En esta edición el Salón Erótico de Barcelona prometía un cambio radical al separarse de las productoras porno, que otros años han sido los patrocinadores principales y quienes llevaban a cabo los shows. La organización pretendía enfocarse más hacia la educación sexual y la diversidad aunque para ello hayan tenido que renunciar a lo que fue el germen del evento, con la promesa de que volverán cuando se adapten a los nuevos tiempos.
He decidido comprobar el cambio con mis propios ojos y debo de decir que quedé contenta. Me parece que el Salón Erótico de Barcelona ha hecho una apuesta muy valiente, pero muy necesaria, y la gente ha respondido bastante bien. Al analizar con detalle el salón teníamos las siguientes secciones:
Los stand comerciales: Una parte poco novedosa pero imprescindible para conocer las últimas novedades en juguetes eróticos, lencería, accesorios para BDSM, etc…
Los talleres: Aquí es donde se han dado los mayores cambios, al apostar por un concepto más educativo y creativo. Así, había micro teatro, una zona sensorial que daba a conocer el ASMR (Autonomous Sensory Meridian Response), dos aulas en las que se alternaban talleres tan variados como la iniciación al BDSM y la comunicación en pareja.
Además, disponía de una zona de “toca, toca” con talleres dedicados a la parte más física de la erótica, como el titulado “todo lo que debes saber sobre el sexo anal”. Como siempre, las ya tradicionales zonas tántrica y Swinger, con shows propios, presentaciones de libros, debates…
Los stand educativos: Había además un par de stand no comerciales. Uno el de shibari: el arte japonés de atar, donde se hacían demostraciones, clases de iniciación o inscribirte como voluntario para ser atado. Y el otro, el que llevaba la revista Somos Peculiares, revista de divulgación sexológica llevada por sexólogas y que ofrecía miniconsultas de 15 minutos para que la gente pudiera resolver sus dudas con la ayuda de profesionales. Este stand ganó el premio al mejor del salón, lo cual también me demuestra sus ganas de mejorar e invertir en educación sexual de calidad.
Los shows: Este era sin duda el tema más controvertido y sobre el que ya he leído alguna queja que decía que era más de lo mismo. Sinceramente a mí no me lo pareció. Se notaba que se había tenido en cuenta la diversidad porque tenías de todo, desde los típico shows totalmente porno hasta un espectáculo de acrobacia en aro en pareja… ¡sin necesidad de desnudarse acapararon la atención y el escenario principal! Además, si te fijabas, quienes protagonizaban los shows, podías ver curvas, pechos operados, pechos naturales, modelos súper delgadas, mujeres reales con celulitis…
Este año la dirección del Salón Erótico de Barcelona había optado por prohibir los palos de selfie y separar un poco los escenarios del público para reservar un espacio propio a los artistas. En resumen, no digo que el salón se haya convertido de la noche a la mañana en el referente estatal de la educación sexual y las buenas prácticas amatorias, pero me parece que están en la dirección correcta para ser un lugar donde disfrutar, liberarse y sobre todo aprender.
Autora: Carola Martínez de Morentin, sexóloga.