San Valentín, Cupido, Eros… como queráis llamarlo. Pero el catorce de Febrero es el día por antonomasia de eso que la gente llama amor.
¿Y qué es el amor? Unos dirán que encontrarse con la persona que te complementa, otros que no existe, otros que una reacción química del cerebro y mi madre dice que la jodienda no tiene enmienda. Y yo creo que una madre es la única que puede llevar razón en un debate ético-filosófico sobre el comportamiento humano.
Dicho esto, lo único que es seguro es que el día de San Valentín se celebra. El amor, la amistad, el encubrimiento de cuernos (propios o ajenos), el cariño, amor fraternal… el Santo de todos los que se llaman Valentín o Valentina. Los floristas hacen su particular Agosto y de pronto a todo el mundo le parece buena idea combinar rosa con rojo. El ser humano y su infinita capacidad de sorprender.
Pero bueno. Este día tiene que venir por algo. Pues sí amigos, amigas y amigues. Pues viene ni más ni menos que de un señor que se llamaba Valentín y lo acabaron canonizando. San Valentín vaya. Nadie se esperaba este giro dramático de los acontecimientos. Este buen hombre se ganó su santidad y un día lleno de chocolate barato del Mercadona en los tiempos del Imperio Romano. Más concretamente cuando el cristianismo era perseguido y condenado con la muerte. El bueno de Valentín se dedicaba a casar a los soldados que estaban presos por su religión con sus damas.
Evidentemente esto era delito. El emperador Claudio II se enteró de las labores ilegales que San Valentín estaba realizando en sus cárceles y obviamente lo mandó capturar. El emperador consideraba que los soldados solteros y sin hijos eran más válidos para la batalla. Por lo que la acción de San Valentín se tomó como un desafío a la autoridad. Y todos sabemos que los romanos nunca se andan con chiquitas. Los romanos no eran gente de fiar.
El emperador realmente lo que quería era reprenderlo y como mucho expulsarlo del Imperio. Pero estamos EN ROMA. Y en Roma las presiones políticas y sociales que imperaban en las altas esferas, muchas veces mandaban más que el propio emperador. Así que Claudio se vio «obligado» a ordenar la ejecución de San Valentín.
Si no hay ejecución no es una buena historia. Y si no hay final trágico tampoco. El tiempo que duró el cautiverio de San Valentín observó que la hija del juez de la cárcel era ciega. Durante el tiempo que pasó en prisión oró a Dios para que esta mujer pudiera ver, aunque fuera, su traslado a la ejecución. Y aquí viene «el salseo». Se dice, se cuenta, se rumorea que San Valentín lo que tuvo con esta muchacha fue un romance prohibido. Antes de la ejecución , el Santo le entregó un papel a la chica y le dijo que lo leyera cuando él estuviera ya muerto. San Valentín pasó a mejor vida y ella pudo leer la nota para asombro de todos: «Tu Valentín». Esta parte de la historia es la que no se sabe si es real o leyenda pero mira OJALÁ SEA VERDAD. Siempre de parte de la fantasía en esta web.
San Valentín es uno de los llamados mártires de la Iglesia. Osea, que murió defendiendo a Dios y sus creencias. Tanto para creyentes y para ateos lo que está claro es que este Santo ayudó a personas, sin importarle quienes eran y de dónde venían a consolidar su amor. Solo por esto el día está más que justificado.
Estés enamorado o no. Creas que esto es un invento capitalista. Si eres un ñoñ@ que te encanta regalar y que te regalen. Seas como seas ama. Con todas tus fuerzas, y recuérdale a tu gente lo mucho que los quieres. Que en eso consiste la vida si no… ¿Para qué estamos aquí? Feliz día de San Valentín.