El incesto – según la RAE, «relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio» – es, quizás, el tipo de relación sexo-afectiva más polémico que se da en nuestra sociedad.
El incesto está presente en la mitología clásica – por ejemplo Zeus y Hera, que eran hermanos – o en pasajes de La Biblia – Lot y sus hijas –y, pese a su controversia – o precisamente debido a ella – es una forma de idilio que la televisión y el cine han representado en diversas ocasiones.
En la entrada de hoy, os traigo cinco relaciones incestuosas representadas en series de televisión. Y, como siempre advierto para curarme en salud y evitar demandas: ¡¡Atención spoilers!!
Miki y Yuu en La familia crece, un idilio entre hermanastros
La familia crece (Marmalade Boy, 1994 – 1995) fue un anime japonés que narraba la unión de dos familias, los Koishikawa y los Matsuura, a causa de un intercambio de parejas entre los matrimonios. Esta decisión afecta a los hijos adolescentes de ambas parejas, la pelirroja Miki Koishikawa y el rubio Yuu Matsuura, repentinamente convertidos en familia.
Sin embargo, esta relación terminó deviniendo en una complicada historia de amor que mantuvo a todos los espectadores del culebrón enganchados a la pantalla, divididos entre la adictiva tensión de la pareja y la eterna cuestión moral: no son hermanos biológicos, pero… ¿esto no es un poco raro?
Made in Spain: Los Serrano y las Capdevila en Los Serrano
Los y las, sí sí, en plural. Y es que las controvertidas relaciones entre hermanastros de La familia crece suponían un juego de niños al lado de los amoríos de Los Serrano (Globomedia, 2003 – 2008). De nuevo, una serie de televisión nos planteaba la siguiente duda: ¿se considera incesto si ellos no se sienten hermanos?
Cuando Lucía Gómez (Belén Rueda) – divorciada y con dos hijas – y Diego Serrano (Antonio Resines) – viudo y con tres hijos – deciden casarse, se reúnen bajo el mismo techo los adolescentes Marcos y Eva (Fran Perea y Verónica Sánchez), los prepúberes Guille y Teté (Víctor Elías y Natalia Sánchez), y el pequeño Currito (Jorge Jurado).
De esta convivencia surgieron dos parejas que traían de cabeza al pobre Diego Serrano, obsesionado con conseguir una relación meramente familiar; Marcos y Eva, y Guille y Teté. Incluso el tío Santi (Jesús Bonilla) decía en un capítulo que «menos mal que no una más pequeña, porque sino también Currito habría caído»
Quien diga que no quería que Teté y Guille acabasen juntos, miente, y es que las relaciones en las series son mucho más interesantes cuando hay dificultades, y ¿qué puede ser más difícil que una relación prohibida entre hermanastros?
Aterrorizados con Calígula y Drusila en Yo, Claudio
No hace mucho que mencionaba la escabrosa y erótica Yo, Claudio (HBO, 1976) en el programa de radio de El Sexo Mandamiento. De las numerosas relaciones que se producen en esta miniserie sobre la dinastía romana Julio-Claudia, la más tortuosa es la relación de incesto entre Calígula y su hermana Drusila.
Completamente loco, Calígula (John Hurt) se convierte en Emperador de Roma y se autodeclara Júpiter, por lo que iguala su matrimonio con su hermana Drusila (Beth Morris) con el formado por los dioses romanos Júpiter y Juno (Zeus y Hera en la mitología griega).
Estos sí son hermanos biológicos, y en su relación se entremezclan el deseo, el poder y la locura, haciendo de la pareja una cuesta-abajo sin frenos que termina de manera trágica: Calígula intenta recrear el mito del nacimiento de Atenea y, como hiciera Zeus con Metis, corta el vientre de Drusila y, una vez muerta, devora a su hijo no-nato.
El ¿amor? entre Cersei y Jaime Lannister en Juego de tronos
Juego de Tronos (HBO, 2011 – 2019) se caracteriza por su representación sin tapujos de temas controvertidos; quizás el más sonado sea el romance incestuoso entre Jaime y Cersei (Nikolaj Coster-Waldau y Lena Headey), los mellizos de la familia Lannister.
Desde dejar paralítico a Bran (Isaac Hempstead-Wright) para no ser descubiertos hasta acostarse a los pies del cadáver de uno de sus tres hijos; los mellizos Lannister han demostrado a lo largo de siete temporadas no tener escrúpulos en lo que respecta a su relación.
Aunque quizás sea la más significativa para la trama – es el germen de los conflictos Stark-Baratheon-Lannister – no es la única relación de incesto que aparece en Juego de Tronos: en numerosas ocasiones se menciona que los Targaryen se emparejaban entre hermanos, Craster se casa con sus hijas y no hace mucho que Jon Nieve y Daenerys Targaryen han mantenido relaciones sexuales sin saber que son tía y sobrino.
Allison y Luther en The Umbrella Academy, un amor sobrenatural
Ni separados por una pared, ni separados por kilómetros durante la estancia de Luther (Tom Hopper) en la Luna; una de las últimas apuestas de Netflix, The Umbrella Academy, presenta a los siete hermanos Hargreeves, adoptados todos por un excéntrico multimillonario que, en vez de nombres, les asigna números y una misión: la de salvar el mundo.
Así pues, Número Uno – Luther – y Número Tres – Allison (Emmy Raver-Lampman) – hermanos o hermanastros, según como se mire, crecen reprimiendo una atracción que son incapaces de ocultar cuando la muerte de su padre los reúne a todos, ya adultos.
En realidad, el incesto es lo menos extraño de esta serie que combina los dramas de una familia desestructurada con los problemas que acarrea tener superpoderes. En cualquier caso, Luther y Allison reabren la cuestión moral que plantean las relaciones incestuosas en las series.
La atracción de lo prohibido
El incesto, ya sea en forma de amor, de sexo o una combinación de ambos, genera un conflicto moral y es una llamada al morbo para los espectadores, así que nos queda muy claro que vende. Quizás por esto aún nos queden relaciones carnales entre parientes para rato en la tele.
Lo que está claro es que todas estas parejas, con sus amoríos y escarceos sexuales, no dejan indiferente a nadie, ya sea para bien o para mal; son el ejemplo claro del refrán «en el amor y en la guerra, todo vale».