No todo en esta vida es el clásico mete-saca y para muchos el uso de la boca y de la mano también están muy vistos. Innovar y aportar variedad entre las sábanas con distintas técnicas sexuales es una muy buena forma de no caer en la rutina amatoria y de descubrir nuestro cuerpo y el de nuestra pareja al mismo tiempo.
En el caso de la mujer, los ejercicios de Kegel son una buena forma de ejercitar los músculos pélvicos, y también puede utilizarse durante la penetración para aportar nuevas sensaciones en el pene. Más allá de este clásico para fortalecer el suelo vaginal, existen multitud de técnicas sexuales de lo más peculiar, algunas de ellas milenarias, que para muchos occidentales son todo un misterio. En esta ocasión nos referiremos a algunas prácticas destinadas a aumentar el placer masculino, aunque próximamente satisfaremos también a las mujeres.
Es el caso del llamado carrete filipino. Originaria de los burdeles de este país del sudeste asiático, esta técnica consiste en atar un hilo a la base del pene ya erecto para ‘estrangularlo’ y, de esta forma, conseguir relaciones sexuales más duraderas y con un clímax mucho más intenso gracias a la mayor acumulación de sangre.
La pinza birmana es otra de estas técnicas poco convencionales en la cama. En este caso, la vagina se utiliza para amasar el pene, tal y como si de una mano se tratase. La complejidad de esta práctica hace que las prostitutas que la dominan tengan unos precios muy elevados. Además de necesitar un gran entrenamiento previo en los músculos vaginales, las mujeres que verdaderamente saben realizarla están atentas al momento en que se acerca la eyaculación del hombre -esta técnica produce tanto placer que no suele tardar- para pinzar con los dedos la base del pene y retardar el momento del orgasmo.
Ya en Europa se encuentra la práctica del cangrejo ruso, otra experiencia por la que se debe pagar una gran suma de dinero en los burdeles moscovitas. Aunque a priori pueda parecer lo menos placentero del mundo, esta técnica comienza con un golpe seco e indoloro en la zona de las costillas, en un punto exacto que debe conocerse a la perfección. Este impacto provoca que el ano se contraiga y, por ende, que el placer que recibe el pene que se encuentra introducido en su interior se multiplique. Debido a esta forma de ejecución, generalmente se practica con dos prostitutas y un hombre, aunque, desde luego, es una técnica que permite muchas combinaciones distintas.
Podría parecer que estas técnicas únicamente están al alcance de profesionales del sexo, pero todo se puede conseguir si se ponen el empeño y las medidas de seguridad necesarias para que el resultado del encuentro sea solo placentero. Además, en este caso, practicar hasta conseguirlo será todo un gustazo.
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