Segunda parte de la entrevista al sexólogo José Luis García.
P. ¿España es especialmente difícil en este tema?
R. La sociedad española ha estado demasiado polarizada en muchas de las cuestiones sexuales. Las broncas que ha habido con el divorcio, el aborto, la homosexualidad, -y las sigue habiendo con la educación sexual- son de traca. Ahora hay serias controversias con las agresiones sexuales, el porno, la prostitución o la gestación subrogada. El sexo ha sido un elemento claramente determinante, provocador de los enfrentamientos, catalizador de los conflictos y tensiones diversas.
Al igual que el racismo o la inmigración, el sexo tienen esa facultad de presionar la tecla que activa un resorte emocional, que nos lleva a comportarnos de una determinada manera. Además, el sexo le interesa a casi todo el mundo y, tarde o temprano, en mayor o menor medida, si hay condiciones adecuadas para ello, todo/a él /la que puede lo practica.
P. ¿Y qué me dice de la historia reciente en España en lo que a prohibiciones se refiere?
R. A lo largo de la Historia, la política y la religión han ido de la mano en el control y la censura de la sexualidad, constituyendo un tándem poderoso y eficiente. En buena parte de las culturas y en diferentes momentos históricos el poder político y el religioso han permanecido extremadamente vigilantes en lo que concierne a las actitudes y conductas sexuales de las/os ciudadanas/os. Refiriéndonos a España, es sabido que la censura, y la censura sexual en particular, fueron elementos característicos del franquismo y el postfranquismo que afectaron a la vida cotidiana de la ciudadanía.
Se pensó que después del advenimiento de la democracia en 1977, esto cambiaría. En mi último libro, demuestro que ha seguido existiendo una censura sexual e incluso podía decirse que no han desaparecido del todo. La ley mordaza ha llevado al juzgado, a titiriteros, escritores, cómicos… El poder, bien sea religioso o político, ha instrumentalizado el sexo y lo utiliza con frecuencia con fines ideológicos.
Todos los partidos políticos lo hacen en mayor o menor medida. Un arma que se ha usado antes y que se sigue usando ahora. Han cambiado los procedimientos y la intensidad del control, pero sigue existiendo ese particular interés por los asuntos sexuales. En este libro hablo de las conexiones entre el poder y el sexo y hablamos desde una visión crítica contra el poder, político y religioso que, a menudo, toma decisiones poco adecuadas en torno a las cuestiones sexuales.
La religión y la iglesia católica, han perdido casi todas las batallas en las que se han involucrado, aunque se resisten, es verdad, si bien se han desplazado a los países subdesarrollados donde tiene mucho más poder y mercado.
P. ¿Cómo vislumbra el futuro?
R. En democracia, los cambios en los derechos sociales solo son posibles con gobiernos progresistas de izquierda. Y aquí la izquierda está disgregada en varios partidos. Y así no se va a ningún sitio. Tendremos derecha y ultraderecha para rato y esto afectará a las libertades y a los derechos sexuales. Lo estamos viendo en Andalucía. No sé si la sociedad tiene una posición clara y rotunda a favor de la educación sexual y está dispuesta a pelear por ello. Creo que no. La clave es el compromiso por el cambio.
No existen los milagros. Los cambios no se producen porque sí, hay que provocarlos. Sin embargo, tiendo a ser escéptico en lo que respecta a cambios significativos, porque la sociedad parece anestesiada. Pero bueno habrá que mantener una visión optimista. Hay cambios, en efecto, pequeños y costosos. Pero habría que plantear un pacto político y social para que esto de un giro radical.
No podemos seguir con tantos problemas de salud sexual, conductas parafílicas, disfunciones sexuales, adicción a la pornografía, abusos sexuales, sexting, bullying o la violencia de género, por señalar solo algunos ejemplos. Ahora estoy estudiando las consecuencias de que la pornografía sea uno de los aprendizajes sexuales y modelo de conducta más importante de nuestras/os jóvenes, que es el objetivo de mi próximo libro. Este es un tema extraordinariamente preocupante y que anticipa una próxima década de nuevos y dolorosos problemas que esta situación va a generar.
P. Pues la ultraderecha no es nada proclive a los avances ¿No?
-Sí, ya lo he dicho. Es una actitud más propia del siglo pasado que no ayuda en nada a solucionar estos graves problemas. Yo les diría a los políticos/as conservadores que también tienen hijos/as, nietas/os o sobrinas/os lo siguiente: Probablemente algunos de esos niños cercanos a ellos/as, insultarán a una niña en él cole o publicarán en las redes alguna foto íntima de ella, le harán chantaje y la acosarán o la vejarán en un autobús o tratarán de meterle la mano por debajo de la falda o del sujetador, cuando ella esté borracha o haya tomado drogas, o se hartará de ver porno gratuito de tipo violento.
O, tal vez, ella irá asustada por la noche hacia su casa por si la viola algún hombre. O incluso, si se empareja, puede que sea maltratada cuando menos psicológicamente. Dada la incidencia de estas “cosas normales, cosas de niños, sin importancia” -como mucha gente suele decir lamentablemente-, es probable que le ocurra algo de eso y que, cuando esos/as niños/as sean adultos, le puedan recriminar a esos políticos contrarios a la educación sexual, que no hayan tenido el suficiente coraje en hacer todo lo posible para evitar esos sufrimientos. Y ellos/as (los/as políticos/as de ahora) lo acaben reconociendo cuando sean mayores. Cuando ya sea tarde.
