«El monosexismo es una dictadura que oprime a los homosexuales y niega la validez de la bisexualidad».
«Estamos cansados de ser analizados, definidos y representados por personas que no somos nosotros, o peor aún, no tenidos en cuenta en absoluto. Nos sentimos frustrados por la invisibilidad y aislamiento que viene por ser forzados a elegir entre una identidad homosexual o heterosexual».
«La bisexualidad es una identidad completa y fluida. No asuma que la bisexualidad es binaria o duogama por naturaleza, que tenemos dos lados que deben evolucionar simultáneamente con ambos géneros para sentirnos realizados como seres humanos. De hecho, no asuma que solo hay dos géneros».
Así se definían y despejaban dudas los bisexuales en 1990 a través de su Manifiesto Bisexual.
En una época en la no que es tan difícil salir del armario, en general, en la que el Orgullo se lleva por bandera y se ha convertido en una celebración de la diversidad y en la que ser transexual empieza a ser cada vez menos tabú, hay una parte del colectivo LGTB que sufre un tipo de discriminación silenciosa pesa a conformar el 52 % de la comunidad.
La invisibilidad del colectivo bisexual es algo tan presente en la sociedad que impregna al propio colectivo LGTB. La bifobia internalizada la reflejan los mismos bisexuales que han salido del armario como tal.
Ana Cerezuela, estudiante de antropología social y cultura y youtuber (Terafobia), explica que como bisexual “esa constante tendencia de que tenemos que elegir o tenemos que aclararnos hace mucho daño. No entendemos al 100% la experiencia de ser del colectivo LGTB porque no estamos lo suficientemente oprimidos, lo cual es una generalización injusta porque enfrentamos lo mismo con unas particularidades, pero aquello que nos separa de lo normativo es lo mismo que separa a las personas que son homosexuales”. Es tanto el desconocimiento que, como bien apunta Cerezuela, la gente suele llamar bandera gay a la bandera arcoíris que representa a todo el colectivo LGTB.
¿Por qué nadie habla de la bisexualidad?
¿Por qué se asume que una chica que siempre ha estado con chicos y de repente tiene una relación con una mujer es lesbiana? “Si vuelvo a leer un artículo más diciendo que Kristen Stewart se ha vuelto lesbiana quemo cosas”. Ana explica además que “dentro de los discursos hegemónicos no se contempla la existencia de la bisexualidad. Si a alguien le da asco una persona por ser maricón, le va a dar igual si es maricón, bi, o una chica trans. Ni si quiera existe un insulto concreto para los bisexuales. No existimos dentro del imaginario colectivo”.
Carlos Castaño forma parte de COGAM, que es una organización sin ánimo de lucro (ONG) que se define como el colectivo LGTB de Madrid y que lleva más de 30 años trabajando por la igualdad de las personas LGTB. Allí, Carlos es uno de los coordinadores del grupo de bisexuales donde organizan actividades formativas y lúdicas, abiertas a todo aquel que quiera participar o que necesite información.
Lo que hace Castaño en COGAM es crear espacios seguros para aquellas personas que quieran conocer más sobre la bisexualidad o que se estén planteando su orientación sexual. La organización también tiene una parte activista y organiza una concentración el 23 de septiembre (Día Internacional de la Visibilidad Bisexual).
Tanto la youtuber como Carlos Castaño opinan lo mismo, el mayor culpable de esta negación de la existencia de la bisexualidad es el monosexismo. “Hay un tipo de discriminación implícita, más pasiva, que está por todas partes en la sociedad y es lo que llamamos monosexismo. Nosotros lo consideramos una estructura de poder como puede ser el patriarcado. Y, al igual, que el patriarcado es una fuerza del hombre hacia la mujer, el monosexismo es una fuerza que impone que solo pueden existir personas a las que les atraiga un género. Si te atrae más de uno no existes”.
Lo primero que deja claro el Manifiesto Bisexual es que no hay que dar por hecho que solo existen dos géneros, puesto que el género como tal es un constructo social, como Ana Cerezuela explica: “El género es un mito. Si no existen géneros no hay orientaciones sexuales. Y no digo que no exista, es super real, sus consecuencias son súper reales, pero no es algo que nazca de tu espíritu o de tu cerebro. No hay nada con lo que nazcas que te clasifique dentro de un género y, por lo tanto, tampoco hay nada que te clasifique dentro de una orientación sexual”.
Pero en medio de esta vorágine, y en esta apertura de la sociedad hacia una cultura menos homófoba y mucho más inclusiva, han comenzado a surgir etiquetas para todo. La gente está cansada de sentirse fuera de los límites de lo políticamente correcto y, para ello, han surgido términos como pansexualidad, que se define como una atracción hacia cualquier persona sin tener en cuenta el género como algo binario.
A Ana esta palabra no la convence porque “hay gente que lo usa implicando que las personas bisexuales no tenemos capacidad de sentirnos atraídos por personas no binarias o por personas trans y esto es tránsfobo y bifóbico”. Una dificultad de fondo vuelve a ser el monosexismo. Esta estructura de poder tan internalizada y tan poco explícita hace que cuando un hombre se declare como bisexual se asuma que al final va a ser gay o que, cuando lo hace una mujer, se diga que está experimentando y que realmente es heterosexual.
