Aunque los orígenes del BDSM se remonten casi a los inicios de la humanidad me gustaría centrarme en el importante papel que el colectivo LGTB tuvo en el desarrollo de los acontecimientos que empezaron en la década de los 70 del siglo pasado. Y es que sin el activismo de ciertos grupos de hombre homosexuales, especialmente en Inglaterra y Estados Unidos, que crearon espacios seguros para desarrollar prácticas de BDSM, no estaríamos donde estamos hoy.
Es más, ni siquiera en los años 70 se denominaba BDSM, este acrónimo se desarrollaría dos décadas después del surgimiento de estos movimientos y a raíz de la unión de prácticas contrapuestas: BD provendría de los términos bondage (shibari) y dominación (inglesa) que se hacbría creado para marcar una distancia con respecto a las prácticas sadomasoquistas, que conformarían la segunda parte del acrónimo con SM, ya que estas gozaban (y aún hoy gozan) de una evidente mala imagen.
1970- 1980: Old Guard
¿Y cómo se autodenominaban, a mediando de 1970, estos colectivos? Pues se hacían llamar Old Guard (vieja guardia) y estaba formado exclusivamente por hombres homosexuales, no admitiendo ni a lesbianas ni a personas heterosexuales que aún mantenían este tipo de prácticas en la estricta intimidad del dormitorio hasta la década de 1980.
El termino Old Guard sin embargo, no se acuña en esta década sino que su origen está en torno a 1955 en la comunidad de los leatherman de Estados Unidos, que se gestó en un grupo de soldados que regresaron a casa tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y de los que el colectivo de gais adquirió su estética de cuero así como la filosofía del libro “The Leatherman´s handbook” de Larry Townsend.
Además estos hombres tendían a seguir las normas y los protocolos de manera muy estricta y por tanto, rechazaban a los hombres que consideraban el sadomasoquismo como un simple juego, así como a aquellos que tendían a cambiar de rol con frecuencia: los llamados switch. Asimismo tampoco admitían dentro del movimiento ni a lesbianas ni a parejas heterosexuales hasta bien entrada la década de 1980.
1980-1990: Activismo lésbico
En 1978 surge en San Francisco el colectivo lésbico SAMOIS. que tenía raíces en Cardea y (en el grupo de discusión mixto <<the Society of Janus>>), el cual fomentaba el BDSM en exclusiva dentro de la comunidad lésbica, no sin ciertas detractoras feministas del movimiento WAVPM (mujeres contra la violencia en la pornografía y los medios de comunicación por sus siglas en inglés).
En 1982 el colectivo feminista SAMOIS publicó el libro «Coming to Power: Writing and graphics on Lesbian S/M«, que tuvo una difusión mundial al año siguiente cuando se reimprimió por la editorial Alyson Publications. En el libro se alternaban historias cortas con consejos sobre técnicas, un modelo que ha sido usado por otros libros de temática BDSM desde entonces.
Las WAVPM, en 1983, a raíz del libro “Against sadomasochism: a radical feminist analysis” terminarían con lo poco que quedaba de SAMOIS, colectivo al que pertenecían el escritor transexual Pat Califia y la feminista Gayle Rubin. Sin embargo no pudieron con el movimiento BDSM que dividió SAMOIS en las organizaciones The Outcast y The Exiles, que continuaron promoviendo el BDSM lésbico.
1990-Actualidad: New Guard
Con el desarrollo de Internet, a partir de 1990, se empieza a gestar el fenómeno de la New Guard (Nueva guardia): se consolida el BDSM lésbico, se hace una apertura hacia ambientes más heterosexuales y se empiezan a aceptar elementos propios de la dominación y sumisión psicológica, la D/s sin el componente sadomasoquista y la ambivalencia de roles, el también llamado fenómeno switch. Asimismo surge el empoderamiento de la mujer dentro del BDSM, ya no solo como la parte dominante en las relaciones de poder sino como una parte activa de las dinámicas BDSM.
A pesar de todo esto y aunque hayan pasado casi 30 años del surgimiento de la New Guard, el hecho de que haya personas que consideren el BDSM como un simple juego y no como una manera de vivirlo sigue creando ciento recelo dentro de ciertos sectores tanto de la vieja como de la nueva guardia. De lo que podemos estar seguros es de que sin el importante empuje del colectivo LGTB, el BDSM no sería ni de lejos lo que es ahora.