Si leíste mi entrada anterior quizás te quedaras con ganas de saber más sobre Jennifer’s Body (Karyn Kusama, 2009), película protagonizada por Megan Fox y Amanda Seyfried que narra la historia de una adolescente convertida en demonio. Y si no la leíste, igual las ganas te entran ahora.
A priori, Jennifer’s Body puede parecer una película petarda de instituto americano sobre la abeja reina con la que sueñan todos los chicos que ha decidido pasar a los albores del anuario como una zorra cruel. Y lo es. Pero también es mucho más que eso.
Hell is a teenage girl
Jennifer Check (Megan Fox) y su amiga Anita Needy Lesnicki (Amanda Seyfried) acuden a un concierto del grupo indie Low Shoulder en el bar de su pueblo, Caldera del Diablo, conocido así por unas extrañas cataratas que nadie sabe a dónde van a dar.
Jennifer se encandila del líder de la banda (Adam Brody), y, cuando se produce un terrible incendio en el local, no duda en subir a su caravana con él y con el resto del grupo para huir del accidente.
Para la pobre Jennifer, final desagradable: resulta que Low Shoulder está compuesto por un montón de maníacos que creen que sacrificar a una virgen les conseguirá la fama. Cuando le preguntan si lo es, Jennifer, creyendo que está a punto de ser violada, dice que sí. De modo que la descuartizan y la arrojan a las citadas cataratas.
Las cosas se tuercen porque, como nos explicará posteriormente Needy, de ninguna manera Jennifer era la virgen que buscaban. Tras el sacrificio mal realizado, Jennifer se convierte en un demonio que ha de alimentarse de carne humana.
Y aquí es cuando la protagonista se venga de todas las cheerleaders tontamente retratadas y peormente asesinadas a lo largo de la historia del cine de terror, invirtiendo los roles tradicionales del género y convirtiéndose en una «mantis religiosa»:chico con el que se acuesta, chico que – literalmente – devora.
No, I’m killing boys
Este cambio de perspectiva hizo que la película pasase de denostada a aclamada como producto contracultural, y es que se ha tomado como un referente no sólo por su moraleja final – la sororidad; Needy entiende que lo que le ocurrió a Jennifer fue culpa de sus agresores y la venga – sino por su subtexto homoerótico.
Needy no es sólo la única persona con la que Jennifer se enrolla sin terminar muerta: es también el único personaje por el que la demoníaca protagonista parece sentir algún cariño. Y ésto, unido a que la relación de Needy con su novio es prácticamente una parodia, ha convertido a estas dos amigas en un icono de relación lésbica dentro del cine adolescente y de terror.
De hecho, si no fuera porque Jennifer parece repentinamente interesada en acabar con Chip (Johnny Simmons), el novio de Needy, la pelea de la imagen anterior ni se produciría.
Así que ya sabéis: si queréis ver una película con buenas dosis de humor negro, erotismo, autoparodia y moraleja, y además entender referencias a la cultura pop gay de la última década… Jennifer’s Body os hará la tarde.