El museo de los artefactos sexuales en Praga

La capital de la República Checa es probablemente una de las ciudades más turísticas de Europa. Praga es famosa por sus iglesias, castillo, puentes, teatros de marionetas… y como buena capital cultural también posee un gran número de museos de todos los tipos y para todos los gustos: uno dedicado a los juguetes, otro a la obra de Kafka, el museo de los judíos, el del pintor Mucha… Incluso un museo dedicado al sexo.

Situado en lo más céntrico de la ciudad, ocupa solo tres pisos y su nombre exacto es Sex Machines Museum, Museo de las Máquinas Sexuales, aunque el término en español más apropiado sea «artefactos», que uno dice «máquinas» y se imagina grandes aparatos automatizados y no va por ahí la cosa.

La revolución de las máquinas sexuales es muy anterior al satisfayer

Lo primero que llama la atención al entrar es la decoración. Gran parte del encanto de este sitio es el ambiente: las paredes están pintadas de rojo intenso, la música alta y animada recuerda a un cabaret (locales típicos en Praga), pantallas mostrando imágenes del propio museo y algunos aparatos eróticos.

El más llamativo es un sillón acolchado bajo un termómetro gigante: un medidor del amor. Los visitantes se sientan y este les indica su nivel de líbido, desde frío o helado hasta ardiendo o salvaje.

El interior del edificio no decepciona ni deja indiferente.  Se trata de una colección, cuando menos curiosa, de objetos relacionados con el sexo, tanto para la masturbación como para compartir en las relaciones, ordenados por distintas categorías y épocas. Los primeros dildos, de todo tipo de materiales, autómatas que satisfacen cuando tu amante o pareja no estaba en casa (o simplemente para solteros), figuras y esculturas decorativas para subir la temperatura de cualquier salón…

Tal vez los objetos más curiosos sean los «muebles» diseñados para los nobles, con el único fin de mantener relaciones de forma íntima mientras los criados te transportaban por la calle. También llaman  la atención las máscaras de cuero para fetichistas, así como trajes que a más de uno harían volar su imaginación. Completan la muestra varios columpios colgados del techo, con maniquíes para que quede claro cómo se utilizan.

Mientras paseas por las habitaciones es divertido mirar las reacciones de asombro e incluso vergüenza ante ciertos objetos. En este lugar es fácil desmontar el mito de que en siglos pasados la gente era más casta, sino todo lo contrario, en según qué épocas había más perversión y menos tabúes (aunque hubiese prejuicios y malas prácticas de las que nos hemos liberado en la actualidad).

La visita finaliza con una exposición de corsés y muñecas sexuales varias. El edificio alberga además una colección de cine erótico y una galería de arte, también erótico. El horario es bastante amplio para ser un local europeo (de 10 a 23 horas). Eso sí, no está permitido el acceso a menores de edad.

Si vas a hacer próximamente una escapada a Praga, apunta esta recomendación para el tour, la entrada es barata (hay descuentos para estudiantes) y es una visita muy entretenida para despejarse un poco del turismo más artístico o cultural.

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