Autora: Cristina Callao. Psicóloga y Máster Sexología Clínica y Salud Sexual.
¿Qué pasará en verano, o mejor dicho después del mismo, que incrementan las separaciones y las parejas en consulta? Según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) el 28% de los divorcios en España se da después de vacaciones. ¿Cómo es posible eso?
A lo largo del año estamos inmersos en una rutina, dónde casi no tenemos tiempo para compartir con el cónyuge; nos levantamos y con suerte nos deseamos los buenos días con un tímido beso y no es hasta la tarde-noche que nos volvemos a encontrar para contarnos, de manera resumida, qué tal ha ido la jornada mientras cenamos juntos, o no. Y así, día tras día.
Y es que las obligaciones laborales, familiares o sociales hacen que se establezca en la pareja una rutina más o menos cómoda para ambos. Pero ¿vacaciones implica malestar y discusiones en todas las parejas? Rotundamente NO, sucede en aquellos casos donde coexiste un problema de comunicación de base con conflictos existentes no resueltos.
El verano está estrechamente ligado con las vacaciones. Las mismas que esperamos a lo largo del año para desconectar, pasar tiempo de calidad con la pareja, siendo este el mejor momento para potenciar la comunicación con la pareja, salir a pasear, compartir paseos, aficiones y expresar afecto. Resulta obvio que eso debería fortalecer a la pareja y unirla más.
¿Y entonces? ¿Cuál es el problema? El cambio de rutinas. ¿Pero… eso no debería ser enriquecedor para las parejas? Exacto, debería, puesto que destinas tu tiempo a hacer cosas que durante el año no puedes hacer. Pero hay algunas parejas que no saben gestionar la ruptura de dicha rutina pues, parece ser, que si no se habla de lo largo que ha sido el día en el trabajo, de quién va a buscar a los niños (si hay) el miércoles a piscina, de qué hacemos para cenar mañana, no sabemos de qué hablar. Haciendo que la pareja perciba un distanciamiento entre ambos y sus conversaciones sean más qué forzadas con el paso de los días.
Y es en ese punto donde empiezan a surgir las dudas y preguntas como “¿Sigo enamorado/a?” “¿Quiero seguir con esta relación?” “Ya no es esa persona de la que yo me enamoré” “ha cambiado tanto… «.
Pero no tiene porqué acabar en ruptura, en ese instante es necesario que ambas partes de la pareja ponga su empeño por querer cambiar la situación existente, empezando por saber y querer comunicarse. Buscar tiempo para poder hablar con la pareja de la situación y que el cónyuge esté receptivo y quiera participar en la resolución de los conflictos. Si eso se da, será un muy buen punto de partida para ir desglosando el origen del malestar.
Pero si las ganas de querer cambiar la situación fallan en el intento, es en este punto donde los terapeutas de pareja pueden ayudar a superar y limar las asperezas de una forma objetiva y encauzar nuevamente la relación. ¡Nunca pierdas la esperanza!
Muy buen artículo! Es realmente interesante lo que escribes; parece ser que el verano, al ser ésta especie de break, está cargado de incertidumbre para todos.
Como tú dices, la comunicación es estos casos (y en todos!) es clave.
Enhorabuena guapa!!
Muchas gracias Laura C. Me gusta que menciones la (buena) comunicación como la clave del éxito en muchas facetas de nuestras vidas.
Agradezco tu comentario.