El 1 de diciembre fue el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA. Este año el lema fue “Las comunidades marcan la diferencia”. En este día se da a conocer cómo es la infección de VIH, el estigma con el que luchan las personas seropositivas y los avances en la lucha contra la enfermedad.
Este año el gran avance se hace en cuanto a la prevención del VIH: se ha aprobado la distribución de la PrEP (Truvada) para los homosexuales, hombres que mantienen sexo con hombres y personas trans que realizan la prostitución. Esta medida entrará en vigor a partir de enero de 2020.
Sin embargo, todavía en pleno siglo XXI, sigue habiendo mucha desinformación respecto a este tema, especialmente se piensa que es lo mismo hablar de VIH y de SIDA y no es así. VIH y SIDA NO ES LO MISMO: el VIH es el Virus de la Inmunodeficiencia Humana y cuyo contagio que tiene varias fases hasta que se desarrolla el SIDA.
Y es aquí cuando viene la diferencia, el SIDA es el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida, el cual es posible evitar aunque se está contagiado de VIH. El SIDA es la última fase de la enfermedad de VIH, la que se da cuando una persona infectada con el virus no recibe tratamiento.
Vías de transmisión del VIH: ¿cómo se contagia?
Empecemos por el principio: El VIH tiene tres vía de entrada por las que se transmite: los fluidos corporales, la sangre y la lactancia materna (de madre con VIH a su hijo). Ni la saliva, ni el sudor, ni la caspa, ni los mosquitos: ni por compartir el mismo vaso de agua, ni el mismo cepillo de pelo, ni el mismo vestuario o la habitación con alguien con VIH puedes contagiarte.
Los fluidos corporales: lubricación anal, vaginal y semen, ninguna práctica sexual se salva pero las probabilidades disminuyen según cuales sean. La que tiene más probabilidad de transmisión es el sexo anal, seguido del sexo vaginal y por último de sexo oral.
De esta última práctica además hay un desconocimiento muy grande puesto que las personas contagiadas de VIH que dijeron que realizaron sexo oral además dijeron que habían realizado alguna de las otras prácticas sexuales mencionadas. De cualquier forma el ÚNICO MÉTODO ANTICONCEPTIVO que evita el contagio de esta enfermedad (y de otras muchas) es EL PRESERVATIVO.

La sangre: esto ocurre especialmente en personas drogadictas que comparten jeringuillas o incluso en accidentes en hospitales en los que alguien se pinche con una aguja usada, lo mismo si en un descampado te pinchas con jeringuilla.
Sin embargo en estos casos se sigue un protocolo médico de actuación en el que lo más importante es acudir al hospital en las 72 horas siguientes al pinchazo o a la práctica sexual de riesgo. Es decir que si te has acostado con alguien con VIH y se ha roto el preservativo, no lo habéis utilizado o si te has pinchado con una jeringuilla accidentalmente tienes la posibilidad de recibir un tratamiento en las siguientes 72 horas.
La prueba: ¿Cómo sé si lo tengo?
Si te ha pasado alguna de las situaciones anteriores y tienes dudas lo mejor que puedes es ir a hacerte una prueba de VIH. Aunque te fíes mucho de tu pareja y pienses que nunca te haría eso recuerda al sabio doctor House: “Todo el mundo miente”. Y tu pareja también puede hacerlo.
Lo primero que tienes que tener en cuenta es que el virus no presenta síntomas y sólo se detecta con una prueba de VIH, por eso se recomienda hacerse un chequeo de ETS una vez al año ya que, de otra manera, el virus puede ir destruyendo tus anticuerpos sin que te des cuenta hasta que ya estés en fase SIDA.

Hay dos tipos de pruebas para detectar el VIH: de saliva y de sangre. Lo más importante para realizarte cualquiera de estas pruebas es que tienes que esperar 3 meses (90 días) desde cualquiera de las situaciones anteriores para poder hacerte la prueba, de lo contrario puede que la prueba dé falso negativo porque no haya suficiente carga vírica.
Las pruebas de saliva (también llamadas pruebas rápidas de VIH) detectan los anticuerpos que se desarrollan cuando tienes VIH, el resultado se obtiene a los 20 minutos y puedes realizártelas en centros jóvenes de atención a la sexualidad (CJAS), al colectivo LGTB+, asociaciones de prevención o tratamiento de VIH (Apoyo Positivo, Imagina Más) o en Cruz roja.
Las pruebas de sangre son análisis de sangre en los que el resultado suele tardar de 7 a 10 días en conocerse y se realizan en centros de salud y hospitales. Ambas son igual de fiables pero en la de sangre además de VIH puedes pedir que comprueben otras ETS (como VPH, Hepatitis o sífilis).
El tratamiento de VIH: ¿qué hago si doy positivo?
Una vez realizado el análisis y dado positivo se sigue un protocolo de toma de antirretrovirales específicos para VIH. Este tratamiento es de por vida (como lo es el tratamiento para la diabetes) y se sigue un estricto seguimiento para comprobar la indetectabilidad del virus.
Cabe recalcar que, con este tratamiento, el paciente con VIH tiene actualmente una esperanza de vida igual a la del resto de las personas. Incluso llega a ser un poco mayor debido principalmente al estricto control médico que les da su condición de seropositivos.
Este tratamiento, cuando es tomado correctamente, además de evitar el desarrollo del SIDA hace que la carga vírica de una persona con el VIH sea indetectable, lo que significa que no puede transmitir el virus. Para entendernos: si tu pareja está en tratamiento del VIH y en sus análisis no da positivo en VIH las probabilidades de que te transmita el VIH teniendo una relación sexual son nulas. Del todo.
¡Pero ojo! Solo si está en tratamiento y cuando los análisis salgan negativos. Si salen positivos hay que esperara a que la carga vírica se reduzca hasta que dé negativo.
Y recuerda siempre esto: si una persona con VIH es indetectable también significa que esa persona no puede transmitirte el virus: INDETECTABLE ES IGUAL A INTRASMISIBLE.