Antes de tener cualquier sesión BDSM, lo primero que hay que hacer es contar con una serie de herramientas y conceptos básicos, las más importantes serían: las prácticas que vamos a realizar (la checklist), el rol que queremos tener en esas prácticas y el sistema de consenso que vamos a establecer con nuestra pareja, amante, compañero de juegos (o lo que sea). Y una vez terminada la sesión el aftercare.
La checklist
Primeramente, tenemos que tener muy claras las prácticas BDSM o fetiches que nos gustan, nos generan curiosidad y/o queremos llevar a cabo. Para ello la forma más fácil de hacerlo es o teniendo una checklist, o bien haciendo nuestra propia checklist.
Pero vamos a lo importante: ¿qué es una checklist? Una checklist es una lista con todas las prácticas BDSM habidas y por haber en la que podemos señalar cuales queremos llevar a cabo, las que queremos llevar a cabo más adelante (límites blandos o softlimits), las que son límites infranqueables (hardlimits) y las que desconocemos. Una checklist bastante completa, y sobre todo en español, es la de Las Velas Negras.
Sin embargo, estas listas pueden ser muy largas (la de Las Velas Negras tiene 32 páginas) así que lo mejor es tener una propia. Después de un tiempo puedes comparar y ver desde el punto en el que partiste y en el que estás ahora mismo. Es una buena forma de ver el proceso de cambio.
En la teoría sirve para hacerte una idea de lo que te gusta y de lo que no te gusta. En la práctica simplemente tienes que tener claro qué harías y que no, la checklist simplemente es una ayuda para que conozcas prácticas que pueden gustarte (o no) y que desconocías. Nadie se lleva una checklist a una cita porque no es como ir a un buffet y empezar a elegir cosas. Somos humanos, nos tomamos un café, y hablamos sobre nuestras líneas básicas y nuestros límites (y sin checklist de por medio) y una vez eso está claro tenemos una sesión.
Roles y consenso
Una vez tenemos claras las prácticas podemos elegir el rol que queremos adoptar en cada una de ellas. Como ya señalamos anteriormente en este artículo: el rol depende de en qué posición nos sintamos más cómodos con nosotros mismos y con lo que más se adapte a nuestros deseos y fantasías. Puede que sea llevando el control de la acción, cediendo el control o ambas. Lo que se conocería como roles de Top, bottom y switch respectivamente.
Por su parte, el consenso, como ya explicamos en este artículo hace tiempo, tiene distintos niveles que van del SSC donde la persona bottom tiene el poder de parar una sesión cuando le parezca oportuno; hasta el metaconsenso donde la parte bottom entrega todo el poder a la persona Top y esta toma decisiones sobre ella.
Además, el sistema de consenso no es igual con todas las personas: normalmente cuando juegas por primera vez con alguien desconocido (ya sea en un evento o en una fiesta BDSM) el sistema utilizado debería ser el SSC, si se trata de un compañero de juegos ocasional se emplea el RASCA o el PRICK, y muchas veces no pasamos de ahí. Sin embargo, el metaconsenso requiere mucha confianza y muchísima comunicación puesto que entre Top y bottom se tienen que conocer las limitaciones, miedos y prácticas que no se deberían sobrepasar.
Sin embargo, como ocurría con la checklist, no se pacta un sistema de consenso como tal: se pactan unos límites, una palabra de seguridad y las prácticas que se van a llevar a cabo. Y posteriormente esos límites y prácticas son revisados, no se les da un nombre porque dependen de cada pareja y de sus acuerdos, así que no, no es necesario ponerle nombre al consenso de vuestra relación tan solo conocer cual tenéis.
Aftercare
Una vez tenemos claro nuestros fetiches. nuestro rol, nuestras prácticas y el sistema de consenso que hemos elegido con nuestra pareja ya podemos planificar cómo será nuestra sesión BDSM. Es importante menos las primeras veces, aunque tampoco pasa nada si no está todo medido al milímetro, los planes nunca salen exactamente igual a como se tenía pensado.
No os voy a decir cómo tener una sesión BDSM más allá de que tengáis conocimiento básicos de lo que vais a hacer y de que no empecéis a lo bestia: si vais a hacer shibari y es vuestra primera vez no empecéis por una suspensión. Si hacéis figging no os metáis el jengibre a lo loco dentro del culo o la vagina, primero probad por fuera para evitaros un disgusto o una posible reacción alérgica. Y cuando terminéis de jugar lo importante es hablar de cómo ha ido: ver qué ha salido bien, qué ha ido mal y qué se puede mejorar. Y en esto consiste el aftercare.
El aftercare son los cuidados posteriores a la sesión y pueden ser muy muy amplios. Aunque a mí personalmente me suena exactamente igual que la palabra “preliminares” en un coito. ¿Preliminares a qué? ¿A meterla hasta el fondo? Los juegos forman parte del encuentro sexual y el aftercare debería ser igual en una sesión BDSM: es parte de la propia sesión.
El aftercare tiene como objetivo devolver a los implicados al estado en el que se encontraban antes de comenzar la sesión BDSM y pueden ser muy variados: desde un abrazo hasta ponerse a preparar una cena para reponer fuerzas. Lo importante es que debe ser recíproco: no darse solo de la parte top a la parte bottom. La parte top también necesita feedback, necesita saber que la otra persona está bien y necesita atención y cariño.
En mi caso particular, especialmente cuando practico shibari, me gusta ayudar al atador a recoger las cuerdas y mientras lo hacemos comentamos cómo ha ido la experiencia. Otra cosa que me suele ocurrir es que no me gusta que me manoseen más allá de un abrazo, pero yo soy muy de demostrar mi cariño y expresar que todo ha ido bien. Así que en ocasiones, después de un enorme abrazo que me devuelva a la normalidad (sí necesito más bien poco), le hago un masaje a mi compañero de juegos para que vuelva a la normalidad y demostrarle que todo está bien y yo estoy bien. También eso me ayuda a mí a estar en calma. Y otras veces con hacer una pizza y ver una película abrazados me es más que suficiente.