Nuestros lectores valencianos pasaron hace unas semanas las queridas fallas que tanto adora la ciudad de Valencia. Estas fiestas conllevan muchas borracheras, muchas discomóviles, conoces gente y si tienes suerte, te llevas varias sesiones de sexo a tu casa. Pero este año personalmente he tenido una experiencia como profesora sexual. Hace tiempo se habló en El Sexo Mandamiento sobre los distintos puntos que tiene la mujer y no solo el
punto G, que es el más conocido.
Esto mismo les enseñé a un grupo de chicos que me encontré de fiesta en estos días. Y al ver como se interesaron y las novedades que descubrieron, me hicieron pensar y reflexionar bastante sobre el desconocimiento que tiene la vulva frente a los adolescentes.
Eran ya las seis de la mañana y la música en las calles de Valencia en Fallas decidió dejar de sonar. Quedaban los grupos rezagados tirados por la calle sin saber qué hacer. Los que seguían convenciéndose a ellos mismos que conseguirían un ligue que llevarse a la cama y los que estaban ya seguros de que su compañera de noche seguiría siendo su querida mano. Y bueno, quedaba mi grupo, aquel que decidió emprender una clase de sexualidad en mitad calle.
Una chica de unos 23 años decidió que esa noche iba a mostrar el arte que llevaba dentro. ¿Cómo? Dibujando penes en manos de distintos chicos. Bueno, cada uno se divierte a su manera. Pero uno de esos chicos le dijo que preferiría que le dibujase una vulva (textualmente él dijo «coño«, pero vamos a ponernos un poco serios). Entonces la chica se la dibujó. Lo que me sorprendió es que dibujó solamente dos curvas y una recta en medio. Ahora explícame tú las partes de esa vulva.
En cuanto vi aquel dibujo que realizó aquella chica me indigné un poquito. Yo me encargé de arreglarle algo el dibujo. Le pedí el rotulador a la maravillosa dibujante y yo, tan negada en dibujo, le añadí su fantástico clítoris, la uretra, y la vagina (No, vagina no es todo en general. Vagina es, dicho de manera coloquial, donde se mete el pito). Destaqué verbalmente el hecho de que muy poca gente tiene en cuenta estas partes y solo se centran en mostrar la vagina. Los que se encontraban por alrededor les llamó la atención y eso me motivó para contar más de lo que sabía.
Recuerdo que mientras dibujaba y rellenaba el dibujo todos estaban atentos. Claro, una chica dibujándole una vulva a un tio en la mano es digno de ver. Uno de los chicos que estaba situado a mi lado nombró el punto G, y yo aproveché y lo escribí. Todos empezaron a comentarlo, que dónde estaba, que si eso existe, que mola mucho. En fin, lo típico. A lo que yo pregunté: ¿conocéis el punto A? Con solo mirar la cara de la gente ya obtuve lo que creía, obviamente era la respuesta que esperaba. Nadie tenía ni puta idea. Cada día se aprende algo nuevo, ¿no? Pues esta noche muchos aprendieron cosas.
Aquí es cuando empezó mi charlita sexual. Punto por punto, zona por zona, iba explicando la localización de cada uno y las mejores maneras que tenían para poder estimularlos. Me fascinó ver como a algunos de los que estaban ahí presentes abrían los ojos por tal descubrimiento. Me preguntaban consejos, dónde está x cosa, cómo puedo llegar a eso… Y yo encantada les contestaba a todo lo que podía y sabía.
Aproveché el éxtasis de la conversación para hacer un poco de publicidad. Les comenté que en esta página podrían encontrar respuesta a todas las preguntas que se les ocurra, y oye, algunos se animaron a cotillear. Hay que aprovechar las oportunidades, y esa noche de fallas era una.
Tras esta charla, un chico que parecía un poco tímido se animó a acercarse para hablar conmigo en privado. Le dije que sí y nos apartamos un poco, a la vista de todos, claro. No esperaba que me dijera todo lo que me contó. Resulta que estaba empezando con una chica y me contó, no sus problemas, sino lo bien que iba su relación y lo a gusto que estaba. Le encanta la gente que no tiene problemas en hablar de sexo, sin tabú, sin vergüenza. Por eso se animó a hablarme.
Este chico no quería preguntarme nada, simplemente quería resaltar lo guay, divertido y maduro que es hablar de sexo tranquilamente sin tabú. Se sintió a gusto hablando con una persona que no le daba vergüenza hablar de estos temas. Comentamos que es algo natural, que no hay que tener vergüenza porque al fin y al cabo es algo que va a formar parte de nosotros durante lo largo de nuestra vida. Tener vergüenza de hablar de sexo es como tener vergüenza de decir que respiras. ¿Acaso no es algo que hacemos todos? Solo que el sexo lleva placer. ¿Qué hay de malo?
Hay que destacar que estos chicos a los que les enseñé estos puntos, incluyendo a la chica dibujante de penes, tenían alrededor de unos 23-25 años e incluso había gente que no conocía ni dónde, supuestamente, se encuentra el punto G. Y también algo que de verdad me dio pena esa noche fue que se olviden de dibujar el clítoris, algo realmente importante para el placer femenino. Igual es una tontería decirlo, pero si se olvidan dibujarlo, se olvidan estimularlo.