Son muchas las enfermedades que aterrorizan al ser humano, sobre todo aquellas que pueden contagiarse durante experiencias placenteras, como el sexo. Una de ellas es el peligrosísimo VIH.
El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es una enfermedad crónica que ataca el sistema inmunológico hasta el punto de destruirlo por completo. Al llegar a este punto, el VIH evoluciona a SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), dejando al cuerpo sin ningún tipo de defensa por lo que cualquier enfermedad podría resultar mortal para la persona infectada. Las vías de contagio de este virus son mediante la interacción o intercambio de fluidos corporales: sangre, semen, líquido preseminal, secreción vaginal y leche materna.
A menudo se escuchan historias turbias sobre los casos de contagio de esta enfermedad que resultan verdaderamente atormentantes:
“Después de aquella noche ardiente de sexo desenfrenado con una hermosa chica que conocí en el antro, desperté en mi departamento víctima de una resaca terrible. La preciosa mujer no estaba en mi cama y cuando me dirigí al baño encontré en el espejo un mensaje escrito con pintalabios: Bienvenido al mundo del Sida”.
Parecería como una historia del tipo creepypasta que sólo sirve para espantar a los adolescentes para usar condón, pero durante la década de los noventa, pasó de ser una leyenda a ser una verdadera motivación para tener una prevención de ETS.
Sin embargo, fue para la década de los ochenta cuando se habló por primera vez del VIH, justo después de que se habían registrado cientos de casos, después de que cientos de personas e instituciones ocultaron la aparición de esta extraña enfermedad de la que en aquel tiempo no se sabía demasiado.
Al día de hoy, existen diferentes investigaciones y tratamientos alrededor del VIH, incluso algunos que impiden desarrollar el SIDA y prometen una vida próspera y completamente normal.
Pese a toda esta cultura de prevención que se ha generado en la humanidad, sería imposible pensar que aún existan descuidados que piensen que “a ellos nos les va a pasar”, ni mucho menos, esperaríamos que alguien ande por ahí buscando contraer este tipo de enfermedades venéreas, pero las hay.
Dentro de los lugares más underground de la grandes ciudades, no es novedad que se celebren orgías de todos tipos, pero existe una más que peculiar, donde más de un delicioso pene o vagina, gritan ¡PELIGRO!
La ruleta sexual es conocida como una orgía (normalmente conformada por hombres) que puede durar horas o días de deliciosos orgasmos. El ingrediente principal del fabuloso bacanal, es uno de los integrantes, quien secretamente se reserva estar infectado por VIH. Los demás integrantes saben de él, pero nunca conocen su identidad y aún así, toman el riesgo de ir por todos.
La ruleta sexual es una práctica del tipo RACSA, (Riesgo Asumido y Consensuado para prácticas de Sexualidad Alternativa). Este término es empleado también en juegos BDSM, pero cuidado, quizá la ruleta sexual se convierta en una ruleta rusa… ¡No lo hagas!
Twitter: @karlagore