Se acerca la nueva era tras el coronavirus y coincide con el verano más extraño que se recuerde. Olvídate de esas discotecas abarrotadas donde el sudor del prójimo se te pega a la piel, donde las feromonas vuelan en el aire y los cubatas indiscriminados te arrastran a decisiones sexuales de las que no siempre te arrepientes. Toca adaptarse y el coche juega un papel crucial para conseguir mantener la vida sexual con los ligues. Hay que actualizar los picaderos y elegirlos bien.
Lo primero es certificar que la compañía vale la pena, que os conocemos. Ahora más que nunca hay que añadir el componente de salud a la cita. No os pedimos poneros mascarilla para el sexo, pero sí mantener ciertas precauciones ya conocidas. Después, si todo fluye, el coche será vuestro aliado para escaparos de la ciudad o de los lugares más poblados para encontrar un sitio más tranquilo para algo tan mágico y erótico como un polvo en los asientos de atrás. O en los de adelante. O sobre el capó. O contra el maletero. O etcétera etcétera.
Durante el año hay lugares donde puede haber actividad pero que en verano queden prácticamente abandonados. Un polígono, por ejemplo, difícilmente tendrá trasiego de gente en pleno agosto. Siempre podéis tomar el camino contrario, aparcar en un parking urbano un día de horrible calor y descubrir sus baños o seguir en el vehículo si la plaza está lejos de los accesos. Difícilmente os moleste nadie en ese picadero improvisado.
Un consejo clave es el de pensar que no estáis solos en el mundo: seguro que a otras parejas también se le ocurre ir a ese mirador nocturno desde donde se ve el mar, o las estrellas o lo que sea. Que tampoco pasa nada por tener otro automóvil un poco más allá, pero si preferís la discreción tened eso en cuenta. Y si os apetece acercaros a una playa o a un bosque o a algún paraje natural, no olvidéis que puede haber paseantes que os interrumpan o molesten si no son nada enrollados. Ejemplo práctico: el Camino de Santiago. No os pongáis en plena ruta si os apetece permanecer tranquilos.
El silencio también suma puntos. El boca a boca con un picadero provoca que todo el pueblo o toda la ciudad conozcan esos lugares estratégicos… y eso no le beneficia a nadie. En los sitios pequeños, además, ya se sabe de quién es cada coche y qué sospechas pueden levantarse si se encuentra el vehículo en algún punto sospechoso de picadero. Dicen los responsables de mispicaderos.com que los miradores siempre son la mejor opción y que «que esté a mano» influye mucho en la decisión final. Por eso recomiendan elegir en su web qué deseamos exactamente antes de la aventura.
Preparación para ir al picadero en coche
Habrá quien diga que nuestras recomendaciones son evidentes. No lo negaremos. Pero no queremos líos ni errores en algo tan importante como un polvo veraniego. Si el coche es tu aliado, utiliza el maletero para prevenir problemas. Por ejemplo, ten siempre un rollo de papel higiénico o toallas para, por un lado, limpiar posibles manchas o fluidos del lugar de los hechos y, por otro, tender la toalla sobre los asientos para que no se empapen de sudor o que la piel se libre de toda la porquería que se almacena en los asientos de la gente más cochina.
Parece exagerado, pero intentad que haya gasolina en el depósito. Apurar demasiado, dar vueltas en busca del enclave perfecto y luego tener que regresar o dejar a la otra persona en su casa puede gastar el poco carburante que te quede. Mejor no correr riesgos. Y si os vais a mover antes o después del sexo, u os apetece un bañito o un paseo por el lugar seleccionado, mandaos la ubicación del coche al móvil por si luego os da el siroco y os perdéis. Que la naturaleza engaña.
La última de las pautas es la más dirigida para los pánfilos. No os dejéis las llaves puestas si vais a estar un buen rato en el coche. La batería se mantiene encendida y puede consumirse, sobre todo si ya está en las últimas. Y nadie quiere llamar al seguro y que venga la grúa al lugar elegido para pasar un buen rato con tu ligue.