Puede que este no sea el tipo de título que os esperábais en una web sobre sexo. O sí, quién sabe. Sea como sea, había que decirlo: El sexo está sobrevalorado. Concreto: El sexo con otras personas está muy sobrevalorado. Echar un polvo. Acostarse con alguien.
Que nadie se confunda. No estoy hablando de asexualidad, ni de celibato, por cierto, dos términos distintos que significan cosas distintas. Tampoco va de abstinencia este artículo. Simple y llanamente, quería hacer una reivindicación de que tener sexo no es tan interesante como nos lo pintaron.
Desde que empiezas a oír hablar de sexo, normalmente en la preadolescencia, hasta que realmente empiezas a tenerlo (de nuevo, hablo de la actividad sexual con otra persona, no la masturbación) pasa mucho tiempo, o esto es lo habitual. Es frecuente que en estos años se idealice el concepto y las ganas de probar crecen exponencialmente, sobre todo cuando el esperado momento de «desvirgarse» tarda más en llegar que al resto de tus amigos, por ejemplo.
Entonces, llega el tan esperado momento y por fin, pierdes la virginidad (y la tontería, aunque esto a veces tarda un poco más). El resultado es desastroso (en el 80% de los casos) pero lo vuelves a intentar otras diez veces en la misma semana, hasta que le coges el truco y el gustillo. Como ocurre con la cerveza.
¿Y después? Hay quienes se vuelven adictos. Otros consumen sexo de forma esporádica y ocasional. A muchos, al cabo de unos años, se les pasa la fogosidad y la necesidad de hacerlo todos los días, otros, cuentan los meses que pasan sin mojar el churro. Yo pregunto: ¿Por qué esta obsesión? Que sí, que follar está muy bien, pero tampoco nos volvamos locos, al final es un ejercicio físico y espiritual que mola y da gustito o gustazo. Pero ya.
La masturbación da el mismo placer, o no exactamente igual, pero cubre la necesidad física. Y no le damos tanto bombo y platillo: es algo que está bien y lo hacemos en nuestros ratos libres cuando nos apetece, como debe ser.
En mi opinión, recibimos una presión desmesurada por parte de la sociedad y los medios. Las películas, las series, la publicidad, nuestros amigos del instituto…
Todo lleva a pensar que quien folla mucho es un triunfador, que vive la vida a tope. Quien no folla es un pringao. Y así nos va: los jóvenes cada vez tienen sexo más pronto, muchos incluso recurren a la prostitución en su desesperación. Pero para nosotros, los raros son los japoneses que prefieren permanecer vírgenes en su cuarto, jugando videojuegos.
He tenido parejas que se empeñaban en tener sexo a diario, y lo peor, no entendían que alguien no quisiera hacerlo. ¿No se os cansan los genitales?En serio, ¿no os pasa a veces que preferiríais dormir una hora más que echar un polvo? ¿O quedar para ver una película y verla de verdad?
Un consejo: no te fuerces a tener sexo, no dejes que tu autoestima dependa de eso. No eres más guay por follar más. Además, es preferible echar menos polvos y de mejor calidad, que fornicar mucho y mal. Lo mejor es hacerlo solo cuando te apetezca.