sexo a quienes lo conciben como algo artificioso o vulgar.

¿Acaso es vulgar saber que Carlos I tuvo una hija bastarda con su abuelastra? Compruébalo en la página 224.

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