Sinceramente el día 14 de febrero no es una fecha que me haya gustado alguna vez. Al contrario, la odio. Todo lleno de amor, de romanticismo y de parejas enamoradas. Total, en un año igual se enteran de que su relación fue una farsa y llena de mentiras. Lo típico. Por eso mi plan de San Valentín será el mismo que todos los años: mantita, pizza y película de Netflix.

Encargo la pizza y me meto en la ducha. No sé porque, pero siempre que salgo de la ducha acabo excitada. Nunca falla. Me voy a mi cuarto para ponerme el pijama, me quito el albornoz y quedo desnuda. En eso llaman a la puerta. ¡La pizza! Qué pronto ha llegado coño. Me pongo el albornoz, cojo el dinero y abro la puerta. Me quedo parada y observo al repartidor. Joder, entre el encuentro con mi vecino David solo me faltaba esto. Mi ex. Nacho.

Chica flipando. San Valentín
¡Qué hace este aqui! | Fuente: giphy

No sé qué decir. Él se me queda mirando. Me excito. ¡Dios! Han pasado dos años y aún me sigue poniendo cachonda. Estoy desatada. Se muerde los labios y me ofrece la pizza, ya se me había olvidado. Le pago, y nos quedamos quietos. ¿Por qué no se va? Quiero que se pire. Como veo que no reacciona me dispongo a cerrar la puerta y él lo impide.

-¿Pero qué haces?

Creo que he sido demasiado borde. Empiezo a recordar cuando me dejó justo el día de San Valentín. Y yo preparándole una sorpresa. Maldita idiota. La ira empieza a aumentar.

-¿Cómo estás? Cuanto tiempo sin verte.

Ya empezamos. Él es el típico chico chulito que se lo tiene demasiado creído. Siempre acabo con tipos así. Por su tono de voz veo que no ha cambiado. Sigue siendo igual.

-Estoy bien, gracias. Adiós.

Vuelve a impedir que cierre la puerta. Me está poniendo nerviosa. ¿No entiende que no le quiero ver? Pero su chulería me está calentando. No sé qué me pasa últimamente que a la mínima acabo cachonda. Me lo tendré que mirar.

-¿Por qué no quieres hablar? – Empieza a sonreír. Esta típica sonrisa curva que sabe perfectamente que me encanta. Empieza a acercarse a mí y yo no me aparto. Quiero que lo haga.

-Prefiero hacer otras cosas.

Sonrisa curva. San Valentín
Me lo ha dejado claro | Fuente: Giphy

¿¡Por qué he dicho eso!? En verdad  creo que después de lo de David me da un poco igual todo. Es hora de animar la noche. Me fijo en él, por su cara se ve que no se esperaba esa respuesta. ¿Demasiado fácil? No, es solo no perder el tiempo. Sonríe otra vez. Le ha gustado.

-Me parece bien.

Me quita la pizza de las manos y la deja en la mesa más próxima. Cierra de un portazo y me coge en brazos, envuelvo sus piernas en su cintura y pongo mis manos alrededor de su cuello. En eso que me empotra contra la pared. Vaya fuerza tiene el cabrón. Ha mejorado, esto tiene pinta de que va a ir muy bien. Me va bajando el albornoz hasta la cintura. Se entretiene entre mis pechos, pero ya estaba muy cachonda de antes y quiero más.

Duro contra la pared. San Valentín
Contra la pared | Fuente: neox.atresmedia.com

Por mis gemidos sueltos y mi frotamiento duro contra su pene se da cuenta de que quiero que se dirija a esa zona. Se me queda mirando fijamente. ¡Muévete! Nada.

-¿Por qué has parado?

-Quiero que me lo digas tú. Quiero oírte decir qué quieres que te haga.

Mierda. Me da vergüenza decir estas cosas en alto. Pero sé perfectamente que no va a hacer nada hasta que me oiga decírselo. ¿Qué hago?

