El 8 de marzo se ha convertido en la fecha en la que millones de mujeres en todo el mundo claman por lo que necesitan el resto del año. Los partidos políticos se tiñen de morado, se reproducen los discursos buenistas y una ola feminista se propaga por las ciudades. Buenas noticias, sin no fuera por la frugalidad de estos innegables avances. Queda mucho por hacer, y en muchos ámbitos. Entre ellos, y quizá como canal conductor, en lo sexual. Y no solo en la cama. Ni mucho menos.

Las mujeres de todas las edades, desde adolescentes que van al colegio hasta adultas que se dirigen al trabajo, se exponen a una cultura machista que las sexualiza y llega a abusar de ellas, verbal o físicamente. El equipo de El Sexo Mandamiento conoce bien esta realidad de acosos más allá del 8 de marzo. Estas son historias cotidianas y difíciles de olvidar que otras tantas mujeres habrán vivido en contextos o situaciones similares.

«Que dejen de violarnos y matarnos»

Victoria Picciotto: «No es no, es lo principal creo yo. Al menos en Argentina pedimos que dejen de violarnos y matarnos. La importancia sexual está ahí, en que dejen de ver nuestros cuerpos como objetos de su pertenencia y respeten. Porque obvio que compete. Digo, podemos llenarnos la boca hablando de libertad sexual… Hasta que otro se «toma la libertad» de hacer lo que quiera con nosotras. El horror».

A mí la verdad que el 8 de marzo me interpela muchísimo. En Argentina muere una mujer por día en manos de la violencia machista. Y son incontables la cantidad de violaciones y acosos que se producen. En todo Latinoamérica es una problemática que parece no cesar. Nosotras allá nos manifestamos prácticamente una vez al mes. Pero el 8M obviamente es la manifestación más grande. Además de que también pedimos aborto legal, que allá todavía no existe».

«A mí estando sentada en el bus, el hombre que estaba parado al lado de mi asiento se abrió la bragueta en mi cara y sacó el pene. Tuve que pararme y gritar para que entre los que viajaban lo sacaran del bus».

8 de marzo
Imagen del 8 de marzo de 2019 en Madrid.

«Como si eso fuese lo más normal del mundo»

Andrea Cay: «Una cosa muy curiosa es la de la libertad que se toman las personas desconocidas a la hora de acosarte por la calle. Una vez, con 14 años, estaba sentada en un banco saltándome una clase del instituto, y al lado había un tío que empezó a pajearse mientras me miraba desde el banco de al lado. Como si eso fuese lo más normal del mundo».

«Tenemos miedo de subirnos a un Uber»

Caro N: «En México mueren 10 mujeres diariamente por la violencia de género. El 9 de marzo va a haber un día sin mujeres, para protestar contra la desigualdad y la violencia de género, sobre todo después de que recientemente mataron a una niña. En México las mujeres sentimos miedo hasta de subirnos a un Uber».

«A mí nunca me va a pasar nada»

Juan Navarro: «Soy un tío. Además, muy alto. Nunca nadie me ha dicho nada por la calle, ni me han tocado el culo, ni me han hecho el abrazo del oso en una discoteca, ni han atribuido mis méritos a mi físico o a un «qué le habrás hecho al jefe». Cuando vuelvo a casa de fiesta solo tengo miedo de que me roben o de que alguien me agreda. Vivo y he vivido en zonas no especialmente apacibles y esas son mis preocupaciones. Pero nunca he tenido miedo de que nadie se propasara conmigo sexualmente. Nadie me va a violar. Pero si me llamara Juana y fuese una chica, tal vez sí. Y solo por eso debemos extender el 8 de marzo al resto del año».

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