Autor: @Simon_Galante

El sábado aproveché que me desperté temprano y bajé al centro para hacer algunas compras. Tenía que hacerme con  unos pantalones y me metí en un centro comercial. Era pronto y estaba casi vacío, me puse a pasear y a ver escaparates, hasta que me decidí a entrar a una tienda. La dependienta, de unos treinta años, me dió los buenos dias al entrar. La tienda estaba vacía. Me dió la impresión de que me miraba, pero no a la cara ni a los ojos, sino a la cintura y las piernas mientras miraba también un pantalón que tenía en la mano.

De repente se me ocurrió y le dije «42». Me miró con la boca un poco abierta..»la talla 42, es la que uso». «Gracias» me dijo mientras sonreía «es lo que estaba pensando«. «Me voy a probar un par de ellos, si quieres me puedo probar esos para que veas como quedan» aventuré a pesar de que yo no detectaba nada raro (y tengo un buen sexto sentido para estas cosas). «Gracias, eres muy amable» y volvió a aparecer una bonita sonrisa. No era demasiado guapa pero iba muy arreglada aunque informal, una blusa ligeramente amplia de tirantes que no dejaba ver el tamaño de las tetas y una falda larga larga muy fruncida estilo hippy. «¿Vamos?» la invité.

«¿Vamos?», la invité. // Fuente: i.blogs.es

Me fui al probador con ella detrás. Estaban todos vacíos pero elegí el del fondo. «Puedes pasar si quieres» bromeé, me pasó los pantalones y dijo «gracias, espero aquí a que te los pongas«. Entornó un poco la puerta sin cerrarla y se quedó fuera. Me puse sus pantalones los primeros y abrí la puerta, ella miraba los pantalones, me di la vuelta despacito para que los viera bien, nada, ningún signo, pero estaba allí.

«Tienen un tacto muy suave» dije mientras adelantaba un poco el muslo como invitándola, se apoyó en el marco y acarició suavemente el muslo (y solo el muslo). En ese momento aproveché para agarrarla suavemente del brazo y meterla dentro, dio un pequeño respingo pero no se resistió, la atraje hacia mí y empecé a morderle el cuello y la oreja, entonces se pegó a mi cuerpo. Cerré la puerta del probador y eché el cerrojo, le bajé los tirantes de la blusa y me di cuenta de que no llevaba sujetador, -estupendo pensé-, los senos eran más bien pequeños pero los pezones tenían un buen tamaño e invitaban a comérselos, me lancé a ellos con pasión, ella aún seguía con sus manos sin tocarme.

Metí la mano por debajo de la falda y…otra grata sorpresa, ¡no llevaba braguitas!, «¡joder -pensé- este es mi día de suerte!», toqué su interior con un dedo y la noté húmeda. Tiré de la falda para abajo y la dejé enrollada a sus pies, me arrodillé y le hice abrir las piernas, una elevada y doblada en un pequeño banquito que había, estaba completamente rasurada y tenía un coño precioso, muy rosado y sin rastro de afeitado, la empujé hacía mí con una mano en el culo y metí la lengua rápidamente en faena en el clítoris, moviendola de arriba abajo.

Tenía un coño precioso, muy rosado // Fuente: yeuphonic.com

Tiré de la piel hacia arriba y pensé que me diría algo pero nada, me lo metí en la boca y le di un poco de saliva. Sin sacármelo empece a darle rápido con la lengua justo en la parte superior donde se une con la piel, enseguida empezó a temblar; la hice sufrir un poquito ralentizando los lametones y apartando un poco la cabeza, entonces si reaccionó y me empujó la cabeza contra el coño.

Volví a metérmelo en la boca y empecé a mover la lengua mientras le acariciaba el culo, no tardó ni un minuto en comenzar con los espasmos y si no la agarro, se le hubiesen doblado las piernas y se hubiese caído cuando se corrió. Menos mal que no había nadie en los otros probadores, no gritó pero los gemidos eran fuertes.

No separé la boca del clítoris y pensaba que me apartaría ella, pero no, le bajé la piel y empecé a lamerla suavemente, estaba extasiada, un momento antes de que se corriera otra vez me puse de pie y le pregunté «¿quieres que te folle?«,»no aún no» -joder, nunca mejor dicho-. Pues nada me agaché y hasta que esta vez se derrumbó en el banquito, pero aún así no me hizo apartar la cabeza.

Yo empezaba a estar como una moto, así que esta vez ni le bajé la piel ni nada, directamente mientras se corría seguí seguí lamiendo; acabó de correrse y yo seguía. Empezó a temblar de nuevo y esta vez me puse de pie, ella seguía sentada en el banco, me bajé el pantalón y le puse la polla en la boca, no dijo ni mu, se la metió en la boca hasta la garganta y empezó a chuparla como si fuese un helado que se estaba derritiendo, joder a este paso me iba a correr antes que ella.

Le puse la polla en la boca // Fuente: quo.es

Le retiré la cabeza y la puse de pie, le di la vuelta y le hice que se inclinará con las manos sobre el banco estando yo detrás. Se la metí de un solo empujón, estaba súper lubricada y no me costó nada, empecé a meter y sacar mientras pasé la mano por delante y le masajeaba el clítoris, la estaba poniendo a cien otra vez, «¿Quieres que la saque cuando vaya a correrme?«, «ni se te ocurra» me dijo -estaba claro que era mi día de suerte-.

Me puse frenético cuando empezó a mover el culo y a temblar pero aguanté y la dejé que se corriera a gusto mientras le estrujaba el clítoris y me la follaba de lo lindo. «Ahora«, me dijo, y empecé a darle embestidas. Su cabeza golpeaba suavemente contra la pared, mi mente empezó a nublarse y le mordí la espalda para no gritar, «¡JODER QUÉ MANERA DE CORRERME«. Quizá porque era la primera vez que lo hacía en un probador, pero fue algo bestial, tuve que sentarme antes de sacarla porque me caía y ella se sentó encima, no había terminado yo de regular la respiración y empezó a subir y a bajar tal y como estaba, joder esta mujer estaba necesitada de verdad.

«¿Quieres que te folle?» // Fuente: 2.bp.blogspot.com

Siguió así un buen rato y creo que se corrió otra vez pero más despacito, sin embargo seguía subiendo y bajando con mi polla dentro. Volví a pasar la mano y le empecé a hacer otro dedo, cada vez se movía más deprisa y mi polla seguía como una piedra aún después de correrme, le dí rápido al dedo y empezó de nuevo a agitarse, notaba como contraía tanto el coño, de una forma que casi me hacía daño al subir y bajar. Nos corrimos otra vez los dos al mismo tiempo como locos, yo estaba medio muerto, en total no había durado la cosa ni 20 minutos, ella se había corrido por lo menos cuatro veces y yo dos. Llamaron a la puerta del probador -supongo que habían oído el ruido-, «está ocupado, ahora salgo» contesté.

Ella se bajó la blusa y se subió la falda. Sacó un bolígrafo del bolso, me cogió la mano y escribió un número de móvil en la palma. Abrió la puerta y estaba a punto de salir, la tomé del brazo y le dije: «¿cómo te llamas?» Y ese detalle me lo guardo para mí…

Imagen de portada: www.24con.com

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Un comentario en «Sexo en un probador»

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