Hoy Juan, mi marido, tenía que hacer unos repartos para su trabajo, así que decidió llevarme con él. Así él estaba entretenido y yo disfrutaba como la buena perrita que soy cuando no están nuestros hijos delante.
Me vino a buscar sobre las diez en el camión, lo cual provocó la primera dificultad: subirme en el camión con un vestidito de verano, sin bragas y con el huevo vibrador delante de nuestra casa a la vista de todos los vecinos.
En principio y hasta la primera parada solo charlamos y jugó con el huevo, pero de repente paró en una cuneta, abrió mi puerta y empezó a besarme y tocarme. Hasta ahí todo bien, pero claro, no iba a ser tan simple, sacó unas pinzas de madera a las que le había pegado unas chinchetas, lo que las hacía mucho más placentero-dolorosas.
Puso dos en mi coño y una en cada teta, me estimuló dejándome al límite sin dejarme correr y luego me encadenó con unos grilletes que él mismo había fabricado, los pies y las manos, así que iba de copiloto en un camión, encadenada, con chinchetopinzas y un huevo vibrador en el coño.
Cuando llegamos a la siguiente parada mis pezones estaban a punto de estallar, y cuando Juan paró en una acera y me dejó allí encadenada casi me da un infarto de los nervios, sobre todo cuando pasó un coche de la Guardia Civil al lado del camión. Me imagino la situación si hubiesen parado a pedirle los papeles. Antes de irnos de allí me quitó los grilletes y las pinzas e hicimos nuestra primera parada de descanso.
Entramos en la parte de atrás del camión y empezó a azotarme, en un momento dado noté que me azotaba con algo distinto, pero la verdad no me pareció especialmente doloroso hasta que me lo enseñó, era una pala llena de puntiagudas puntas. Después me folló el coño y la boca mientras me golpeaba el coño, su coño, para que fuese más diligente con mis habilidades orales, me provocó unos cuantos orgasmos y tuvimos que retomar el trabajo.
Cuando finalizó y antes de dejarme en casa volvimos a hacer una parada, volvió a pinzar mis pechos y a golpearlos con su pala nueva, me tumbó sobre la plataforma y empezó a golpear mi culo con la pala y la vara dejando un bonito punteado en él, que me encanta sentir cada vez que lo apoyo, como por ejemplo ahora.
Volvió a provocarme unos cuantos torrenciales orgasmos con su polla, su boca y sus manos lo cual me trasporta todo a otro mundo, son momentos donde todos mis problemas se disipan hasta desaparecer. Solo existen mis ganas de satisfacerle, y mis ganas de aguantar cualquier dolor que me infrinja sólo por verle satisfecho.
He llegado a un nivel en el cual mis orgasmos son secundarios, obviamente me encanta disfrutarlos, pero podría prescindir de ellos si Juan me lo pidiese. Si los disfruto, y mucho, también es en parte por lo mucho que se divierte él provocándomelos. Fue una mañana estupenda y distinta, un día de trabajo memorable.
Autora: @guerreradark.