Ya os lo contábamos en nuestro artículo sobre comida libidinosa, pero que el jengibre es una raíz maravillosa no es ningún secreto. Sin embargo hoy venimos a hablaros del figging, otra función del jengibre que tiene más de 3.000 años de antigüedad y que a día de hoy es una práctica que el BDSM ha absorbido en forma de tortura placentera, y es que resulta que si introduces esta raíz por alguno de tus orificios inferiores (¡sí! Es válido tanto para zona anal como vaginal), puedes acabar retorciéndote de placer.
¡Pero no corras aún hacia la cocina! Vamos a explicar el origen de esta práctica, cómo prepararlo todo correctamente y sobre todo las sensaciones que transmite que, os adelantamos, pueden no ser aptas para todos los públicos.
El figging tiene, al igual que otras prácticas de BDSM como por ejemplo el bondage, un origen un tanto turbio. Se remonta a la época de la Antigua Grecia, en donde se usaba para disciplinar a las esclavas, y en particular para inmovilizarlas al tiempo que las hacía sentir extremadamente incómodas por el escozor que produce.
Debido a la hipersensibilidad del área genital, el jengibre produce una enorme estimulación acompañada de sensaciones de picor. Al entrar en contacto con las mucosas, este escozor se transforma en una sensación de calor intenso que puede ser muy placentero además de provocar que las vaginas se dilaten.
Después de asegurarnos previamente de que no tenemos alergia al jengibre (para probar fácilmente la reactividad del cuerpo, prueba a echarte unas gotas en la piel durante media hora, y si sientes algún picor aborta misión antes de acabar en el hospital), a modo de recomendaciones preliminares, aseguraos de pelar bien la parte de jengibre con la que vayamos a jugar, eliminando todos los restos de corteza, y de enjuagarla bien por si acaso.
Lo que es necesario que tengas en cuenta es que al contacto con los ojos, el picor no es nada placentero, así que hagas lo que hagas no te frotes los ojos después de haber tocado el jengibre sin haberte lavado antes las manos. ¿Consejos adicionales? Gente que ha experimentado con ello dice que si el jengibre está frío produce más placer, y también que si lo usas junto a vibradores y otros juguetes, vas a hacer la experiencia mucho más completa, además de que si tu pareja se une al juego, te garantizamos que el sexo oral va a ser diferente por el propio sabor del jengibre.
Nuestra recomendación para tu primera experiencia con el figging es comenzar usando una pequeña rodajita en las partes externas de los genitales o zona anal durante la masturbación para comprobar las sensaciones que produce. Decimos lo de externo porque si se trata de una pieza pequeña, no queremos que se pierda en nuestro interior.
En caso de estar buscando sensaciones más intensas, se puede extraer un poco de jugo simplemente rozando con las uñas. Este primer experimento es simplemente para ver si la sensación que nos produce nos da placer o no, porque como muchas otras cosas en el sexo, todo depende de gustos.
Si después de la primera prueba te has quedado con ganas de más, el siguiente paso es trabajar nuestra habilidad como escultores y darle una forma parecida a la de un dedo (o de un dildo o un plug anal), evitando que tenga picos o ángulos que puedan resultar molestos durante el juego. Afortunadamente, la propia forma de la planta nos puede ayudar a este cometido si elegimos bien la pieza al comprarla.
Tras pelar y enjuagar bien nuestra pieza, empieza el juego. Mastúrbate, tócate, que te toquen, usa tus juguetes, pásatelo bien, y cuando estés deseando más y más, introdúcete la pieza en la vagina o en el ano (el uso de lubricante lo dejamos a vuestra elección) mientras sigues con la estimulación. Déjala dentro y que libere sustancia durante un minuto (tampoco hace falta que estés con el reloj, simplemente déjate llevar), y si quieres más, raspa la superficie con la uña y extrae jugo para intensificar la sensación. Hay gente que se engancha tanto a esa sensación que directamente se aplica el zumo del jengibre durante el juego en pequeñas dosis: una especie de concentrado de placer en gotas.
Aunque este escozor pueda durar en torno a media hora, el figging no es una práctica peligrosa, aunque sí recomendamos comenzar probándolo a solas, experimentar con las sensaciones, probar con lo que nos gusta y con nuestro propio límite antes de proponérselo a nuestra pareja.
Te animamos a que te pique la curiosidad y te dejes llevar por tus ganas de experimentar. Nunca sabes lo que te va a gustar, así que mejor probar con cosas como el figging, y si nos cuentas tu experiencia, ¡mejor!
Imagen: Pxhere