A Samanta Villar hay poca gente que no la conozca por su programa de 21 días en el que se introduce en diferentes estilos de vida para plasmar desde su visión y experiencia lo que hace y lo que se siente. En el libro Nadie avisa a una puta habla de un tema que está en muchos lados. Usamos su oficio de insulto y sinónimo de los peores adjetivos, y criminaliza todo aquello que precede. Es origen de debates, contradicciones eternas entre las raíces más profundas entre el machismo y el feminismo, pero la prostitución más que un problema es una profesión que tiene a personas ejerciéndola y ofreciendo servicios sexuales a cambio de dinero, y es un trabajo demasiado estigmatizado como para que nadie, ni siquiera Villar, se introduzca por las ganas del relato.
Aún así no deja de ser un tema difícil y olvidado, cuya experiencia diaria merece ser recogida para transmitir una visión más cercana a ese mundo que quizás no nos aporte una opinión ni nos ayude a formárnosla, peros seguramente nos permita, a aquellos que vivimos en nuestra burbuja ajena a esa realidad, ver un pedacito de testimonio que es necesario conoce.
Hablamos de Nadie avisa a una puta, publicado por la editorial Libros del KO, a través del cual nos llegan siete experiencias de prostitución, en la que se nos habla de siete situaciones reales en las que puede englobarse este negocio, desde la trata de personas por mafias hasta las ‘escorts‘ de lujo.
Sorprende el primer relato, que nos habla de una autodenominada asistente sexual, que da servicio entre otros a personas con minusvalía, casi tanto como el tercero, que nos habla de la vejez en la prostitución. Hay dos historias que nos hablan de locales en los que se le ofrecen servicios sexuales, una desgarradora historia sobre las mafias que trafican con inmigrantes a las que esclavizan sexualmente, e incluso hay hueco para una insólita historia de amor con final abierto.
Se trata en definitiva de un libro inevitablemente agridulce en el que cada una de las vivencias personales de las entrevistadas, a pesar de sus diferencias, nos habla también de lo que les llevó a ello en un primer momento, de sus enfrentamientos personales y sociales por culpa de la situación estigmatizada al que está vinculado y evidentemente, del limbo legal en el que se encuentra a día de hoy la prostitución en España.
Nadie avisa a una puta es un libro ligero de leer, directo y aparentemente sincero, en el que a pesar de que los detalles de algunos encuentros son tan específicos que parecen sacados de la propia imaginación de la autora, si nos permite tener una visión más centrada en la visión de las trabajadoras, alejada también del estigma y la lástima que suelen producirnos el hecho de que estas situaciones se encuentren en nuestra realidad.
Creo que es un buen libro para a cualquier persona que esté interesada en tener un primer acercamiento a las vivencias de las mujeres que se dediquen a la prostitución, ya sea por formarse a largo plazo una opinión sobre el tema como por mera curiosidad, además de dejar preguntas en el aire para el lector y una pequeña bibliografía en caso de que queramos indagar más sobre el tema.