Carlos Castaño afirma que «al final el monosexismo bebe mucho del patriarcado. Todas las estructuras de poder beben unas de otras». Es una sociedad enfocada, no solo a la monogamia y la heterosexualidad, sino a que no se entienda que una persona pueda sentirse atraída (física, románticamente o las dos) hacia más de un género, como explican Castaño y Cerezuela.
Por eso se asume que si una pareja heterosexual va al Orgullo es por la fiesta y el ambiente. Nadie se plantea que uno de los dos pueda ser trans o bisexual. Si una persona bisexual pasa toda su vida hasta envejecer con una persona de un sexo diferente al suyo, eso no la convierte en heterosexual, esa persona sigue siendo bisexual aunque haga treinta años que no tiene relaciones con un sexo diferente al de su pareja.
Mitos sobre la bisexualidad
Existen, además, muchos mitos en torno a la bisexualidad. El primero que suele surgir, incluso como chascarrillo, es que son personas promiscuas. Sin embargo, una persona heterosexual también puede ser promiscua o poliamorosa, como comenta Cerezuela.
Otra de las cosas que se suelen decir cuando alguien se declara bisexual es que es una fase. Carlos Castaño opina que a veces puede serlo y a veces no: “En la mayoría de los casos no lo es, pero podría serlo porque la sexualidad es fluida y, al igual, que el entorno y nuestra vida cambia, también podemos hacerlo nosotros y nuestra orientación sexual”.
El tercer mito más extendido, o lo que más se suele decir cuando alguien sale del armario como bisexual, es que si no lo experimentas no lo eres. Si una chica solo ha estado con chicos y, de repente, se declara bisexual, lo primero que se le pregunta es si se ha enrollado con una chica. De nuevo el coordinador y la youtuber están de acuerdo: no hace falta tener esa experiencia para sentirse bisexual. A una persona hetero no se la pone en duda de esa manera y, en muchas ocasiones, ni si quiera a una persona homosexual.
En los años 60 Alfred Kinsey, sexólogo y estudioso de la sexualidad, creó la Escala de Kinsey con seis grados del 0 al 6 en los que el 0 es heterosexualidad completa y el 6 homosexualidad completa. El resto de grados intermedios son bisexualidad. “Si eres 10% homosexual y 90% hetero, eres bisexual”, declara Ana.
Otro de los factores por los que no se habla más de bisexualidad es la escasa representación cultural. Se sabe que muchos artistas se han declarado a lo largo de la historia como “abiertos de mente” y, en algunos casos, bisexuales (Angelina Jolie, Megan Fox, David Bowie). Sin embargo, en pocas ocasiones se ha visto a estos personajes públicos hablar sobre su orientación sexual, pronunciar la palabra bisexual o asistir al Día del Orgullo.
Para Ana Cerezuela, una de las soluciones al tabú de la bisexualidad empieza por hablar más de ello “en esferas de poder: profesores, alcaldes (más Adas Colaus), presidentes del gobierno, yo qué sé. Gente que hable de su orientación sexual, porque estamos en todas partes pero nadie nos ve, porque no hablamos de ello y porque hay un miedo al rechazo que está manteniendo dentro del armario a todo tipo de gente”.
Para Castaño esto también es algo significativo. Y es que no hay una representación consciente en televisión, en el cine, en el teatro y en la cultura en general. “A veces sale que un personaje se lía con más de un género, pero no dice lo que es y entonces queda algo raro, o incluso se define como hetero o gay. El año pasado en la serie Brooklyn 99 uno de los personajes salió del armario como bisexual diciéndolo, pero es que la actriz que lo interpreta también es bisexual y ayudó a escribir el guion y ella misma dijo que era necesario que saliera la palabra bisexual”, apunta Carlos.
Hablando de Internet, Carlos también afirma que se puede encontrar toda la información del mundo y, precisamente por eso, a veces es complicado encontrar información de calidad. No obstante, el coordinador del grupo bisexual de COGAM se muestra optimista: “La gente no nace aprendida y muchas veces, por mucho Internet que haya, no es tan sencillo encontrar la información de calidad. Ahora hay youtubers, como Ana (Cerezuela), pero no es la única, está también AbbyPower , Percebes y Grelos o Marina de OT que, además, tiene un novio trans que también es bi. Cada vez más, despacito, pero cada vez más”.
Aunque el tema parezca complejo por todos los matices y aristas que tiene y con todos estos conceptos difíciles de entender y nuevos, reducirlo a lo más sencillo no es tan complicado: si alguien te dice que es bisexual (transexual, lesbiana, heterosexual, gay o lo que sea) no eres nadie para decirle lo contrario. Cada uno es lo que quiere ser o lo que siente y no es algo en lo que otra persona pueda opinar porque es un tema muy personal e íntimo.