La amplitud de los gustos sexuales permite que cualquier afinidad se convierta en fetiche. Los más conocidos pueden ser atracción por los pies, los tacones o el cuero, por citar algunos de los clásicos. Pero hay vida más allá y se conectan con la dominación, una de las tendencias más comunes. Y, como hay para todos, los gigantes también tienen cabida en la macrofilia.
Esta afinidad sexual consiste en la dominación de un sujeto sobre otro, si bien el primero tiene un tamaño colosal sobre el otro. Incluso puede aplicarse este gigantismo sobre simulaciones de personajes, ciudades o el mundo entero. También puede existir una macrofilia a la inversa, en la que la persona tenga un tamaño convencional y domine objetos o miniaturas.
Los aficionados a estos contenidos suelen tener dificultades para acceder a archivos audiovisuales de calidad, ya que abundan grabaciones de andar por casa y poco profesionales. Esta realidad la percibió el director de RRPictures, una productora ahora afincada en Barcelona que contrata actrices para preparar fotos y vídeos al alcance de sus seguidores. Su director, que disfruta en el anonimato, destaca que «todo puede convertirse en fetiche, es un sector en constante movimiento».
«Cada día descubres en un vídeo que una persona hace una nueva acción y puedes aprender una nueva categoría«, añade para explicar la voluntad de seguir innovando. Esta labor le permite ganarse la vida, y es que en cada rodaje graba entre dos y tres vídeos para venderlos en plataformas a razón de un dólar por minuto más uno (si el vídeo dura diez minutos, cuesta 10.99$). «Las plataformas de venta más conocidas marcan ese precio: clips4sale, manyvids, iwantclips…», explica.
La también camgirl Shelly Sweetie es una de las mujeres que han grabado esta clase de fetiches. Al principio, señala, «pensaba que se trataba de un concepto muy diferente. Me sentí muy bien, el equipo fue muy cercano y profesional. Disfruté mucho haciendo algo diferente a lo convencional». La amplitud de las opciones sexuales facilita que se innove con estas prácticas.
Erica Fontes, también actriz porno y modelo para varios contenidos sexuales, también ha interpretado estos personajes: «Es muy diferente a todo lo que había hecho hasta ahora pero ha sido una experiencia muy divertida». Ni ella misma conocía esta afinidad por los tamaños grandes: «Por lo que he podido saber existe una gran comunidad de fans de esta parafilia que desconocía por completo. Si me lo volvieran a ofrecer aceptaría sin pensarlo dos veces».
La macrofilia a la española
La aventura de este autor de macrofilia comenzó en Madrid en 2015, aunque aclara que en la capital existe menos movimiento de actividades eróticas que en Barcelona. Allí recaló dos años después gracias a unos primeros andares, en suelo madrileño, de manos de la entonces actriz Amarna Miller, a quien tiene en gran estima: «Siempre le agradeceré que aceptara esa grabación, no tenía nada hecho y era una propuesta sin referencias. Rodamos juntos y fue todo bien. Ella me puso en contacto con Amber Nevada y me fui buscando la vida para traer gente».
Una vez fue ampliando su currículum audiovisual con filias sexuales, le resultó más sencillo acceder a más intérpretes. El mecanismo más habitual es a través de las redes sociales, precisa, que le permiten ponerse en contacto con personas interesadas en sus grabaciones y, de paso, ampliar los registros de sus creaciones. Una de las opciones se llama voraephilia, que consiste en devorar al sujeto inferior y mostrarle poder y humillación convirtiéndolo en parte de la cadena alimenticia.
La macrofilia, indica el director de RRPictures, se vale de la dominación de sujetos sobre otros individuos, y por tanto se le pueden dar varias vueltas. Esta es una de las principales ventajas de este género, pues le permite probar otras opciones. «Los fetiches de pies son muy comunes, aunque también hay derivados de la macrofilia como los crush, que implican que el dominante aplaste todo lo que le rodea», agrega. Puede ser con las tetas, el culo, las manos o cualquier otra idea que se plantee.
A estos gigantes no les crecen los enanos, sino que a estos les gusta la recreación de sentirse inferiores o menores. Como dice el autor de estos vídeos, «todo es fetichizable». Ideas no le faltan.