Chhaupadi, la discriminación sobre las mujeres con la regla en Nepal

En torno a la menstruación ha habido históricamente múltiples prejuicios y falsas creencias que perjudicaban a las mujeres durante el periodo. La superstición y el desconocimiento han provocado prácticas como el chhaupadi en Nepal, que incluso en la actualidad ejerce una marginación femenina cuando ellas están con la regla.

El chhaupadi (en nepalí, «chhau» significa menstruación y «padi» mujer) es especialmente común en las zonas rurales de Nepal. A pesar de los intentos desde la administración central, que el pasado agosto prohibió esta tradición con penas de tres meses de cárcel y 3.000 rupias de multa (unos 25 euros), los nepalíes mantienen esta costumbre en zonas difíciles de controlar.

Aplicar este cambio en el Código Penal es muy complejo en las zonas más alejadas de las ciudades. Los accesos a estas localidades pueden suponer más de ocho horas desde Katmandú, capital de Nepal, y las infraestructuras en este país pobre no contribuyen a que el Gobierno vigile mejor que el chhaupadi no persista, aunque el propio avance de las sociedades permite ciertas evoluciones.

Las menstruantes pasan días aisladas de su familia. | Fuente: Setopati.com.

Esta tradición nepalí responde a una cultura que considera impuras a las mujeres durante su periodo menstrual. Por tanto, las mantienen apartadas durante los días del ciclo, hasta el punto de que duermen en habitaciones separadas, los varones no les dirigen la palabra y no pueden tocar agua ni alimentos que vaya a comer la familia.

Las mujeres llegan a ser aisladas en goths, chabolas o cobertizos aledaños a las casas, incluso en invierno. Las pésimas condiciones durante esta marginación, especialmente con el frío invernal, provocan muertes entre las afectadas, así como posibles mordeduras de serpiente. El encendido de hogueras para calentarse puede generar fallecimientos por inhalación de humo.

Cecile Shrestha, directora adjunta del programa de desarrollo para acceso al agua de la ONG WaterAid America,  muestra en su cuenta de Twitter cómo niñas pequeñas, que incluso pueden estar viviendo su primera regla, son obligadas a dormir en el exterior en horribles condiciones.

Muertes y marginación por el chhaupadi

De hecho, en el último año y medio se han notificado al menos cuatro muertes de mujeres apartadas durante su menstruación. Estos sucesos han indignado a colectivos feministas y ONGs que llevan años combatiendo el chhaupadi. Asimismo, hay proyectos informativos como el de la fotoperiodista documental María Contreras Coll, que lleva desde 2017 trabajando sobre esta cuestión en las regiones donde se aplica.

La tradición procede de unas interpretaciones de la religión hinduísta que actualmente se siguen bajo la guía de chamanes o curanderos locales, que lo defienden porque se lucran con ello. Un hombre que haya estado en contacto con una mujer acudirá a pedir una cura que los purifique con rituales. Está tan afianzado entre los ritos sociales que su prohibición no sirve para impedir su aplicación.

Razen Manadhar, experiodista del diario The Himalayan Times, tiene un blog en el que ha descrito el chhaupadi. Manadhar destaca que los hombres verdaderamente creen que las mujeres son impuras durante unos días al mes. Los dioses nepalís, llamados Mate, no quieren que ellas se acerquen a los varones durante esta fase, de ahí que las recluyan en en cobertizos o chozas.

Las familias que no segregan a las mujeres no se exponen a un castigo social concreto, si bien no serán bien vistas por el colectivo, especialmente si son los únicos que lo hacen. Lo más duro de la cuestión llega cuando la comunidad sufre algún tipo de desgracia, como pueden ser sequías, inundaciones, incendios, muertes o malas cosechas. Es entonces cuando se culpa a las mujeres menstruantes que no siguieron con la restricción.

Manadhar corrobora esta costumbre e incide en su componente religioso. «Les importa más el dios invisible que los miembros de sus propias familias«, añade el experiodista en su blog. Los hombres llegan a pensar que si las mujeres se quedan en casa, su ganado o ellos mismos podrían ser atacados por los tigres. También temen enfermedades o castigos divinos.

El componente tradicional del chhaupadi significa que sean las personas mayores las que más defienden la práctica. Sin embargo, entre la juventud tampoco cala la idea de abandonar este rito, principalmente por motivos educativos y por lo que ven a su alrededor. Una de las complicaciones que encaran las asociaciones que intentan ayudar a estas mujeres es que estas suelen negarse a contar la marginación que sufren a otras personas, especialmente si son hombres u occidentales.

Las extranjeras que visitan las áreas rurales donde sigue vigente el chhaupadi evitan decirle a los varones nepalíes que están con el periodo por si las fuerzan a hacerlo. De hecho, las mujeres suelen preguntar si las visitantes están con la regla para calibrar si pueden ir, o no, a distintas festividades. Hay eventos prohibidos para las menstruantes, que tampoco pueden ir a templos o a rezar.

Mujer nepalí en Bhaktapur, cerca de Katmandú. | Fuente: Lucas Font.

 

El chhaupadi no sigue unos códigos fijos más allá de la marginación a la que se somete a las afectadas. En función de las regiones se amplían las condiciones que perjudican a las mujeres, que no deben tocar el agua para no extender la impureza que presuntamente albergan durante su periodo.

Los tabúes sobre la menstruación en Nepal convierte ciertos días del mes en un infierno para muchas mujeres. Aunque la reforma del Código penal del país asiático ha supuesto un paso adelante para combatir el chhaupadi, el estancamiento social en tradiciones religiosas como esta impide que se erradique este abuso.

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