-Va, no te cuesta nada…

Se muerde el labio. Joder, se ha mordido el puto labio. Le cojo del pelo, me acerco a su oreja y en un suave susurro le digo a la vez que le estiro del pelo:

Fóllame. Fuerte.

-Encantado.

Vuelve a cogerme con fuerza. Me desata la cuerda que sujeta el albornoz que impedía verme absolutamente todo. Ya que antes estaba excitada quedaba el rastro del flujo por mis piernas. Joder, había más de lo que creía. Cuando él se dio cuenta de eso me fijé que su pantalón le iba a estallar. Le bajé la cremallera como pude y se lo quitó él mismo. Ahora si había más roce. Yo sin nada y él en calzoncillos. Le faltaba la camiseta, no dudé en quitársela.

Quería más que roce. Quería que me la metiera entera. Necesitaba un polvo urgentemente. Como si me hubiera leído la mente nos fuimos directos al dormitorio. Ya que había salido de la ducha estaba todo desordenado, junto con mi ropa interior. Me dio un poco de corte que él viera todo el desorden.

Desorden en mi habitación. San Valentín
La habitación desordenada | Fuente: WeHeartIt

-Vaya, sigues igual de desordenada que hace dos años.

-Cállate.

Me tumbó sobre la cama. Estaba muy, muy abierta de piernas. Me encanta tanto abrirme que al día siguiente siempre me duelen las ingles. Mientas me lamía el cuello iba bajando su mano hasta mi coño. No le hizo falta estimularlo para que se humedeciera, ya lo estaba. De un golpe me metió tres dedos. ¡Tres! Su mano no es que sea muy pequeña. Solté un gemido que los vecinos seguro que se han enterado. Me da igual, esta noche no les dejaré dormir.

Siguió metiendo y sacando los tres dedos, estaba a punto de correrme. En eso que baja y me empieza a chupar el clítoris mientras seguía con su mete-saca. Arqueo la espalda, cierro los ojos, le estiro del pelo a la vez que le aprieto más a mi coño. Empieza a ir más rápido.  No aguanto más, me he corrido. Me tiemblan las piernas, pero quiero más.

Él se tumba boca arriba y yo me coloco encima de él. Ahora es mi turno, es hora de cabalgarle. No sin antes probar un poco de él. Me bajo rápidamente y empiezo a chuparle la punta. Solo con la lengua. Me coge de la cabeza y hace que me la meta entera de un golpe. Me entra una arcada. ¡Dios! Qué bestia ha sido este chico siempre. Le miro a los ojos y veo que los tiene cerrados, le está gustando. Empiezo a chupársela y metérmela cada vez más rápido. Pero no aguanto más y la quiero sentir dentro.

Hora de cabalgar. San Valentín
Turno dominante | Fuente. ElConfidencial

En un momento que me suelta la cabeza me pongo encima de él. Ahora sí que sí, le voy a montar. Se la cojo, la sitúo en mi entrada y me dejo caer. Ha entrado, toda, hasta el fondo. La tiene enorme joder. Empiezo a cabalgar, muy rápido. Le pongo mis tetas sobre su cara y empieza a tocarlas. Gimo, gimo muy alto. Necesitaba un polvo ya. Oigo el sonido del fluido con el movimiento. Él empieza a gemir. Me tiro para delante y me coge de la cintura. Se prepara, se pone cómodo y comienza a metérmela como si no hubiera un mañana.

Me está taladrando y me está encantando. Mis manos empiezan a arrugar las sábanas, me voy a correr por segunda vez. Le gimo en el oído, no en forma de susurro, sino como de un grito. Me aprieta más la cintura, me muerde el cuello. Me sigue embistiendo cada vez más rápido. Cierra los ojos con fuerza, me está reventando el coño. Hasta que con una última fuerte embestida nos acabamos corriendo con un gran orgasmo.

-Feliz día de San Valentín. ¿Vemos una peli? Tengo pizza.

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