Ya es verano y ya sabéis que en El Sexo Mandamiento nos gusta haceros disfrutar en cada estación del año y además ayudaros a ahorrar dinero para que tengáis los mejores polvos de vuestra vida. Y no, no hay que gastarse los ahorros en el último modelo de vibrador para hacer que un polvo sea épico, aunque no es malo tener uno, o varios. El Sona Cruise por ejemplo, algunas lo llaman “saca orgasmos”. Y me incluyo.
Los recomendaré siempre pero se pueden tener polvazos geniales sin tener que recurrir a ellos. No es cuestión de cantidad: de juguetes, de potencia, de centímetros… de lubricante (bueno, eso para el sexo anal pues sí, cuanto más mejor). Es cuestión de calidad y hoy vamos a aumentarla con los chicles mentolados.
La gente habla maravillas de los Halls negros pero sirve cualquier chicle mentolado. Si lo habéis probado sabéis la sensación que deja en la lengua, pues en la polla aumenta por mil, o eso me han contado. Ya me gustaría a mí tener una y dar cuenta de ella pero puedo asegurar que la sensación en el clítoris es algo similar: fresquito picante.
Así que hoy os vengo a recomendar una alternativa barata a los lubricantes y geles de efecto frío: los chicles mentolados. No son un sustituto pero, para el sexo oral, viene que ni pintado. Aunque es cierto que ya había oído hablar del efecto que tenía para los hombres hacerles una felación tras haber mascado anteriormente uno de estos chicles. O a la vez. Eso sí, ¡con cuidado!, que no queremos tampoco que os atragantéis.
En realidad fue toda una sorpresa de lo más placentera: me había liado con un tío en un garito swinger, realmente esa noche fue con dos pero no viene al caso. Total, que yo a ese tío le tenía unas ganas que se me notaban a kilómetros y esa noche dije “Esta es la mía”.
Le pillé por banda y con la excusa de que a ver si demostraba eso que la mitad de las chicas de la fiesta iban diciendo: “su spiderman es el mejor, haces squirt en medio minuto. Tienes que probarlo» pues a por ello que fui. No iba a quedarme con las ganas de que un chico guapo, atento y con una más que cultivada técnica del famoso spiderman me hiciese gemir por encima de la música. Y con barba, que además de ser un fetiche es maravillosa si de sexo oral hablamos.
Total, que ahí estaba yo, en medio del local, con un chico diez entre mis piernas y yo mordiéndome el labio para no chillar de gusto. Realmente lo del chicle fue un afortunado incidente, al menos para mí porque el chico, aún con la cabeza entre mis piernas y después de hacer que empapase todo el suelo, me echó una mirada de esas que dicen algo como “Guapa, no sabes la que te espera”.
Se metió el susodicho chicle mentolado en la boca y textualmente me dijo “Todavía no he acabado contigo” antes de ponerme la lengua en el clítoris. ¡Y vaya qué sorpresa me llevé!, como que fue casi instantánea la sensación.
Temblando estaba desde el segundo uno, hasta el punto de que la sensación me duró un ratito más después de correrme. Lo que después de bajarte el calentón no es tan agradable. Algo malo tenía que tener pero me encantó. Una maravilla del universo que me descubrieron por casualidad.
Lo principal es deciros que es una sensación de frío y que, al principio, no es tan intensa como la que ocurre en la boca. Pero a medida que la cosa se calienta la sensación aumenta y sientes palpitar toda la zona. Esto se debe a que el mentol es un vasodilatador y con 8.000 terminaciones nerviosas en el clítoris pues el sexo oral sube a otro nivel.
La pega, como ya he dicho, es que la sensación sigue un rato más, pero la solución es lavarse después del encuentro para aliviar la zona y en un rato se pasa y como nueva. Es más, me acuerdo de la cara del chico cuando le dije, a los diez minutos, que todavía notaba el clítoris latiendo, me dijo sonriendo: “Claro, guapa, es que es un chicle mentolado”.
Y aquí andamos, yo haciendo experimentos por vosotros, para que no tengáis ninguna duda a la hora de explorar nuevos horizontes entre las sábanas. Claro que yo lo hago desde la perspectiva femenina: sí, me han comido el coño mientras mascaban un chicle mentolado y fue una maravilla y os lo recomiendo a todas. Y a todos. Probadlo, ya me lo agradeceréis. Y no necesitáis empezar con el Halls negro, no a todos les gusta empezar así de fuerte. ¡Poquito a poco que hay tiempo!