Las primera veces siempre son especiales. Los primeros pasos, la primera palabra, la primera papilla, el primer pañal, la primera sonrisa o el primer llanto.
Primeras veces alegres como el primer amigo. El primer día de cole, los primeros juegos. Las risas sin maldad, la merienda esperando en casa cuando llegabas. Los primeros peinados que te hacías tú solita. La coleta como la de las «Spice Girls». Los primeros bailes con tus amigas, los shows de fin de curso. El uniforme «tuneado», los tazos de «Pokémon» y los paquetes con más aire que patatas.
Cuando creces llegan otras primeras veces. El primer amor. El primer desamor, que siempre recordarás. La primera vez que te insultan, que te dejas de hablar con alguien. El primer grupo de amigos disuelto. La primera muerte de un familiar. Las primeras lágrimas de impotencia, el primer fracaso, la primera caída.
La primera vez que notas tu cuerpo raro. La primera regla. La primera vez que miras a alguien y sientes un cosquilleo justo ahí. La primera vez que recordando algo de noche, en tu cama, notas un calor incontrolable. La primera vez que tu mano viaja más allá del límite. La primera paja. El primer orgasmo. La primera vez que te das cuenta que te corres con el clítoris y no con la penetración. La primera vez que ves porno. O que te tocas viendo porno. La primera vez que dudas si te gustan los chicos o las chicas.
La primera vez que quedas con un chico. El primer beso, con lengua. El primer chupetón. La primera vez que te tocan unas manos que no son las tuyas. El primer beso con alguien de tu mismo sexo. Las primeras pajas a un chico. La primera vez que ves una polla… y te gusta y hace gracia a la vez.
La primera vez. No cualquiera, esa primera vez. Y la segunda, la tercera, la cuarta… las que hacen que el sexo pierda ese misterio que lo envolvía. Te duele cuando entra, sangras un poco. Juras no hacerlo más. Lo haces mucho más. La primera mamada. La primera comida de coño. La primera vez que llegas al orgasmo teniendo sexo. La primera vez que alguien te folla mal. La primera expectativa rota. La primera vez que te dejan a medias y juras que no te va a pasar más. Te vuelve a pasar. La primera vez que tú dejas a medias a alguien. La primera vez que se te corren en la boca, que lo escupes y que lo tragas. La primera vez que dices por el culo no… para acabar diciendo «¿Probamos?».
La primera vez que te aburres del sexo. De las primeras veces casi inexistentes. De la gente de una noche. De la gente que desaparece. De la de usar y tirar. De follar pero no hacer el amor.
La primera vez que lo ves y dices «No es para tanto, en verdad no me gusta». Las primeras palabras vacías. La primera vez que te fijas en cosas de su cuerpo que te encantan como sus pestañas o sus dientes torcidos. La primera vez que te gustan unos dientes torcidos, a ti que buscabas la sonrisa perfecta y la encontraste en una boca con las paletas montadas. La primera vez que lo besas. Que os escondéis en un portal. Tu primera vez… con él. La primera vez que te come el coño, te toca y te corres, tú, que te cuesta horrores. La primera vez que se ríe follando. Que te lo echa en la cara, que te pone a cuatro y gritas como una desesperada.
La primera vez que niegas que te gusta, pero al hablar de él se te escapa la risa. La primera vez que le dices adiós. La primera vez que vuelve a tu lado. Los primeros amaneceras, las primeras canciones. Las primeras conversaciones sin palabras. Tus primeras veces con esa persona.