Hércules, una máquina sexual además de un cachas

El otro día estaba charlando con Estefanía, compañera de El Sexo Mandamiento y entre una cosa y otra nos pusimos a hablar de Disney. Así fue como me envió el siguiente vídeo, protagonizado por Hércules y me brindó la idea para este reportaje.

A ver, entiendo que un héroe griego con esos músculos y esos valores es irresistible, pero me sorprendió que en la peli de dibujos animados una de sus admiradoras exclamara «¡¡Quiero follarle!!».

Aunque la calidad del vídeo sea mejorable, no cabe duda de la pasión que despierta Hércules entre sus coetáneas. Más allá de que la factoría Disney pueda haberse excedido en la forma de mostrar esta atracción, la mitología griega y latina no dejan duda de que este hijo de un dios y una mortal fue una referencia también en el ámbito sexual. No solo mataba hidras con su espada o luchaba contra mil alimañas, no.

Hércules, Heracles y viceversa

Lo primero es presentar a nuestro héroe. Hércules es el nombre latino, pues los romanos copiaron sin grandes cambios los mitos, dioses y cultura griega. Para los helenos, Heracles era el hijo de la todopoderosa deidad Zeus y la mortal Alcmena. Esta mezcla es la que supuso que el chaval se tuviera que ganar las habichuelas para merecer un espacio en el Olimpo. Y vaya si lo hizo.

Sus famosos doce trabajos lo divinizaron, pero eso es otra historia que os invitamos a descubrir. Aquí nos incumbe lo sexual, puesto que Hércules destacó sobremanera en estos menesteres. Una de las muestras más significativas se encuentra precisamente uno de los encargos que recibió para mostrar de qué pasta estaba hecho.

Hércules lucha contra la Hidra de Lerna. | Francisco Zurbarán, Museo del Prado, Madrid.

 

La misión era robarle el ganado a Gerión, un gigante con tres cuerpos y muy mala uva. Hércules cumplió con la responsabilidad pero ya con el ganado en su poder tuvo que encarar mil y una dificultades. Una de ellas fue que Equidna, la ninfa madre de los monstruos griegos, se los arrebató y le pidió sexo a cambio de su devolución. El héroe se arremangó y aceptó el duro chantaje hasta el punto de que de esa cita nacieron Agatirso, Gelono y Escites. 

Al hijo de Zeus y Alcmena lo mismo le daba una ninfa que 50 vírgenes. En una ocasión, tal y como narra la mitología griega, el rey Tespio pidió desesperado los servicios de Hércules. El león de Citerón estaba causando estragos en sus dominios y ofreció a su posible salvador yacer con sus aún vírgenes 50 hijas -vaya precisión la del amigo Tespio- antes de salir de caza. Obviamente, el león no fue rival para la fuerza del semidiós, que debía estar bastante satisfecho con su desempeño previo.

El héroe no tuvo reparos y no solo se acostó una a una con las jóvenes, sino que las fecundó con su divino jugo. De esas uniones nacieron después otros cincuenta varones, señal inequívoca de que Hércules era un tipo especial. Es aquí donde la historia no se aclara del todo, pues hay quien afirma que fueron 49 los vástagos, pues una hija de Tespio habría decidido seguir virgen. Otras fuentes señalan que fueron 52 infantes, ya que nacieron sendas parejas de gemelos de la mayor y menor de las hijas del rey.

Hércules y la homosexualidad escondida

No es ningún secreto que entre la cultura griega y latina las relaciones homosexuales masculinas eran comunes y para nada mal vistas. El problema llegaba cuando, dentro de sus férreos estatus sociales, era el inferior el que dominaba al superior, que recibía entonces el desprecio de los suyos. Por tanto, no es sorpresa que nuestro protagonista también tuviera andanzas sexuales con hombres.

Estas aventuras no han trascendido tanto como su vigor sexual hacia las mujeres. Ya sabemos que la sociedad ha involucionado en muchos aspectos, y uno de ellos lo protagonizan las relaciones entre dos personas del mismo sexo. ¡Cómo iba a ser homosexual una presencia heroica como Hércules! Quita, quita.

Hércules
¿Qué más le midió Filoctetes a Hércules?

 

Basta con volver a los dibujos animados para presenciar el primero de estos puntos. Disney presenta a Filoctetes como maestro del chavalote, un rollizo hombre-cabra con protagonismo secundario. La realidad es que era un sátiro, una figura mitológica con gran apetito sexual y cuyo nombre se emplea actualmente para definir con satirismo a los varones adictos al sexo.

Según el poeta latino Marcial, entre maestro y alumno hubo más que roce y esta fue la causa de que Heracles le regalara su arco y sus flechas, además de encender la pira crematoria a la muerte del dios. La Guerra de Troya contó con Filoctetes como uno de los principales héroes griegos gracias a las armas de su alumno.

Plutarco, uno de los más grandes historiadores antiguos, amplía la lista de amantes masculinos de Hércules hasta cifras incontables. Uno de los más destacados fue Abdero, hijo de Hermes, que tanto amaba al semidiós que mientras este combatía a Diómedes, rey de Tracia, fue devorado por las yeguas antropófagas de ese monarca. Sufrió tal dolor Hércules que decidió fundar en su honor la ciudad de Abdera, que albergó los agones, competiciones de atletismo y pruebas de lucha.

Los argonautas, marinos míticos del mar Mediterráneo, también habrían pasado por el corazón y la entrepierna del más épico de los cachas. Eufemo de Ténaro, Ífito de Mecenas y Admeto de Feras, que también sería amante de Apolo, se unieron a la lista de hombres de la vida de Hércules. 

La ciudad de Tebas también ocupó sus andanzas sexuales. Un mito antiguo señala que el tebano Yolao, escudero del héroe, fue algo más que su auriga. Ahora bien, tras sus tejemanejes, el futuro dios lo ayudó a encontrar una mujer. Plutarco afirma que el reflejo de esta unión es que en aquella época las parejas de hombres iban a la tumba de Yolao, en Tebas, a jurarse lealtad tanto a sí mismos como al propio héroe.

De vuelta a los doce encargos que lo hicieron eterno, también hay interpretaciones homoeróticas en el afán de Hércules por completarlos. Quien le mandó estas misiones fue su primo Euristeo, rey de Argos, más maduro que los otros amantes masculinos. La Historia relata que Hércules y el monarca tendrían algo más que una relación familiar y que sobre este amor podría moverse el ciclo legendario heracliano.

Esta mitología podría dar pie a que Disney hubiera incorporado al séquito de groupies de Hércules algún varón exclamando también el «¡¡Quiero follarte!!» que dio pie a este texto. Como ya sabemos cómo está el patio y que los libros de Historia se consultan solo cuando interesa, nos contentamos con ampliar el conocimiento sobre Heracles, un héroe también en lo sexual.

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