Me encanta follar en abril. No hace tanto frío como en invierno, pero eso no afecta a la densidad de la lluvia. Estamos en primavera y podemos rescatar lo más maravilloso del otoño sin tener que taparnos bajo una manta.

El agua cae con fuerza y choca contra el cristal, mientras enredo mis manos en tu pelo y me siento sobre ella, arqueada. He mentido, no he cerrado la ventana del todo. Me gusta dejarla un poco abierta para escuchar mejor el sonido.

Es la banda sonora perfecta. Empezar a quitarle el sujetador cuando todavía va cayendo lentamente y solo se manifiesta como un sonido levemente opaco de fondo, es un placer.

follar en abril: entorno
Mimetizarse con el entorno | Fuente: Pixabay

La lluvia comienza a golpear contra el cristal con un poco más de fuerza. Aprovecho para tumbarla de golpe, noto como se retuerce debajo mientras lamo sus pezones y cojo su cuello. Me dejo llevar completamente por el ambiente que nos rodea.

Noto el tacto de su piel, suave y terso. Me gusta jugar con las estrías de su pecho y con las que tiene debajo de las axilas. Me excita recorrer su cuerpo con cada uno de mis sentidos y prestar atención a sus pliegues, a sus pequeños jadeos y a su olor a sudor y a perfume caro.

No solo me gusta tocarla con mis manos, adoro sentirla con mi lengua. Empieza a sonar un estruendo de afuera, parece que se acerca una tormenta mientras lamo su cuello, su torso y me paro en su cadera.

Me levanto para observar su rostro, mientras llevo mis dedos a su clítoris. Subo de abajo a arriba, utilizo sus fluidos para moverme lentamente. Se muerde el labio, cierra los ojos y convierte esos jadeos en gemidos. Me inclino hacia ella para oler su pelo y acabo dejándoselo aún más alborotado por la cara.

follar en abril: cama
Es bonita desde cualquier ángulo | Fuente: Pixabay

Giro su cuerpo y la tengo de espaldas. Es igual de bonita desde cualquier ángulo. Beso su espalda dejándole un rastro de mi saliva. Araño con mis uñas los lugares que he dejado húmedos.

La tormenta ya está encima de nosotras, es intensa, no para de llover, incluso noto como entran pequeñas gotas de agua por la pequeña apertura de la ventana.

Elevo su cadera y la dejo arqueada frente a mí. Introduzco mis dedos en su vagina y comienzo a lamer el interior de sus nalgas cuando empiezo a escuchar los primeros truenos. Adoro follar en abril.

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