La fiesta ha acabado pronto y soy la única que no quiere irse a casa. David, el chico con quién me quería liar, se ha ido con otra y aquí estoy, a dos velas frente a mi portal. Cuando voy a abrir la puerta oigo que alguien dice mi nombre, me giro y es ¿Javi? Se ve que tampoco ha triunfado y no quiere irse a casa. Le invito a que suba, total no tenemos nada que hacer. ¿O sí? No sé por qué he dudado, el morbo del ascensor siempre juega conmigo, en este momento Javi se encuentra desnudándome y esperando con ansias a llegar a mi casa. En cuanto llegamos al piso abro la puerta como puedo y enseguida me tumba en el sofá con fuerza. Joder, no sabía que este chico le ponía tantas ganas.

Pero no, no quería estar tumbada, quería estar encima de él. Me deshago del vestido que llevaba puesto, el tanga ya se había encargado él de quitármelo, y no sé cómo Javi se encontraba sin pantalón. Genial, más roce. Sentir el roce de nuestras partes íntimas con la ropa interior puesta me estaba poniendo muy cachonda. Dicho roce se complementaba con su manera de jugar con mi cuello y con mis pechos. Su lengua tenía un gran papel en este acto. Ya no aguantaba más y quería comérsela, me pongo de rodillas y… Mierda, está sonando el teléfono. No puedo evitar mirar y vaya sorpresita me llevo, es David.

David siempre ha sido mi debilidad. Vive independizado en Madrid, es alto, de pelo largo, 25 años de madurez física y mental y un morbo que te cagas. De vez en cuando nos pasamos fotos subtituladas «¿A qué esperas para reventarme?» pero nunca se nos ha logrado. Y me pone que sea hoy. Mis sábanas necesitan que los fluidos que intento lavar cada dos días no sean solo míos. Cuelgo la llamada y le escribo rápidamente con la mano derecha, mientras la izquierda masturba el sexo lleno de mi saliva e hinchado de Javi, que venga a casa

¿Cuánto tardará? David ha pasado a la acción, me ha tumbado boca abajo en el sofá y la humedad de mi coño ayuda a que me rellene imparable, rápido, duro. Como si llevara varias noches ensayando. Pero yo también le tengo ganas a ese chulo. Me levanto, lo obligó a sentarse y me encaramo sobre su pene no sin antes lamer los 20 centímetros (así, a ojo) sobre los que empiezo lentamente a cabalgar en el sofá. Por un momento me olvido de Javi mientras aumentó el galope. Por un momento.

El plan va de puta madre, como para olvidarme de Javi, en cuanto dejo el teléfono me pregunta si es el capullo que me ha dejado plantada, ¿tan obvio es? Me hace una propuesta que no puedo rechazar: ¿dos en uno? mejor dos a la vez.

– David, ¿alguna vez te has montado un trío con otro chico?

– ¡Joder, Carla, pensaba que lo sabías! Soy bisexual.

– Sí lo sabía, simplemente no me creía que te lo hubieses montado con Javi.

– Espera… ¿qué?

– Ya sabes lo poco que me gusta quedarme a medias, –dijo Javi a su espalda. ¿Cómo habrá entrado ese capullo? –

-A ella tampoco y tu llamada nos ha dejado un calentón de flipar.

Javi, de repente, le come la boca a David. La sala se queda en un silencio tenso que solo interrumpe la respiración agitada de nosotros tres.

«¡No voy a olvidar esta noche nunca!». Fuente: Pexels.com.

David, después de unos segundos analizando la situación, se lanza hacia Javi y continúa el beso, mientras se desnuda. No doy crédito a lo que estoy viendo, ¡no voy a olvidar esta noche nunca! Cuando quiero darme cuenta, estoy de pie, masturbándome y viendo la escena. Gimo y se giran hacia mí.

Javi se coloca detrás de mí en el sofá y me agarra las tetas mientras muerde mi cuello. David, algo así como mi amor platónico, comienza a besarme y me quita la mano para masturbarme él. Sin haberlo planeado, acabamos los tres en el suelo y tras un momento de revuelo (esto sale mejor en las películas) estoy nuevamente arriba, en este caso, poniendo mi coño sobre la boca de David mientras Javi le masturba.

Mi cabeza va a mil por hora. Sus olores, tacto, su sabor tan diferente uno de otro hace que me moje aún más.

-¿Haces anal?- Pregunta Javi.

– No, yo soy activo.- Responde David.

– No era para ti la pregunta.

Se me quedan mirando los dos. Solo lo he hecho alguna vez pero estoy tan cachonda que quiero que me la metan por donde quieran. Javi se tumba en el sofá y me pone encima mientras David me la empieza a meter por detrás. No puedo parar de gritar… Sus dos pollas entrando y saliendo de mí a la vez. Noto que me voy a correr. Me dejo ir, esto es demasiado bueno como para aguantarlo.

Ellos se ponen de pie frente a mi. Mientras me besan se masturban y Javi me sujeta la cabeza. Al segundo moto como me cae todo el semen de los dos por la cara. Deliciosa mezcla. Un trío con los dos tíos que más me ponen en el mundo. Como fin de fiesta no está nada mal.

Relato escrito entre Rosa Beneyto, Juan Navarro, Hiria Periquita, Andrea Cay y La Ninfa.

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