Por todos es sabido que una vez que dos personas llegan a la cama de mutuo acuerdo, todo está permitido. Entran en juego una serie de factores que hace que hagamos cosas que ni nosotros mismos sabíamos que nos gustaban. Este es el caso de la odaxelagnia, el placer por morder o ser mordido.
La odaxelagnia entra dentro de las llamadas «parafilias». Este término proviene del griego «-para» (al margen de) y «-filia» (amor o amistad). Al usar este término, lo que decimos es que los individuos que gustan de estas prácticas obtienen placer sexual no de la propia relación en sí, sino de otras prácticas externas. En este caso, morder.
Consiste, ni más ni menos en obtener placer sexual al morder o ser mordido. Esta tendencia se considera como una forma muy leve de BDSM, puesto que el placer se consigue experimentando el dolor del mordisco de tu pareja sexual o produciendo dolor al morder.
Esta parafilia es de las más comunes. El investigador estadounidense Alfred Charles Kinsey desarrolló un estudio sobre la odaxelagnia. La mitad de los encuestados contestaron que sentían exitación al morder o ser mordidos.
Al ser mordidos antes o durante la relación sexual experimentamos una mezcla de emociones que unidos a la exitación del momento hacen de esta experiencia algo único. Las personas que suelen poner en práctica la odaxelagnia comentan que al sentir el mordisco de su pareja notan más placer o les es más fácil llegar al orasmo. A esto se le une una sensación de piel erizada que recorre todo el cuerpo.
No muy diferente es la experiencia para el que muerde. Al tener sexo la tempertura corporal sube y se da una serie de fenómemos químicos en nuestro cuerpo que propicia la sensación de exitación. El morder es, a veces, un acto reflejo, puramente instintivo. El placer reside en ver la reacción de nuestra pareja al recibir el mordisco.
Como en toda práctica sexual, hay que tener unos parámetros fijos para que no sea una experiencia desagradable para nadie. Si quieres iniciarte en esto de la odaxelagnia habla con tu pareja primero, empezad a morder primero suave y poco a poco id incrementando la fuerza. Los mordiscos pueden ser en cualquier parte del cuerpo, id probando hasta dar con la zona idónea.
Si eres de esas personas a las que les gusta jugar duro tienes que saber que te quedarán marcas. En este caso intenta morder, o que te muerdan en sitios que no estén muy a la vista o en los que sea más fácil curar una pequeña herida o moratón.
Por supuesto como en toda práctica sexual es muy importante la higiene. Si se llega a producir una herida, lávala rapidamente para que no se acumulen las bacterias de la saliva.
Cuando vamos a tener sexo lo importante es disfrutar y pasarlo bien. Si en algún momento no te sientes cómodo o cómoda con la situación mejor frénala, estás ahí para gozar no para pasar un mal rato. Atrévete a hacer cosas, investiga, pero siempre desde la confianza y el respeto.
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Morder es excitante y divertido, solo tienes que probar… ¿Te atreves?