Llega Halloween, y, con él, un aluvión de películas y series destinadas a entretener durante la época más spooky del año. El cine de terror, como ocurre con todos los géneros cinematográficos, se estructura a través de una serie de convenciones que nos permiten a los espectadores identificar qué tipo de película estamos viendo. Con motivo de la festividad del 31 de octubre vamos a hablar de una de sus tramas clásicas: la regla y la mujer como amenazas.
Ideología de género: la mujer y el Mal
Sabemos que lo femenino y lo masculino son construcciones sociales cuyas prácticas aprendemos a imitar lo largo de los años, es decir, que feminidad y masculinidad no son condiciones biológicas, sino estrategias para designar los comportamientos asociados a las mujeres y los comportamientos asociados a los hombres. De esta forma, quien no procede de acuerdo a las convenciones sociales o conductas que lo sujetan a su “clasificación” (hombre masculino/mujer femenina) se percibe de forma molesta, como un equívoco de cara a las relaciones sociales.
Si bien a la masculinidad le han correspondido, por lo general, atributos de carisma, fuerza y poder, a la feminidad se le atribuyen la debilidad, la manipulación y la traición. La tradición judeocristiana culpa a la mujer del pecado original – mito de Adán y Eva –, y esta idea de la mujer como precursora del mal se ha adaptado de diversas maneras a todas las formas de comunicación artística: literatura, pintura, música, cine, etc. Así es como el discurso dominante ha perpetuado la ideología de género.
Regla, feminidad y amenaza
El cine de terror utiliza como premisa la existencia de una amenaza, a menudo invisible para el personaje amenazado pero visible para los espectadores. El peligro que acecha varía según el subgénero: puede ser un monstruo, un espíritu, un asesino… teniendo en cuenta que existe la idea de la mujer como causante del mal, existen películas en las que la amenaza llega con la primera regla de un personaje femenino, lo que simboliza el paso de niña a mujer adulta y, por tanto, la llegada del peligro: la mujer desencadena el Mal, o, incluso, la mujer es el Mal.
Aunque otro de los rituales que ha utilizado el terror para simbolizar la conversión a mujer adulta es la pérdida de la virginidad, vamos a hablar de tres casos que utilizan la primera regla como génesis de los problemas. Si vas a seguir leyendo, ¡atención, spoilers!
Carrie: lo que con sangre empieza, con sangre acaba
Carrie (Brian de Palma, 1976) comienza en los vestuarios femeninos del instituto al que acude Carrie White (Sissy Spaceck), una adolescente acosada por sus compañeras de clase. Mientras se ducha, Carrie se da cuenta de que está sangrando, pero, criada por una madre fanática religiosa que nunca le ha explicado qué es la menstruación, empieza a chillar aterrada, convirtiéndose en el foco de las burlas de sus compañeras.
Enseguida descubrimos que Carrie, la víctima de acoso del instituto, tiene el don de la telequinesis: puede mover objetos con la mente. Encerrada en casa por su madre y aislada en el instituto por sus compañeros ha desarrollado un poder que estalla de forma incontrolable cuando está alterada.
Las pinceladas de terror se mitigan cuando Tommy Ross – uno de los chicos populares – parece interesarse amorosamente en ella. Los poderes de la joven pasan por una época de calma hasta que llega la noche del Baile de Primavera, que es al cine de adolescentes lo que el duelo entre vaqueros al western.
Durante la fiesta, Tommy y Carrie, que acuden como pareja, son coronados Rey y Reina del Baile, pero cuando Carrie va a dar su discurso subida al escenario, sus compañeros deciden gastarle la última broma pesada: tirarle encima un cubo lleno de sangre de cerdo. Ante la humillación, el poder de Carrie se desata, atrancando las puertas del gimnasio y provocando un incendio que acaba con la vida de sus compañeros.
It: miedo a crecer
It (Andy Muschietti, 2017) fue la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Stephen King que puso de relieve el miedo a los payasos. En realidad, Pennywise el Payaso Bailarín es sólo una de las formas que puede adquirir It, una criatura que asola la localidad de Derry, en Maine, para alimentarse de sus habitantes.
Pennywise tiene la habilidad de asustar a sus víctimas haciéndoles ver lo que más temen. En el caso de Beverly Marsh (Sophia Lillis), el personaje femenino principal, su mayor miedo es crecer, ya que desde niña sufre acoso sexual por parte de su padre, que finalmente intenta violarla.
Este miedo a crecer y a “convertirse en mujer” es lo que utiliza Pennywise para atacarla, provocándole una alucinación en la que mana sangre desde el lavabo de su cuarto de baño, manchándolo todo. No es casualidad que en ese instante entre su padre, Alvin (Stephen Bogaert), y le diga que su nuevo corte de pelo la hace parecer un chico, para volver a dejarla sola. La sangre con la que Pennywise amenaza a Beverly representa la primera menstruación, el momento en que crecerá y podrá ser violada por su padre.
Verónica: no se juega con el Más Allá
Verónica (Paco Plaza, 2017) adapta al cine la investigación policial llamada Expediente Vallecas, el caso registrado por el Inspector José Pedro Negri en 1992. En la cinta, una sesión de ouija mal ejecutada da inicio a la catástrofe: el mal se apodera de Verónica (Sandra Escacena), que comienza a intuir la presencia de algo en su hogar, algo dispuesto a acabar con ella y con sus hermanos.
Durante tres días, Verónica intenta proteger su casa de los espíritus que intentan dañarla, sin éxito. En el transcurso la joven sufre pesadillas; una de ellas la protagoniza su madre, siempre ausente por trabajo, que, en el sueño, alarga el brazo sobre Verónica mientras ella se encuentra en la cama, y cerrando la mano en un puño sobre la entrepierna de su hija, mientras afirma que «necesita que crezca», le provoca un sangrado. Cuando Verónica despierta angustiada, descubre que, efectivamente, acaba de sufrir su primera regla.
Estas películas son algunos ejemplos de la carga simbólica que se ha dado a la regla en el cine de terror: la primera regla avisa de la llegada del mal, que puede aparecer en una u otra forma. De momento, ¡esperemos que la vida no imite al arte en esto!