Queridos Reyes Magos. No hemos sido buenos, así que vamos a ahorrarnos el peloteo. Sin comerlo ni beberlo (mentira) ya ha llegado 2019 a nuestros calendarios y quedan 359 días por delante para que todos los deseos que os pidamos se hagan realidad. Se acabó 2018 y queremos que los lectores de El Sexo Mandamiento seáis nuestras particulares majestades de Oriente. Hacednos caso, por favor. Esta es nuestra carta.
Un total de 976 mujeres han sido asesinadas en España desde el año 2003, cuando comenzaron los registros oficiales de violencia de género. El saldo de 2018 es de 47 víctimas mortales, según el Ministerio de Igualdad, el menor dato desde que se computan, pero un número todavía escandaloso porque las han matado simplemente por ser mujeres. El año 2019 ya ha comenzado con otro asesinato machista.
Las muertes son el final de un camino que transita por el machismo, por la desigualdad, por los prejuicios de género y por el miedo. Existe una condena más o menos unánime hacia la violencia de género, un hecho despreciable digno de todo el desprecio. Ahora bien, no existe la misma repulsa hacia hábitos cotidianos, actitudes muchas veces naturalizadas que riegan las raíces de la cultura machista.
Ciñámonos a lo sexual. ¿Cuántos vídeos te han mandado por WhatsApp en los que sale una chica haciendo una felación o teniendo relaciones sexuales o desnudándose o masturbándose o haciendo lo que le dé la real gana con su sexualidad? Esos contenidos se graban en un marco de confianza con el receptor. Cuando este traiciona el pacto y lo difunde, el vídeo puede generar mucho cachondeo en tu grupo de colegas, pero detrás hay una persona que queda expuesta y marcada. No lo compartas. Dile a tus amigos que si les gustaría que les pasara a ellos. No nos vale el «Que no lo hubiera grabado».
Una chica que baila en una discoteca no está bailando para ti. Tampoco está deseosa de tener sexo contigo. Si tienes esa fortuna, seguramente os acabaréis entendiendo, no te preocupes. Que esté borracha, con un escote hasta el ombligo, una minifalda que haga honor a su nombre y hable contigo no significa que vayáis a follar por imperativo legal. Por otro lado, no es no. Son tres monosílabos muy sencillos que no debería hacer falta explicar.
Menudos sinvergüenzas los cinco animales autodenominados La Manada, ¿eh? Sí, ya vimos tu desprecio en aquella story de Instagram y lo indignado que te mostraste esos días. Guay. Lo que mola menos es reproducir actitudes que no son una violación, que no son un asesinato, pero siguen siendo despreciables. «¡Cachonda!», «¡Ay si voy, con lo que te doy» o «Qué polvazo te echaba, niña» son frases demasiado comunes en grupos de amigotes tan valientes que solo se las dicen a las chicas que van solas.
La misma valentía la gasta quien pasa la noche con una chica muy borracha y tiene la feliz idea de aprovecharse sexualmente de ella. La culpa es suya, por irse con quien no debe. La culpa es suya, por haber bebido o fumado. La culpa es suya, por vestirse así. No, la culpa es de quien no respeta a una persona en situación de debilidad para luego, claro está, vanagloriarse con los colegas. Vaya fiera, ¿eh?
Queridos Reyes Magos. Esta carta no va a traer de vuelta a las 975 mujeres asesinadas. Probablemente tampoco consiga salvar vidas este 2019. Pero en El Sexo Mandamiento estaremos muy orgullosos si logramos identificar las conductas que afianzan el machismo y que tú, querido lector, te lo pienses dos veces a la hora de hacer algo que consideras incluso normal.
Piénsatelo dos veces cuando recibas ese vídeo por Whatsapp. Piénsatelo dos veces cuando veas a una chica bailando en una discoteca. Piénsatelo dos veces cuando vayas a decirle una burrada a una chavala. Piénsatelo dos veces cuando la chica con la que estés casi no se pueda tener en pie. Piensa dos veces la importancia de la acción individual contra los errores colectivos. Tú también puedes ayudar a que no haya ni una menos.