P. Entonces ¿cuál es el papel de los políticos?
R. Lo que tienen que hacer es ofrecer recursos económicos, de personal y formativos, para que haya profesores bien cualificados y sensibles a esta dimensión humana, y que todos los chicos y las chicas reciban una educación sexual desde primaria a la universidad. Y, claro, en casa tambien. Lo que vivan y como lo vivan en el hogar es muy importante. Con todo, la polémica no beneficia nada al proceso de normalización.
Si un profesor tiene interés en la educación sexual y ve que hay polémica en la calle no se va a meter. O si los padres ven líos, no van a apoyar. El conflicto ralentiza el proceso y crea un precedente inapropiado para sucesivos intentos. El hecho de que se vaya retrasando todo esto deja las cosas como están. Y las cosas están mal, muy mal. La polémica hurta a los jóvenes su derecho a recibir una educación sexual.
Les tenemos abandonados. Les obligamos a informarse a través de Internet y de las películas porno. Vamos a tener consecuencias a medio plazo importantísimas en forma de conductas sexuales raras, patológicas y agresiones sexuales.
P. ¿Y la epidemia de abusos sexuales perpetrados por religiosos?
El sexo es un elemento muy importante para el poder religioso, para controlar a la gente, como he dicho. El sexto mandamiento – vosotros con el nombre de vuestra revista lo sabréis mejor- era el más importante, porque la caridad y la humildad no han sido muy ejemplarizantes en la propia Iglesia. De ahí que le interese tanto a la religión. La Iglesia se ha empeñado en el celibato y la castidad, para ellos y los demás y eso no funciona ni para los unos ni para los otros.
Los abusos sexuales a menores por parte de clérigos son un ejemplo vergonzante. Lo único que ha reconocido el papa es que Satán es el responsable de la pedofilia en la Iglesia. Eso es una inadmisible e intolerable. Y respecto a los abusos sexuales convendría plantearse nuevos debates: ¿Habría que exigir una formación específica en abusos sexuales para los docentes? ¿Certificado de penales? ¿Por qué si la castidad falla tanto, no se suprime? ¿Por qué la sociedad civil tiene que pagar el coste de los trastornos psicológicos de las víctimas de abusos sexuales, por una norma religiosa privada, atávica y, al parecer, bastante inútil?
P. Sin embargo, ha habido movimientos sociales con importantes repercusiones ¿no?
R. El año pasado hubo hechos muy significativos. El movimiento Me Too , por ejemplo o las manifestaciones multitudinarias del 8 de marzo, como respuestas sociales a las agresiones sexuales. Todo lo que ha ocurrido en torno a la violación de La manada en los San Fermines de Pamplona, y las posteriores sentencias han puesto sobre la mesa el poder de los movimientos feministas de lucha por la igualdad y la equidad. Muchas mujeres se han cansado de ser actrices secundarias y sometidas a los deseos del hombre, en una sociedad desigual y han venido para quedarse definitivamente y compartir el poder y los privilegios con el hombre.
Además, en el tema de las agresiones sexuales, una buena parte de la sociedad ya no está dispuesta a ocultarlas y tolerarlas. Quiere y exige visibilización y transparencia. Este es un gran avance.
P. ¿Y, en tu opinión, ¿qué hay que hacer?
R. La ignorancia sexual no tiene ninguna ventaja. El conocimiento siempre es positivo. Cuando más sepan nuestros jóvenes mejor. Es así de fácil. La educación sexual tal y como yo la entiendo, es una de las pocas maneras que tenemos para prevenir a futuros agresores, por ejemplo. ¿En cuántas familias se dice – y además no hay que olvidar que como más se educa es con el ejemplo- a los chicos, sistemáticamente, que nunca bajo ningún concepto vejen, insulten, abusen, agredan, se aprovechen, se rían… de una chica?
¿Les gustaría que fuera su hermana, su novia, su madre? Ni de ningún chico tampoco. Que le digan, también sistemáticamente, que las relaciones sexuales son maravillosas solo cuando ambos consienten y lo desean libremente. Que los besos y los abrazos tiernos, de mutuo acuerdo, son la mejor manera de decirle a una chica que la quieren, la desean y la valoran. De respetarla y de respetarse a sí mismo. Trátala como te gustaría que te trataran a ti.
P. ¿Y qué puede decirme del consumo de la pornografía?
R. Me preocupa enormemente. Internet y los smartphones están cambiando nuestras vidas y nuestras relaciones. Va todo muy deprisa y a muchos nos ha pillado con el paso cambiado. Es indudable que hay grandes ventajas en este progreso, pero también riesgos extraordinarios, que tienen que ver con las adicciones al móvil, al porno, al juego online, al consumo compulsivo, al ciberacoso…
En el caso del porno el consumo es masivo, gratuito, 24 horas al día todos los días del año… sin ningún tipo de supervisión ni control. Sabemos que la edad de inicio ya está en los 8 años. El consumir a menudo lleva a que muchos jóvenes piensen que lo que ven en las películas porno debe ser lo normal, lo que se espera de ellos. Sin que yo afirme una relación de causa efecto entre ver porno violento y las agresiones sexuales, si es probable que esté relacionado en algunos jóvenes y hombres adultos.
Hacen falta investigaciones. Pero algunas páginas web de porno indican que determinadas pelis porno que más ven los jóvenes, son aquellas en las que varios chicos copulan con una actriz porno que, da toda la impresión, le encanta que le den unos cachetes mientras todos la penetran y, al parecer de las imágenes, disfruta con ello. Y esto ni es así en la vida real, ni nunca debiera ser así.